Así debes lavar los callos para comerlos sin problemas

¿No te animas a cocinar callos porque crees que siempre tendrán un olor desagradable? Con nuestra técnica obtendrás un producto seguro y listo para tus recetas.
Así debes lavar los callos para comerlos sin problemas
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 29 septiembre, 2023

Los callos o mondongo son una joya culinaria que han encontrado su lugar en mesas de todo el mundo, después de ser despreciados por mucho tiempo. Es un ingrediente que, si bien puede parecer un tanto peculiar, despliega un sabor único.

Sin embargo, para disfrutar de este manjar y asegurarnos de que esté listo para ser parte de nuestros platos favoritos, es crucial comprender la importancia de lavar los callos de forma correcta. En este artículo exploraremos en detalle por qué se necesita un lavado correcto y cómo debes llevar a cabo este proceso antes de cocinarlo.

Cuatro pasos para lavar bien los callos o mondongo

El arte de preparar mondongo comienza con un proceso esencial: su lavado adecuado. Sigue los siguientes pasos para asegurarte de que esta deliciosa carne quede limpia y segura de ingerir.

1. Selecciona la mejor pieza

Cuando se trata de escoger los callos adecuados para tu receta, hay que estar atentos a ciertas características que garantizarán un plato delicioso y sin complicaciones. Así que busca una pieza fresca, de color uniforme y libre de manchas.

La parte externa debe ser lisa (a diferencia de su superficie interna, que es rugosa), sin signos de decoloración o áreas amarillentas. Además, el olor de la carne del mondongo, que no es agradable, tampoco debe parecernos putrefacta. La mayoría de las carnicerías ofrecen callos que han sido tratados con un lavado y un blanqueo previos.

2. Preparación inicial

Antes de sumergirse en el proceso para lavar el mondongo de forma correcta, es importante eliminar el exceso de grasa y carne no deseada. Esto ayudará a garantizar que los callos adquieran la textura y el sabor deseados.

Para ello, toma un cuchillo afilado y retira con cuidado cualquier tejido adiposo que pueda rodear la pieza. El exceso de grasa no solo le da un sabor desagradable, sino también dificulta la limpieza adecuada. Asegúrate de trabajar con precisión para no quitar demasiada carne útil en el proceso.

3. Remojando el mondongo

El siguiente paso es sumergir el mondongo en un recipiente con agua. El remojo elimina cualquier resto de sangre, impurezas o exceso de sal que pueda quedar. También ayuda a ablandar los callos, lo que los hace más tiernos y fáciles de cocinar.

Para un remojo acorde, coloca la pieza en un recipiente suficientemente grande para que quepa en su totalidad. Luego, cúbrelo con agua fría y tapa con papel film. Llévalo a la nevera y asegúrate de que todo el proceso de remojo transcurra con refrigeración del producto.

Es importante cambiar el agua varias veces, al menos cada 2 horas, para asegurarte de eliminar todas las impurezas. En total, se recomienda remojar el mondongo durante un mínimo de 6 horas, aunque muchas personas optan por cumplir una noche completa.

4. Enjuague

El enjuague es un paso crítico y no debe pasarse por alto. Después de haber realizado la preparación inicial y el remojo, el mondongo habrá liberado muchas de las impurezas y el exceso de sal en el agua. Por lo tanto, es esencial enjuagarlo a fondo para eliminar estos residuos.

Tan solo colócalo bajo agua corriente fría y frota con suavidad la superficie con las manos o un cepillo de cocina. Continúa enjuagando hasta que el agua salga completamente clara, lo que indica que el mondongo está libre de impurezas y sal.



¿Cómo almacenar los callos?

Una vez que laves el mondongo como es debido, debes almacenarlo para mantenerlo fresco y seguro hasta que decidas cocinarlo. En concreto, las opciones que tienes son las siguientes:

  • Refrigerarlo: lo colocas en un recipiente hermético o en una bolsa con cierre hermético para evitar que absorba olores no deseados de otros alimentos en la nevera. Esto también ayuda a prevenir la contaminación cruzada. Si bien el producto puede mantenerse fresco en el refrigerador durante varios días, es mejor consumirlo dentro de las primeras 48 horas después de haberlo lavado.
  • Congelarlo: si no planeas usar el mondongo de inmediato, puedes congelarlo. Coloca las porciones en bolsas herméticas aptas para congelador y etiquétalas con la fecha para un seguimiento adecuado. Podrá durar unos tres meses allí sin perder calidad. Cuando lo descongeles, haz una planificación. Colócalo en el refrigerador durante la noche previa y evita que pierda su congelación a temperatura ambiente, ya que puede fomentar el crecimiento de bacterias.
Cualquiera sea el método, inspecciona de nuevo antes de cocinar. Si notas alguna anomalía, es mejor desecharlo.

La importancia de lavar bien los callos

Lavar el mondongo de forma correcta no es solo una cuestión de sabor y textura, sino también de seguridad alimentaria. Aquí hay algunas razones por las que este paso es crucial:

  • Reducción del riesgo de enfermedades: remojar y lavar los callos ayuda a reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos, como la salmonella.
  • Mejora el sabor y la textura: un buen lavado y remojo pueden mejorar la textura del mondongo, dejándolo más tierno y listo para absorber los olores de tus condimentos y salsas favoritas. Dependiendo de la receta, es posible que desees eliminar ciertos sabores asociados a los callos para potenciar otros. En este sentido, el lavado podría ser un paso más en una preparación
  • Eliminación de impurezas: durante el proceso de preparación y almacenamiento, el mondongo puede acumular tierra, residuos y otros contaminantes que deben ser eliminados para garantizar una comida limpia y segura.


Fomenta las buenas prácticas culinarias

Al seguir estas pautas de lavado y almacenamiento, puedes asegurarte de que el mondongo esté en buenas condiciones hasta que te dispongas a cocinarlo. No solo mejorarás el sabor de tus comidas, sino que fomentarás la seguridad para tus comensales.

Y como bien dijimos antes, el proceso comienza con la selección de una buena pieza. Compra en lugares de confianza y revisa el producto antes de llevarlo a tu hogar. Así, empezarás con el pie derecho.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.