5 palabras clave para educar a nuestros hijos
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Educar a un niño no es fácil. Los padres no disponemos de ese manual perfecto que nos permita criar a una persona para que se convierta, el día de mañana, en un adulto feliz.
Parte de esa educación proviene de una buena comunicación. Hay palabras clave para educar a los hijos con amor e inteligencia emocional.
A veces tememos cometer errores, e incluso no cumplir las expectativas que tenemos marcadas. Sobre todo, nos da miedo no saber responder a cada una de las necesidades que los niños van a tener a lo largo de su vida.
No obstante, hay algo que debes tener claro: no se trata de ser ‘la madre perfecta’. Tiene que ver, simplemente, con ser una buena madre, una guía, un apoyo.
No debemos obsesionarnos con solucionar cada problema que nuestros niños puedan tener.
A veces, es mejor poner medios y estrategias para que ellos mismos logren dar con la solución adecuada. Ahí es cuando las palabras son claves para educar. Aquí te orientamos en cuáles son las más adecuadas, esas que todo niño desea escuchar.
Palabras clave para educar a los niños
1. Confía
Poner la confianza en los hijos es una base esencial para que crezcan con seguridad y autonomía.
Los riesgos de la sobreprotección son muy marcados; es un patrón educativo que impide que los niños tengan oportunidades propias de aprendizaje. La frase “yo confío en ti” los obliga desde muy temprano a ser responsables, a que entiendan que tienen nuestro apoyo incondicional para dar sus primeros pasos con seguridad y decisión.
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2. Siente
“Experimenta lo que ese niño puede pensar cuando lo insultas”; “Observa lo que ocurre cuando tratas mal a alguien”; “Percibe tu felicidad cuando logras conseguir algo por ti mismo”; “Siente tu bienestar cuando abrazas a tus abuelos o les dices que les quieres”. Cultivar la empatía es algo muy importante, tal y como afirma este estudio realizado por la Universidad de Navarra.
La vida no es únicamente pensar en lo que queremos o lo que no tenemos.
No se trata solo de acumular cosas, sino de sentirnos bien con lo que conseguimos cada día, disfrutar de los amigos, de la familia, de las mascotas.
Los niños deben aprender desde muy temprano la importancia de sentir su vida al máximo, con felicidad e integridad.
3. Comprende
Es fundamental entender a los demás y saber ponerse en su lugar en determinadas circunstancias.
Es vital que el conocimiento intelectual se equilibre con el emocional; no se trata de entender únicamente los conceptos educativos, saber multiplicar, saber comprender las ideas de un texto, para la vida necesitamos muchas otras nociones.
Debemos conseguir que los niños entiendan también el complejo mundo de las emociones, que las respeten y que sepan expresarse adecuadamente, hablando de lo que sienten, de lo que les preocupa y de lo que necesitan.
4. Comparte
Una de las tareas de los padres es enseñar a compartir la felicidad, a establecer relaciones positivas con quienes rodean al niño, compartiendo lo que tiene y dejando que los demás también aporten.
Si inculcamos en nuestros niños este pilar esencial, evitaremos educar niños egoístas que solo piensan en ellos mismos y que anteponen sus propias necesidades a todo lo demás.
Si aprenden a compartir, los infantes dispondrán de relaciones sociales más íntimas y seguras. Como consecuencia, tendrán buenos amigos y, el día de mañana, construirán relaciones afectivas más saludables.
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5. Ama
Para educar a tus hijos en la felicidad, debes conseguir no solo que amen a quienes los rodean y cuidan, sino que, también es vital que aprendan a quererse a ellos mismos.
La autoestima es muy importante para crecer con seguridad y madurez.
Amarse a uno mismo y ser capaz de demostrar amor a los demás es, sin lugar a dudas, una base para desarrollar en los niños la inteligencia emocional.
No dudes en inculcar estas palabras cada día a tus niños.
El amor, la confianza, el saber compartir y entender son puentes en ese crecimiento para que, el día de mañana sean adultos felices.
Como conclusión, educar a los niños es una aventura diaria que debe emprenderse con paciencia, dedicación y amor.
Lo más importante es que los niños sepan en todo momento que los queremos y que los vamos a apoyar en todo lo que hagan.
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