¿Qué es la amebiasis y cómo se puede tratar?

La amebiasis es una enfermedad infecciosa que se cobra 100 000 vidas al año. Se puede tratar de forma muy sencilla si se tiene disponibilidad de los fármacos necesarios.
¿Qué es la amebiasis y cómo se puede tratar?
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 06 julio, 2023

La amebiasis es una infección intestinal provocada por el protozoo Entamoeba histolytica, aunque también pueden causarla Entamoeba dispar y Entamoeba moshkovskii. Estos microorganismos provocan 50 millones de cuadros gastrointestinales al año y son causantes de 100 000 muertes anuales, sobre todo en climas cálidos y tropicales.

La amebiasis es la tercera causa de muerte por enfermedades parasitarias en todo el mundo, solo superada por la malaria y la esquistosomiasis. De todas formas, cabe destacar que solo 1 de cada 10 personas infectadas terminan desarrollando síntomas, desde diarreas leves hasta heces sanguinolentas, deshidratación y anemia.

Si la infección con Entamoeba prolifera y no se trata, los protozoos pueden ingresar en el torrente sanguíneo y viajar a otros órganos, como el hígado, lo que provoca un absceso hepático amebiano. Si quieres conocerlo todo sobre esta enfermedad tan extendida como polifacética, sigue leyendo.

¿Qué es la amebiasis?

Como hemos dicho, la amebiasis es una infección parasítica enteral muy común, pues se estima que en regiones cálidas, húmedas y empobrecidas hasta el 50 % de la población está contagiada. Por otro lado, en las zonas industrializadas de clima templado se calcula una prevalencia muy baja, del 1 al 2 % de la población.

Según la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior en los países de bajo ingreso la tasa de infección se correlaciona con el pobre nivel de saneamiento de las aguas. Casi todos los contagios se producen por un vía fecal-oral, cuando el paciente entra en contacto con aguas residuales contaminadas.

Por otro lado, cabe destacar que todas las especies protozoarias implicadas en este cuadro clínico son idénticas a nivel morfológico. Lo único que distingue al agente causal Entamoeba histolytica de E. dispar y E. moshkovskii es que la primera muestra eritrofagocitosis, es decir, que se puede observar al microscopio cómo ha ingerido glóbulos rojos.

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Ciclo vital del parásito y causas del contagio

Para entender la vía de transmisión del protozoo patógeno debemos conocer su ciclo vital. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) nos muestran el recorrido de Entamoeba por el organismo humano.

Estas son las fases más destacables del proceso:

  1. Un ser humano infectado excreta quistes con sus heces. Estas son las formas de resistencia que permanecen en el ambiente inactivas hasta que entran en contacto con otro hospedador diferente.
  2. Cuando el nuevo hospedador ingiere un quiste (sobre todo con el agua contaminada), se produce la exquistación en el intestino delgado. Aquí se liberan los trofozoítos, formas móviles y activas que viajan hasta el intestino grueso.
  3. En este punto, los trofozoítos pueden permanecer en el lumen intestinal (hospedador asintomático), invadir la mucosa (enfermedad intestinal) o ingresar en el torrente sanguíneo y llegar a otros órganos (enfermedad extraintestinal).
  4.  Durante todo el tiempo que dure la enfermedad, el hospedador excretará quistes en las heces sólidas y trofozoítos activos en la diarrea acuosa. Aun así, la única variante infectiva son los quistes, que pueden sobrevivir por días o semanas fuera del hospedador.

Así pues, los quistes suelen ingresar en el organismo humano a través del agua contaminada. De todas formas, tampoco se descarta el contagio durante el acto sexual (si el ano está involucrado). Si se fertilizan los cultivos con desechos humanos, las probabilidades de que aparezca un brote epidemiológico se multiplican.

Entamoeba hystolitica causa amebiasis.
El parásito adquiere una forma quística que le permite sobrevivir por largos períodos en el ambiente, favoreciendo su propagación.

