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Por qué no debes bañarte con agua caliente en invierno

3 minutos
Aunque es relajante, una ducha con agua caliente puede dañar la barrera de tu piel y resecar tu cabello. Te explicamos cómo puedes ajustar tu rutina de baño para evitarlo.
Por qué no debes bañarte con agua caliente en invierno
Publicado: 28 noviembre, 2025 21:00

Pocas cosas son tan reconfortantes en un día frío de invierno como una ducha larga y humeante. Sin embargo, este momento placentero puede ser perjudicial para tu piel y cabello, contribuyendo a que se sequen e irriten.

El problema se agrava al hacerlo en invierno porque el aire frío del exterior y la calefacción de los interiores crean un ambiente más seco. Si a esto le sumas el efecto de una ducha muy caliente, creas una “tormenta perfecta” para la deshidratación. Proteger tu piel y cabello no significa pasar frío, sino hacer pequeños ajustes en tu rutina.

Cómo afecta el agua caliente a tu piel y cabello

En la piel, el agua muy caliente puede dañar la barrera cutánea. Las altas temperaturas ayudan a disolver los aceites que protegen la piel y, en consecuencia, podría perder su capacidad para retener la humedad, dejando una sensación de tirantez, sequedad, descamación y picor.

En el cabello, el calor ayuda a abrir la cutícula que recubre cada hebra, permitiendo que su humedad interna se escape. Esto se traduce en un pelo que puede sentirse áspero, con frizz, enredado con facilidad, propenso a la rotura y con un aspecto opaco.

Si vives en una zona con agua dura (con alta concentración de minerales), el problema se intensifica. El agua caliente hace que estos minerales se depositen más fácil sobre tu piel y cabello, y dificulta que los productos penetren bien. En definitiva, deja una sensación de sequedad.

Guía para una ducha de invierno inteligente

No necesitas ducharte con agua helada. Con estos cuatro ajustes, notarás una gran diferencia.

  • Usa un limpiador suave: evita los jabones agresivos que resecan aún más la piel. Elige un gel de ducha o un aceite limpiador con un pH neutro y sin sulfatos.
  • Acorta la duración de la ducha: cuanto más tiempo estés bajo el agua caliente, más notarás sus efectos en la piel. Intenta que tus duchas duren menos de 10 minutos.
  • Baja la temperatura: opta por agua tibia en lugar de agua hirviendo. Una buena referencia es ver el espejo; si se empaña por completo, es señal de que el agua está demasiado caliente.
  • Combate el agua dura: si sospechas que tienes agua dura, considera instalar un filtro de ducha para reducir los minerales. Otra opción es usar un champú clarificante o quelante una vez cada una o dos semanas para eliminar la acumulación de residuos en el cabello.
  • Hidrata al salir: este paso es crucial. Justo después de secarte de a toques suaves, y mientras la piel aún está un poco húmeda, aplica una buena capa de crema hidratante en el rostro y el cuerpo. Haz lo mismo con tu cabello, aplicando un acondicionador sin aclarado o unas gotas de aceite de medios a puntas.

No tienes que renunciar al confort de una ducha cálida durante el invierno. La clave está en la moderación. Al bajar la temperatura, reducir la duración y reforzar la hidratación después del baño, puedes disfrutar de ese momento reconfortante sin pagar el precio de una piel irritada y un cabello quebradizo.

En tu próximo baño, haz esta prueba. Baja la temperatura solo un poco, lo justo para que siga siendo agradable. Al salir, aplícate la crema hidratante de inmediato. Notarás que tu piel se siente mucho más confortable y menos tirante durante el resto del día.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.