Beber demasiada agua tampoco es bueno, conoce los riesgos


Revisado y aprobado por la médica Alejandra Ramirez Ovalle
Si el agua es indispensable para estar saludables, ¿significa que mientras más tomemos, mejor? En realidad, no. Aunque beber agua ayuda al cuerpo a cumplir sus funciones con normalidad, exceder su consumo podría causar molestias como dolor de cabeza persistente, náuseas o vómitos.
Puede parecer raro, pero existen casos de intoxicación por agua, tanto en deportistas de alto rendimiento como en personas sanas que, a veces por seguir consejos populares o adoptar tendencias de redes sociales, caen en malas prácticas. Entonces, ¿cuáles son las desventajas de beber mucha agua?, ¿cuánto deberías consumir al día?, y ¿cómo saber si estás tomando más de lo normal? Aquí te lo contamos.
¿Qué le pasa a mi cuerpo si bebo más agua de la que necesito?
Lo primero es que disminuyen los niveles de sodio en la sangre. ¿Qué quiere decir esto? Imagina que tus células son como globos con la cantidad justa de agua adentro. El sodio funciona como un vigilante que se encarga de que esos globos no se llenen demasiado ni se queden secos. Cuando bebes demasiada agua, este vigilante se debilita y, entonces, entra más agua de la que debe, haciendo que las células se hinchen o funcionen mal.
Este desequilibrio puede desencadenar una serie de síntomas, como:
- Náuseas y vómitos: porque el cuerpo intenta eliminar el exceso de líquido.
- Inflamación en manos, pies o labios: signo de que el organismo está acumulando más agua de la que necesita.
- Calambres musculares: como se pierde el equilibrio de los electrolitos en la sangre, los músculos no reciben bien las señales y pueden contraerse de forma involuntaria o doler.
- Dolor de cabeza persistente, confusión o desorientación: debido a que las células ubicadas en el cerebro están inflamadas y no funcionan con normalidad.
Ten en cuenta que no siempre van a estar presentes todos estos efectos, una persona puede experimentar uno o más síntomas que otra, según la condición de salud en la que se encuentre.
¿Cuál es el máximo de agua que se puede tomar al día?
No hay una cantidad universal. Muchos expertos coinciden en que una mujer debería consumir alrededor de 2.7 litros al día, y un hombre cerca de 3.7 litros diarios. Pero estas cifras son un promedio; la proporción de agua ideal depende de varios factores como la edad, el nivel de actividad física, la dieta, la temperatura y las condiciones médicas. Toma en cuenta lo siguiente:
- Los niños y adolescentes suelen requerir menos agua que los adultos. Los individuos mayores necesitan las mismas cantidades que una persona promedio, pero como sienten menos sed, hay que vigilar su hidratación diaria y procurar un consumo aproximado de entre 2 y 2.5 litros.
- Si practicas algún deporte, haces ejercicio o tiendes a sudar con frecuencia, es posible que requieras un poco más de líquido para reponer lo perdido.
- La dieta también puede influir, ya que muchas frutas —como sandía, piña, naranja— y verduras —como pepino, lechuga, tomate— proporcionan agua al cuerpo; en cambio, dietas ricas en proteínas o sal pueden aumentar la necesidad de agua.
- Si vives en climas cálidos, calurosos, húmedos o en zonas de gran altitud, es posible que tu cuerpo pierda más agua, por lo que debes aumentar su consumo para reponer lo perdido.
- Finalmente, algunas afecciones, como la fiebre, vómito, diarrea o infecciones urinarias, causan pérdida de líquidos en el cuerpo, por lo que aumentan la necesidad de consumir agua; mientras que otras, como la insuficiencia renal crónica o la insuficiencia cardíaca, pueden limitar su consumo.
En cualquier caso, siempre es necesario acudir con un profesional de la salud para evaluar cuál es la cantidad de agua que puedes o debes consumir de acuerdo con tus condiciones de salud y necesidades.
Señales de que estás bebiendo más agua de lo normal
A veces no es tan fácil darse cuenta de esto. Sin embargo, el cuerpo suele avisarte de que estás superando la cantidad de agua que necesitas con las siguientes señales:
- Orina muy clara, incolora o transparente en todo momento.
- Fatiga o cansancio, incluso cuando la persona ha dormido bien.
- Sensación constante de llenura o de tener el estómago con mucha agua.
- Ir al baño más de 10 veces al día, sin haber consumido mucha cafeína o diuréticos. La cafeína estimula los riñones y reduce la reabsorción de agua, sobre todo si la persona no está acostumbrada a tomarla. Los diuréticos ayudan al cuerpo a eliminar el exceso de agua y sal a través de la orina.
- Dolores de cabeza persistentes, que como señalamos son un efecto de la sobrehidratación, también actúan como una señal para identificar si hay más agua en el cuerpo de lo normal, sobre todo si se presentan sin explicación aparente o están acompañados de náuseas.
Ante cualquiera de estos síntomas, debes consultar al médico para confirmar si alguno corresponde a un caso de sobrehidratación. Recuerda que solo un experto puede determinar a qué corresponden las manifestaciones del cuerpo y darte recomendaciones médicas.
Ni más, ni menos: el equilibrio también se aplica al agua
Más que contar vasos o seguir reglas estrictas, lo más importante es aprender a tener una relación más consciente con tu cuerpo. La sed, el color de la orina, tu nivel de energía y cómo te sientes son señales mucho más valiosas que cualquier número genérico.
Hidratarse no es sinónimo de forzarse a tomar agua por obligación, sino entender que las necesidades varían según el clima, la actividad física, los alimentos que ingieres y tu condición física. Recuerda escuchar tu cuerpo y hacerte chequeos médicos regulares para conocer tu estado de salud y prevenir condiciones médicas.
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