La curva del olvido: 2 técnicas científicas para entrenar tu memoria y recordar más

Estudias algo nuevo durante horas y, pasados unos días, gran parte de esa información se ha esfumado. No es un fallo de tu memoria, sino un proceso natural que el psicólogo Hermann Ebbinghaus logró describir con precisión en el siglo XIX. Al analizar cómo olvidamos lo que aprendemos, descubrió que podemos perder más del 50 % de la información en la primera hora y hasta un 75 % en las primeras 24 horas si no la repasamos.
La gran conclusión es que el olvido no es un error, sino un mecanismo eficiente del cerebro que prioriza lo relevante y descarta lo prescindible. En este artículo explicamos por qué ocurre y cómo puedes usar estrategias sencillas para retener el conocimiento a largo plazo.
¿Cómo decide el cerebro qué información olvidar?
Nuestro cerebro se rige por el principio de “úsalo o piérdelo”. No está diseñado para ser un disco duro, sino un filtro inteligente que prioriza la información fundamental. Cuando aprendemos algo nuevo y no le enviamos señales de que es importante (a través del uso o el repaso), el cerebro interpreta que esa información es prescindible y “poda” esas conexiones neuronales débiles para ahorrar energía. El olvido, por tanto, es una función de mantenimiento, no un error.
Entender cómo y por qué olvidamos es solo el primer paso. Lo verdaderamente útil es saber qué hacer para que esa información permanezca en la memoria. A continuación, te proponemos dos estrategias efectivas que ayudan a consolidar el conocimiento y a reducir el impacto de la curva del olvido.
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1. Repetición espaciada
Esta técnica recomienda repasar lo aprendido en momentos cada vez más espaciados, dejando que el tiempo juegue a favor de la memoria. Por ejemplo, en lugar de acumular todo el estudio la noche anterior, es más efectivo distribuirlo en sesiones breves y estratégicas.
- Día 1: Estudia una hora.
- Día 2: Repasa 20 minutos.
- Día 4: Repasa 10 minutos.
- Semana 1: Repasa 5 minutos.
Este método requiere planificación, pero la retención a largo plazo es mucho mayor. Cada repaso reinicia la curva del olvido, la suaviza y ayuda a consolidar el conocimiento con menos esfuerzo.
2. Recuerdo activo
El recuerdo activo (active recall) es el esfuerzo consciente de recuperar información de la memoria, en lugar de simplemente revisarla de forma pasiva (releer notas o subrayar). Es como un autoexamen constante.
Ese intento por recordar, aunque sea difícil, fortalece las conexiones neuronales de una forma mucho más efectiva que simplemente volver a ver la información. Es como ver a alguien levantar pesas en vez de hacerlo tú mismo. Ejemplos prácticos incluyen:
- Usar tarjetas de memoria: intenta adivinar la respuesta antes de darle la vuelta.
- Explicar el concepto a otra persona: hazlo sin mirar las notas.
- Resumir lo aprendido: al final de una sesión de estudio, cierra el libro y anota o di en voz alta los puntos clave.
El olvido no es un fallo, sino una función natural del cerebro. La curva de Ebbinghaus no es una pérdida inevitable, sino un mapa de cómo funciona nuestra memoria. Al aplicar técnicas como la repetición espaciada y el recuerdo activo, puedes construir una memoria más sólida. Recordar mejor también implica aprender a planificar
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