Anatomía del hígado
Revisado y aprobado por el médico Gilberto Adaulfo Sánchez Abreu
El hígado es una glándula anexa al sistema digestivo que está presente en todos los vertebrados. Muchos le llaman el “laboratorio del cuerpo” porque realiza procesos muy complejos para purificar la sangre.
Es uno de los órganos que interviene en la digestión, especialmente en la de las grasas mediante la bilis. Además, cuenta con otras muchas funciones, entre ellas la síntesis de proteínas plasmáticas, almacenamiento de vitaminas y glucógeno y función desintoxicante.
¿Quieres saber más acerca de este órgano? ¡Sigue leyendo todo lo que vamos a comentarte!
La curiosa historia de la palabra “hígado”
Como indica el Diccionario Médico de la Universidad de Salamanca, el término “hígado” tiene un origen curioso. Proviene del término latino ficatum, que a su vez se deriva de ficus, o sea, ‘higo’. Esta curiosa asociación de palabras se produjo porque los romanos engordaban a los gansos con higos. Esto hacía que se les inflamara el hígado a estos animales, lo cual algunos consideran que es una delicia gastronómica.
Pero no solo su nombre es interesante. La literatura científica revela datos tan llamativos como:
- El hígado está situado en la parte superior derecha de la cavidad abdominal.
- Tiene el aspecto de un cono de color marrón rojizo oscuro, debido a que está lleno de sangre.
- Es el órgano más voluminoso del cuerpo. Puede llegar a pesar unos 1400 gramos en una mujer adulta y 1800 en un adulto hombre. Esto quiere decir que representa el 2 % del peso corporal.
La ubicación y el aspecto del hígado
El hígado está situado debajo del diafragma, encima del duodeno (intestino delgado) y delante del estómago. Ocupa el hipocondrio derecho y una porción del epigastrio. Está muy cerca del corazón, pero se encuentra separado de este órgano por el diafragma. Tiene dos caras y un borde.
- Cara diafragmática. Está compuesta por la cara “anterosuperior”, o la ubicada en la parte de arriba y de adelante; y una zona “extraperitoneal”, en la parte posterior. Esta última está fuera del peritoneo, es decir, de la membrana que recubre la mayor parte de las vísceras. Esta cara se divide en derecha e izquierda, gracias al “ligamento falciforme”.
- Cara visceral. Comprende una cara inferior y una zona revestida de peritoneo, en la parte posterior. En esta cara hay tres surcos dispuestos en forma de “H”. Estos son: fosa de la vesícula biliar, fisura del ligamento redondo y portahepático. Los surcos, a su vez, permiten aislar cuatro lóbulos: derecho, cuadrado, izquierdo y caudado.
En el borde inferior se unen la cara diafragmática y la cara visceral. En la base del hígado está la vesícula biliar y el hilio hepático. Este último es la zona de entrada de la vena porta y la arteria hepática. Asimismo, es el punto de salida del conducto hepático.
La clasificación de Couinaud
Claude Couinaud hizo una clasificación según la cual el hígado se divide en ocho partes. Cada una de ellas es independiente. Estos segmentos se numeran de acuerdo al movimiento de las agujas del reloj y son los siguientes:
- En el lóbulo hepático derecho: allí están los segmentos VII y VIII en la parte superior y el VI y V en la parte inferior.
- El lóbulo hepático izquierdo contiene el segmento II (subdiafragmático), el IV (muy medial) y el III (debajo del II).
- En el lóbulo caudado está el segmento I, pero no es visible frontalmente.
A cada segmento le llega una ramificación de la arteria hepática. A su vez, de cada uno sale una ramificación de la vena hepática y también le llega una ramificación de la vena porta.
Los ligamentos del hígado
El hígado está casi completamente tapizado por el peritoneo visceral. Al mismo tiempo posee varias conexiones con el peritoneo parietal a través de varios tractos fibrosos, ligamentos:
- Falciforme.
- Coronario.
- Redondo del hígado.
- Gastrohepático.
- Ducto venoso.
- Hepatoduodenal.
Todos los ligamentos en su conjunto constituyen un medio de fijación. Esto quiere decir que le dan soporte al hígado, o sea, lo mantienen en su posición. También cumplen con la función de sustentar al órgano sobre las estructuras contiguas.
Los vasos y nervios del hígado
El hígado recibe sangre arterial a través de la arteria hepática. Esta sangre va al parénquima, o sea el tejido esencial y funcional del órgano. Por su parte, la sangre venosa, proveniente de las vísceras abdominales transita por la vena porta.
Entre el 70 % y el 75 % de la sangre no oxigenada que circula por el hígado es llevada por la porta. Sus afluentes son: la vena gástrica derecha, la izquierda, la pancreatoduodenal superior posterior, la prepilórica, las paraumbilicales y las provenientes de las vías biliares.
Un reducto de la sangre venosa es transportado por las venas retroperitoneales. Asimismo, durante la gestación, la sangre del feto corre a través de la vena umbilical, desde la placenta.
La sangre arterial y la venosa se mezclan en unos capilares llamados “sinusoides hepáticos”. Después la sangre mezclada abandona el órgano a través de las venas hepáticas, también conocidas como “suprahepáticas”, que desembocan en la cava inferior.
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