Bastones de trekking: cuándo ayudan de verdad y cuándo te perjudican

¿Te has preguntado cuándo usar o no los bastones de trekking? Estas herramientas se han vuelto populares entre los senderistas porque ayudan a mantener el equilibrio, proteger las articulaciones, reducir la fatiga muscular y mejorar la estabilidad en terrenos complicados, como empinadas y bajadas inestables, o si llevas mucho peso.
Sin embargo, pueden causar molestias si se usan en exceso o en senderos llenos. Te contamos en qué casos conviene utilizar los bastones de trekking:
1. Subidas pronunciadas
Los bastones te ayudan a impulsarte hacia arriba y a descargar parte del peso de las piernas en los brazos. Esto reduce la fatiga de los cuádriceps y las rodillas, sobre todo en recorridos largos, y permite mantener un ritmo constante y estable en terrenos irregulares o resbaladizos.
2. Bajadas o terrenos inestables
Los bastones ofrecen un apoyo adicional que facilita el control de la velocidad, evita caídas y ayuda a mantener el equilibrio en zonas con piedras sueltas o desniveles. Además, pueden aliviar hasta un 24 % del peso adicional que soportan las rodillas en cada descenso.
3. Transportar peso extra
Si llevas una mochila pesada durante las caminatas, los palos reparten la carga del cuerpo entre brazos y piernas, lo que reduce el impacto acumulado en las articulaciones. Incluso, muchas personas que transportan más del 15% de su peso corporal en mochilas notan menos dolor en rodillas y espalda al usar los bastones.
4. Prevenir lesiones o mejorar la postura
Las personas con molestias en rodillas, caderas o tobillos pueden beneficiarse de los bastones, ya que ayudan a mantener una postura más erguida y evitan que el tronco se incline hacia adelante, algo muy común en subidas con peso. Esta corrección postural puede disminuir dolores de espalda y cuello que son usuales después de varias horas de caminata.
¿Cuándo no se recomiendan?
Los bastones de trekking no se necesitan en todas las situaciones. De hecho, abusar de su uso puede causar pérdida de la agilidad, el equilibrio natural y la fuerza.
- Terrenos planos o sencillos: En senderos llanos, caminos compactos o paseos de baja dificultad, los bastones no aportan beneficios reales. Pueden alterar el ritmo natural de marcha, sobrecargar los brazos y dificultar el movimiento libre del cuerpo.
- Dependencia excesiva: Usarlos con mucha frecuencia puede causar pérdida de la capacidad natural de equilibrio y coordinación. El cerebro y los músculos se acostumbran a ese apoyo extra, lo que favorece la pérdida de agilidad en áreas donde necesitas reaccionar rápido sin los palos de apoyo.
- Desconocer la técnica adecuada: Un error habitual es utilizar los soportes de marcha muy largos o con movimientos forzados de los brazos. Esto puede causar tensión en hombros, muñecas y cuello.
Consejos para usarlos de forma correcta
Si decides incorporar palos de trekking a tus caminatas, ten en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Elige un tamaño que te permita mantener el codo en un ángulo de 90° al clavar el bastón.
- Ajusta la altura según el terreno: acórtalos unos centímetros en subidas y alárgalos en bajadas.
- No cargues todo el peso sobre ellos: son un apoyo, no un sustituto de las piernas.
- Utiliza bien las dragoneras: introduce la mano por debajo de la correa y apóyala sobre la muñeca, no sobre los dedos.
- Alterna tramos sin bastones para mantener activo el equilibrio natural del cuerpo.
- Opta por modelos ligeros y ajustables: los de fibra de carbono o aluminio son resistentes y fáciles de transportar.
Ya sabes cuándo usar o no los bastones de trekking. Ahora, recuerda la importancia de realizar estiramientos antes y después de cada ruta, fortalecer el tronco y las piernas, y mantener una buena hidratación para evitar sobrecargas. Si notas dolor en las rodillas, tobillos, caderas o espalda durante o después de caminar, conviene consultar con un médico o fisioterapeuta antes de hacer senderismo.
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