Tipos de amebiasis

Como hemos dicho, el 90 % de los pacientes no desarrollan síntomas, ya que los trofozoítos amebianos permanecen en el lumen del intestino grueso y no generan mayores daños. En el escenario en el que sí se produzcan signos (1 de cada 10 infectados), se pueden diferenciar 5 variantes:

  • Amebiasis intestinal crónica: de instauración lenta, pero larga permanencia, se caracteriza por durar varios años, desembocando en la muerte si no se trata. Se alternan cuadros de estreñimiento con episodios diarreicos, meteorismo y dolor abdominal.
  • Amebiasis intestinal aguda: es la que presenta una sintomatología más grave, con duración de unas semanas a varios meses. Se caracteriza por una diarrea aguda muy evidente, sola o con mocos y sangre. Si no se trata de forma rápida el paciente está en riesgo de deshidratación.
  • Colon amebiano tóxico: una complicación grave. Las amebas perforan el colon y se produce un cuadro de peritonitis severa, con fiebre, palidez, decaimiento y hemorragias dentro de la mucosa del colon.
  • Amebiasis diseminada: las amebas se extienden desde el intestino a otros órganos. El que más se suele ver afectado es el hígado, pues los protozoos generan abscesos en él.
  • Ameboma intestinal: es una reacción granulomatosa y proliferativa en la que se forma un pseudotumor. Tal y como indican en Medigraphic, esta entidad de rara presentación ocurre en personas que no han sido tratadas y que presentan infecciones bacterianas secundarias a la amebiasis.

Principales síntomas de la amebiasis

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos el síntoma más común es la diarrea. Este cuadro se presenta cuando el paciente realiza de 3 a 8 deposiciones a lo largo del día (semiformadas o totalmente líquidas), que pueden ir solas o acompañadas de moco y sangre. También hay cólicos abdominales y gases (meteorismo).

A lo largo de los días el paciente puede perder peso, mostrar signos de deshidratación, demacración y anemia. Estos signos clínicos son comunes de la variante crónica de la enfermedad, cuya sintomatología persiste por años si no se trata.

Posibles complicaciones

Debido a que la diarrea está compuesta por agua, es común que el paciente presente signos de deshidratación ante un cuadro prolongado en el tiempo, tal y como indica el Manual MSD. Este estado se define como la pérdida de agua corporal mayor al 3 % del peso total del paciente.

El peor escenario posible es el de la afectación sistémica por los protozoos patógenos. Si las amebas llegan al hígado, la piel, el cerebro o los pulmones, el pronóstico se vuelve fatal. La desnutrición y las patologías previas aumentan la susceptibilidad a estos cuadros graves.

Diagnóstico de la amebiasis

El diagnóstico es fácil y directo: se toman muestras de las heces del paciente y se analizan al microscopio. Las deposiciones sólidas contienen quistes, mientras que las líquidas albergan trofozoítos. De todas formas, más allá de la observación directa, suelen ser necesario métodos de secuenciación genética (PCR) que busquen el genoma de la ameba.

La amplificación del ADN amebiano en las heces es el diagnóstico definitivo. Aún no se sabe si E. dispar provoca la enfermedad o no, pero es morfológicamente idéntica a E. histolytica. Por ello, se hace necesario acudir a técnicas laboratoriales que permitan distinguir ambos organismos.

Microscopía directa para diagnosticar amebiasis.
El examen directo de las heces permite identificar con el microscopio la presencia del parásito.

Tratamiento

El tratamiento de elección es un amebicida de ingesta oral durante 7 a 10 días, especialmente el metronidazol. Este fármaco inhibe la síntesis de los ácidos nucleicos de los protozoos, lo que corta de raíz el mecanismo infeccioso.

Se dosifica en 500 miligramos cada 8 horas. Si no se pueden ingerir de forma oral (por vómitos), deben aplicarse de forma intravenosa.

Prevención de la amebiasis

Por desgracia, evitar una amebiasis en un país con bajo saneamiento es prácticamente imposible. Los quistes pueden sobrevivir en el medio durante meses. Lo único que se puede hacer es consumir agua embotellada en las regiones donde es endémica.

Por otro lado, cabe destacar que este cuadro tiene un tratamiento muy sencillo, siempre y cuando estén a mano los fármacos citados. Sin duda, esta patología es un problema sanitario global ligado al estatus socioeconómico.


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