¿Bailar puede retrasar los efectos de la enfermedad de Parkinson? Esto dice un estudio
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Bailar se ha convertido en una forma de terapia de movimiento para los pacientes con enfermedad de Parkinson. En particular, su práctica se asocia con efectos positivos sobre el bienestar mental y las habilidades motoras. Un reciente estudio divulgado a través de Brain Sciences confirma estos beneficios y sugiere su práctica como parte del tratamiento para las personas con esta condición.
La investigación, realizada por Joseph DeSouza y Karolina Bearss, de la Universidad de York (Canadá), determinó que los enfermos de párkinson que participaron en un entrenamiento de baile semanal tenían menos deterioro motor y mejoras en el habla, el equilibrio y la rigidez en comparación con aquellos que no hicieron ningún ejercicio de danza. ¿Quieres saber más al respecto? A continuación, todos los detalles.
Bailar ayuda a los pacientes con enfermedad de Parkinson
Bailar con música unas 4 horas a la semana puede contribuir al alivio de gran parte de los síntomas debilitantes de la enfermedad de Parkinson. Esa fue la conclusión de un reciente estudio hecho por Joseph DeSouza, profesor asociado al Departamento de Psicología de la Universidad de York (Canadá), y la candidata a doctorado Karolina Bearss.
Según los expertos, bailar contribuye a detener la progresión del deterioro motor y cognitivo que padecen las personas con esta enfermedad. De igual manera, tiene un impacto positivo contra otras manifestaciones clínicas asociadas al habla, el equilibrio, los temblores y la rigidez. Incluso, aporta beneficios a nivel emocional.
«La experiencia de actuar y estar en un ambiente de estudio con instructores de baile parece proporcionar beneficios para estas personas. En general, lo que sabemos es que la danza activa áreas del cerebro en quienes no tienen párkinson. Para quienes padecen la enfermedad, incluso cuando se trata de una deficiencia motora leve, el baile les hace sentirse mejor consigo mismos» – exponen los expertos.
Detalles del estudio
A través de esta investigación, los científicos pretendían crear una nueva estrategia de neurorrehabilitación a largo plazo con el fin de minimizar los síntomas del párkinson. Por lo tanto, durante tres años y medio observaron el impacto del aprendizaje y la práctica de danza con música en un pequeño grupo de pacientes con enfermedad de Parkinson (EP).
En concreto, 16 participantes con EP de leve a moderada (11 hombres y 5 mujeres), con una edad promedio de 69 años, fueron estudiados entre octubre de 2014 y noviembre de 2017. A su vez, se compararon con otro grupo de 16 pacientes con EP que no tomaron clases de baile.
Los pacientes del grupo de baile fueron emparejados por edad y de acuerdo a la gravedad de la enfermedad. Así, participaron en una clase de baile de 1,25 horas en la Escuela Nacional de Ballet de Canadá (NBS) y en las iglesias de Trinity St. Paul, como parte del programa Dance for Parkinson’s Canada.
Para ser más exactos, las clases se desarrollaron con música en vivo durante un calentamiento sentado, seguido de un trabajo en la barra y, por último, con movimientos por el suelo. A su vez, los investigadores hicieron registros a través de vídeos y realizaron cuestionarios y análisis estadísticos.
¿El resultado?
En las puntuaciones motoras, los pacientes bailarines tuvieron una tasa anual de cambio más lenta. Además, cuando se hizo la medición por día, mostraron menos deterioro motor en comparación con los no bailarines. Entre otras cosas, DeSouza destacó lo siguiente:
«La danza supone un entorno multisensorial que difiere del ejercicio ordinario. Incorpora y estimula los sentidos auditivo, táctil, visual y cinestésico, y agrega un aspecto social interactivo».
Así las cosas, más allá de disminuir los síntomas debilitantes de la enfermedad de Parkinson, bailar contribuye a la sensación de bienestar general. «Es casi como una terapia complementaria que les ayuda a afrontar lo que sea que estén afrontando» –dice DeSouza.
Hoy en día, gran parte de las intervenciones contra el párkinson abarcan tratamientos farmacológicos. Entre tanto, los ejercicios y las terpias adicionales para estimular el cerebro están en un segundo plano. Por ello, DeSouza espera que estos datos arrojen luz sobre alternativas para estos pacientes, aunque aún se requiere más investigación.
Otros estudios sobre el baile y la enfermedad de Parkinson
Aunque el estudio de los profesionales de la Universidad de York (Canadá), fue el primero en su tipo, otras investigaciones previas también hablaron de los beneficios del baile en la enfermedad de Parkinson. Por ejemplo, un estudio compartido en European Journal of Physical and Rehabilitation Medicine concluyó que la danza mejora el equilibrio y la función de la marcha, así como la calidad de vida de los pacientes con EP de leve a moderada.
Entre tanto, a través de Journal of Rehabilitation Medicine se informó que bailes, como el tango argentino y el ballroom dance, benefician el equilibrio y la coordinación en personas con esta enfermedad. Asimismo, una revisión en Neuroscience & Biobehavioral Reviews expone que la danza no solo tiene efectos a nivel sensoriomotor, sino también en lo cognitivo, lo psicológico y lo social.
¿Qué hay que recordar?
Si bien los estudios sobre el baile y la enfermedad de Parkinson siguen en curso, por ahora las evidencias arrojan resultados positivos sobre este tipo de terapias complementarias. Por supuesto, antes de iniciar su práctica, es necesario evaluar cada caso en particular de la mano del neurólogo y del fisioterapeuta. Así, se garantiza un entorno seguro para el paciente.
De igual manera, hay que considerar que estas terapias no reemplazan el tratamiento médico o farmacológico recetado. Es fundamental respetar todas las recomendaciones dadas por el profesional para evitar complicaciones.
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