¿Cómo saber si tengo anemia?

El cansancio, los mareos y la palidez pueden ser indicativos de anemia, pero para saber si padeces la enfermedad, necesitas un laboratorio. Los niveles de hemoglobina son la clave para el diagnóstico.
¿Cómo saber si tengo anemia?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Leonardo Biolatto

Última actualización: 13 marzo, 2024

Para saber si tienes o no anemia hay que realizar un análisis de sangre. No hay otra manera de certificar el diagnóstico en la actualidad.

De todas maneras, eso suele iniciar con una consulta médica porque detectamos síntomas sugestivos de la enfermedad. Aunque no es raro que aparezca como un hallazgo bioquímico en un examen de laboratorio que se solicitó de rutina o por otra causa.

Para clarificar el camino que siguen los pacientes ante la sospecha de anemia, veremos primero qué es esta condición y cuáles son sus síntomas más habituales. Luego, analizaremos qué parámetros del laboratorio usa el médico para diagnosticarla.

¿Qué es la anemia?

De acuerdo con un comentario publicado en The Lancet Hematology, la anemia se define de dos maneras diferentes:

  1. En la situación en la que los glóbulos rojos circulantes no son suficientes para transportar el oxígeno que demanda el organismo para sus funciones;
  2. Cuando la concentración de hemoglobina es inferior a los valores establecidos como normales para determinada población.

Los glóbulos rojos son las células de la sangre que transportan dentro de sí a la proteína hemoglobina. El oxígeno se une a dicha proteína para alcanzar los diferentes tejidos del cuerpo. La hemoglobina es una molécula con mucha afinidad por el hierro y que lo necesita para su conformación.

Los hematíes, como también se llaman los glóbulos rojos, tienen una vida media que ronda los 3 a 4 meses. Por dicha razón, se recambian cada 90 días, aproximadamente.

¿Cuáles son sus causas?

Hay varias razones que contribuyen al desarrollo de los distintos tipos de anemia. Algunas de las más comunes son las siguientes:

  • Deficiencia de hierro: es la causa más frecuente en niños. Aparece por una dieta pobre en el mineral, por pérdidas abundantes de sangre o por problemas de absorción intestinal.
  • Carencia de vitamina B12 o ácido fólico: ambas vitaminas son esenciales para la producción adecuada de glóbulos rojos.
  • Hemorragias: por una lesión, tras una cirugía o mediante sangrados internos en el aparato digestivo, por ejemplo, se pueden perder muchos glóbulos rojos.
  • Enfermedades crónicas: la insuficiencia renal, la artritis reumatoide, los cánceres y el VIH, por ejemplo.
  • Trastornos genéticos: la talasemia y la anemia falciforme derivan de alteraciones en genes específicos.

Muchas veces, para saber si tienes anemia, primero el médico indaga sobre los antecedentes. Una persona con insuficiencia renal será más probable que padezca la condición, así como aquella que tiene familiares con talasemia.

¿Cuándo se considera anemia?

Si bien luego vamos a profundizar en los análisis de sangre que se solicitan para saber si tienes anemia, es importante que ya dejemos en claro los parámetros de normalidad que se usan. De acuerdo con lo expresado por la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP), la hemoglobina es el dato central y su concentración clasifica a las anemias así:

  • Normal: más de 13 gramos por decilitro (g/dL) en los hombres y más de 12 g/dL en las mujeres.
  • Leve: varones que tienen menos de 13 g/dL, pero más de 11 g/dL y mujeres entre 11 y 12 g/dL.
  • Moderada: entre 8 y 11 g/dL de hemoglobina en cualquier sexo.
  • Grave: cualquier persona con menos de 8 g/dL.


¿Cuáles son los síntomas para saber si tengo anemia?

Se calcula que 1,6 billones de personas en el mundo tienen anemia. Y la situación cobra especial importancia en situaciones particulares, como el embarazo, el posparto, la infancia o en los adultos mayores.

Más allá del descubrimiento ocasional de una hemoglobina baja en un laboratorio, a veces la sospecha comienza con los signos y síntomas que molestan a una persona. Pero esto puede ser muy variable. Las manifestaciones cambian entre cada paciente y los mecanismos de adaptación progresivos del cuerpo pueden hacer que alguien con menos de 8 g/dL no muestre más que un leve cansancio.

De manera general, podemos hablar de tres tipos de síntomas: los que aparecen casi siempre y que son bastante inespecíficos, los que denotan una anemia grave y los característicos de algunas causas. Puedes sospechar que padeces la enfermedad, y deberías consultar, si detectas cualquiera de los que nombraremos a continuación.

Síntomas generales e inespecíficos

Los signos que podrían hacerte sospechar de anemia son los siguientes:

  • Fatiga: por la falta de oxígeno en los tejidos. Hay una sensación de cansancio y debilidad. De todos modos, también hay personas con deficiencia de hierro, pero sin anemia, que padecen el síntoma por mecanismos similares.
  • Palidez: la piel y las membranas mucosas pueden volverse más pálidas por la menor circulación de glóbulos rojos.
  • Mareos o desvanecimientos: la disminución del suministro de oxígeno al cerebro puede causar sensación de desmayo. Esto también se relaciona con la fatiga y el cansancio que se acumula.
  • Falta de concentración: también por la disminución del aporte de oxígeno al cerebro. En los niños, algunos investigadores asocian la combinación de anemia y déficit de hierro a la reducción de las funciones cognitivas.
  • Palpitaciones: en pos de mejorar la circulación, el cuerpo acelera los latidos, de modo que se bombee más sangre y más glóbulos rojos alcancen los tejidos periféricos.
  • Falta de aire: junto con las palpitaciones, este síntoma revela las adaptaciones corporales para combatir la anemia. Se hace más evidente durante la actividad física.

