¿A qué edad es recomendable dejar entrar al bebé a una piscina?
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
La edad recomendable para dejar entrar al bebé a una piscina va de la mano con el ciclo de vacunación. Podrás llevarlo una vez inmunizado, lo que es igual a los cuatro meses, dependiendo del calendario que rija en tu país. A esta edad ya tiene una protección y el desarrollo motor se potenciará en el agua, pues los reflejos natatorios aún no han desaparecido.
El bebé se mueve mejor en un medio acuático que en uno terrestre y las razones están en los reflejos que posee. Estuvo nueve meses en el líquido amniótico y, en realidad, viene preparado para nadar. Esto ha sido descubierto y desarrollado por la matronatación como un plan de estímulo integral para los bebés y los padres.
A pesar de estos estudios, hay quienes prefieren mantener una posición más conservadora y esperar a que el bebé haya cumplido el primer semestre de vida y evitar, así, exponerlo a tan pronta edad al cloro, al sol y a temperaturas que puedan derivar en sus primeros resfriados.
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¿Qué riesgos pueden tener las piscinas para los bebés?
El principal riesgo es también el más fácil de evitar por los padres. Se presenta como accidente y es más frecuente de lo que creemos. Se trata del ahogamiento por inmersión; por eso, cuando tienes un bebé en la piscina, debes redoblar la vigilancia. Estáte alerta y recuerda que el bebé siempre debe estar al alcance de tu mano.
Además, debes tener cerca la toalla, los juguetes o cualquier otro implemento que consideres necesario. No está de más ir a la piscina acompañado de alguien que te pueda asistir o relevar si se presenta un evento que amerite estar a solas.
Bajas temperaturas
La temperatura es un elemento que debes atender al llevar al bebé a la piscina, ya que tiene la piel muy sensible y cualquiera de los dos extremos resultaría inconveniente. En el caso de los prematuros, a algunos les cuesta aún regularla.
Considerando la corta edad en que puede entrar el bebé a la piscina, la temperatura no debería ser inferior a 30 °C, incluso hay piscinas climatizadas que rondan los 32 °C. Aunque la normativa que regula las condiciones higiénico-sanitarias de piscinas de uso colectivo en Madrid, por citar un ejemplo, considera de manera general que la temperatura debe estar entre los 24 y 28 °C.
Químicos
Todas las piscinas requieren un mantenimiento estricto para cumplir con los estándares sanitarios que las hace óptimas. Esto implica hacer uso de químicos como el cloro u otros agentes especializados que evitarán la proliferación de bacterias.
Al tratarse de piscinas para bebés, éstas tienden a usar una cloración natural distinta al cloro sintético para cuidar la salud de los pequeños. La exposición de los bebés a estos productos está en discusión y no se descartan afecciones respiratorias como el asma. Igual será importante que evites que el bebé trague agua o, de hacerlo, que sea la menor cantidad posible.
Posibilidad de infección
Cumplir con todos los protocolos de limpieza para mantener una higiene adecuada en la piscina no la exime de riesgos. Por muy limpia que pueda estar, al ser un lugar de concurrencia comunitaria, queda expuesta a contaminantes imperceptibles a simple vista.
Entre ellos las partículas de excremento que pueden liberar los usuarios, siendo más común en el caso de los bebés o niños pequeños. Pese a que existen bañadores especiales para contener las heces, estos no son 100 % a prueba de agua, y las minúsculas partículas pueden dar origen a enfermedades. Entre las más comunes se encuentran las siguientes:
- Diarrea u otros trastornos gastrointestinales.
- Infecciones de oído que pueden derivar en los casos más serios en complicaciones como perforación de tímpano o problemas de audición.
- Afecciones respiratorias.
- Infecciones oculares.
- Enfermedades dermatológicas
Sin embargo, estudios demuestran que no hay una relación significativa entre estas infecciones y que el niño haya iniciado la actividad acuática antes del año.
Exposición solar
Lo apropiado es que el bebé no se exponga directamente a los rayos de sol. Deberás, entonces, cubrir el área en la que se encuentra con un parasol y vestirlo de camiseta y gorro. En cualquier caso, el baño no puede ir más allá de los 10 minutos para que no se canse y velar por el cuidado de su piel.
¿A qué edad se recomiendan las clases de natación?
Las clases de natación se aconsejan a partir de los cuatro años. No obstante, en el caso de los bebés las actividades acuáticas se sugieren entre los cuatro y los seis meses de edad o, como se ha dicho, cuando hayan culminado el primer ciclo de inmunización.
Eso se lleva a cabo así para aprovechar y estimular el desarrollo de sus habilidades motoras y los reflejos innatos, como el que le permite cerrar la glotis y sumergirse por periodos breves en el agua.
¿Cómo preparar a los bebés para la piscina?
Para que el bebé disfrute al máximo se requiere que no tenga hambre, entrar a la piscina temprano, antes de comer o en la tarde después de la siesta. Por otro lado, aunque la edad recomendada para dejar entrar al bebé a una piscina es a partir de los cuatro meses, solo si tiene más de seis podrás untarle un protector solar apto para su piel.
Lo ideal es elegir un buen momento; que la piscina esté tranquila y no haya niños cerca correteando y salpicando agua. Después de salir, y tras la ducha que retira los restos del agua clorada, aplica una crema hidratante al bebé.
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Equipos de natación para el bebé
Lo más idóneo al llevar al bebé a la piscina es la tabla de corcho con una base amplia y un agujero que se ajuste a él. Ella le permite mantener la posición horizontal y puede moverse y desplazarse cada vez con más confianza.
Otro equipo es el churro, con el que adquiere equilibrio y flotación, pero no ofrece las ventajas en seguridad y manejo de la tabla. Finalmente, una pequeña piscina inflable logra que esté en contacto con el agua y garantiza niveles de atención mucho mayores.
Beneficios de la natación para el bebé
La natación estimula todo el aparato locomotor del bebé. Estudios revelan que al iniciar temprano la natación, más rápido gatean, se mueven y se relacionan con otros niños.
El aparato respiratorio y el corazón también se benefician. Y, acaso lo esencial, es que crece el vínculo afectivo con los padres que lo sujetan, le cantan y le protegen. Así, la relación que apenas comienza se fortalece y colma de plenitud el tiempo del cuidado.
Consejos y recomendaciones
Las piscinas de aguas saladas son una opción para los bebés porque la concentración química es menor. Pero no están exentas de productos que puedan causar alergias o irritaciones respiratorias.
No estaría de más consultarle al pediatra del bebé sobre tus intenciones de llevarlo a nadar, así aportará su criterio sobre la edad recomendable para dejar entrar al bebé a una piscina y te dará algunas sugerencias para que sea una experiencia segura y gratificante para todos.
El bebé en la piscina, consejos finales
De ser posible, elegir piscinas no muy concurridas y especialmente aclimatadas para bebés y niños. Así, se minimiza la posibilidad de que hayan fluidos como sudor u orina que al contacto con el cloro puedan generar complicaciones innecesarias.
Con todo, para ir más seguro, lleva al bebé a la piscina solo después de haber cumplido el ciclo de vacunación. Y desde el primer momento, siempre que esté en contacto con el agua, no lo descuides un minuto. El riesgo de inmersión es muy alto, de modo que la sabiduría indica que deberías desconectarte del mundo para brindarle una interacción plena y única.
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