Síntomas de anemia severa

Si la condición no se detecta a tiempo o empeora por baja respuesta al tratamiento, aparecerán otros signos que serán más evidentes y se sumarán a los que mencionamos antes, como los siguientes:

  • Dificultad para respirar en reposo: la falta de aire ya no se manifestará solo cuando hagamos un ejercicio o subamos escaleras, sino durmiendo o sentados.
  • Uñas quebradizas: aunque parece un síntoma banal, denota una pérdida considerable de glóbulos rojos cuando está en el contexto de la anemia.
  • Dolor torácico: esto podría revelar que el músculo cardíaco no recibe la cantidad adecuada de oxígeno, con el consiguiente riesgo de un infarto de miocardio.
  • Úlceras en la boca: la falta de nutrientes en el tejido de la lengua, las encías y la mucosa de las mejillas detonará ulceraciones.
  • Sangrado menstrual anormal: en las mujeres podrían presentarse metrorragias profusas, con un aumento de la pérdida de sangre cada mes y empeoramiento de los niveles de hemoglobina.
  • Pérdida del deseo sexual en los hombres: la falta de libido por anemia es un signo de gravedad, pues implica una llegada pobre de oxígeno a las extremidades; entre ellas, el miembro viril.

Síntomas de algunos tipos de anemia

Los distintos tipos de anemia suelen compartir los síntomas que ya mencionamos y que son indicativos para saber que tienes esta condición. Pero además, variantes específicas de la condición tienen signos que son propios.

Por ejemplo, en la anemia ferropénica podría aparecer pica. Se trata de un comportamiento asociado a la carencia de hierro que consiste en ingerir sustancias que no son comestibles. Entre ellas, la tierra.

Cuando hay carencia de vitamina B12, además de glóbulos rojos agrandados, hay neuropatía. Ello podría expresarse con hormigueos en las manos y los pies.

La anemia hemolítica, que se define como la destrucción prematura de los hematíes antes de que cumplan sus 90 días, tiene varios síntomas asociados. Es posible que haya ictericia y orina más oscura.



¿Cómo es el análisis de sangre para saber si tengo anemia?

Una vez sospechada la anemia por los síntomas, tienes que hacer una consulta médica. El profesional de la salud te solicitará una serie de análisis de laboratorio sanguíneos para confirmar y clasificar la enfermedad.

Como refiere una publicación de International Journal of Laboratory Hematology, los parámetros tradicionales para el diagnóstico de las anemias han cambiado con el tiempo. De todas maneras, en principio, los dos indispensables son el recuento de glóbulos rojos y la hemoglobina.

Sobre la hemoglobina ya hemos aclarado al principio sus valores normales. Tendrá que ser superior a 13 g/dL en varones y más de 12 g/dL en mujeres. Para los glóbulos rojos, según Medline Plus, los mínimos son los siguientes:

  • Hombres: 4,7 millones de hematíes por microlitro.
  • Mujeres: 4,2 millones de hematíes por microlitro.

Otros valores útiles

En caso de confirmarse la anemia, otros valores del laboratorio ayudarán al médico a clasificarla. Esto es, determinar qué tipo de condición se tiene y cuál sería la causa más probable. Para ello, son útiles los siguientes parámetros:

  • Hematocrito: este valor indica la proporción de volumen que ocupan los glóbulos rojos en la sangre total. Los hombres deberían tener más de 40,7 % y las mujeres más de 36,1 %.
  • Volumen corpuscular medio o VCM: mide el tamaño promedio de los glóbulos rojos que circulan en la sangre. De este modo, se puede saber si hay anemia microcítica (con hematíes pequeños, como en la ferropénica) o macrocítica (con hematíes grandes, como en la deficiencia de vitamina B12).
  • Concentración de hemoglobina corpuscular media o CHCM: es la concentración promedio de hemoglobina en un solo glóbulo rojo. Un valor elevado orienta hacia una anemia hemolítica.
  • Índice de distribución de glóbulos rojos o RDW: evalúa la variabilidad en el tamaño de los glóbulos rojos. No es específico de un tipo de anemia, pero un resultado anormal eleva la sospechas sobre formas más severas.
  • Ferremia: casi siempre se solicita la medición de la concentración de hierro en la sangre. Aproximadamente, es normal entre 60 y 170 microgramos por decilitro. Valores más bajos orientan hacia la anemia ferropénica.
  • Recuento de reticulocitos: los reticulocitos son glóbulos rojos inmaduros liberados por la médula ósea a la sangre. El recuento es una medida que evalúa la capacidad de la médula ósea para producir nuevos hematíes. Un valor elevado puede indicar anemia por hemólisis o pérdidas sanguíneas abruptas. Al contrario, valores bajos revelan anemia aplásica. Para ser más específicos, algunos laboratorios clasifican a los reticulocitos en inmaduros y maduros.

Entonces, ¿puedo saber si tengo anemia?

La respuesta es que sí puedes saber si tienes anemia, pero no lo lograrás con magia ni adivinando. Para el diagnóstico es preciso medir la hemoglobina sanguínea y eso se hace en un laboratorio.

Si experimentas síntomas que podrían estar relacionados con la anemia, como fatiga, palidez, dificultad para respirar o mareos, es importante que consultes. El médico podrá evaluar tus síntomas, realizar un examen físico y, si es necesario, solicitar pruebas de laboratorio.

No intentes autodiagnosticarte basándote en los síntomas. Podrías retrasar un tratamiento oportuno y la buena noticia es que la anemia se puede tratar en casi todas sus formas. Desde una dieta de alimentos ricos en hierro hasta el uso de remedios naturales aprobados, pasando por los suplementos, un médico te dará las pautas para solucionar tu problema.


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