Yuval Noah Harari, filósofo: "Si buscas relajarte, la meditación no es para ti"

En la cultura popular, la meditación se asocia con una vía rápida hacia la relajación. Sin embargo, para el filósofo Yuval Noah Harari, esta visión es incompleta. Él argumenta que si tu único objetivo es relajarte, esta práctica no es la adecuada. Su perspectiva presenta la meditación como un entrenamiento para confrontar la realidad de forma directa.
Tu mente te sabotea
Harari ilustra su punto con una anécdota personal. Cuando empezó a meditar, su maestro le dio una instrucción simple: observar el aire entrando y saliendo por sus fosas nasales. El resultado fue inesperado: no pudo mantener la atención por más de diez segundos. Inevitablemente, su mente “secuestraba” el foco con un recuerdo, una preocupación o un plan.
Esta experiencia muestra el problema que la meditación busca abordar: nuestra mente es una fábrica incesante de historias que se interponen entre nosotros y la realidad. El primer paso, según Harari, es entrenarse para no ser arrastrado por cada pensamiento.
Cuando callas el mundo, tu mente habla
Lejos de ser un spa, Harari describe la meditación como una experiencia “intensa y difícil”. Cuando detienes las distracciones externas, lo que emerge no siempre es paz; a menudo, es lo contrario. La práctica profunda implica confrontar lo que aflora desde el subconsciente, como una ira por un incidente trivial ocurrido hace veinte años.
Aburrimiento, el paso que nadie quiere dar
Quizá el desafío más inesperado es el aburrimiento. Harari lo considera una de las experiencias más difíciles. Sin embargo, aquí reside una de sus ideas más potentes: “el camino hacia la paz pasa a través del aburrimiento”. Si aprendes a observar esa sensación sin reaccionar, desarrollas la capacidad de encontrar la paz en cualquier situación.
¿Cómo aplicar este entrenamiento en la vida real?
El entrenamiento mental que practica Harari tiene aplicaciones concretas que tú también puedes incorporar. El desapego de los pensamientos no solo transforma la relación con la mente, sino también con la información y la creatividad.
- Filtra lo que consumes: practica una “dieta informativa” rigurosa. En lugar de dejarte arrastrar por fragmentos dispersos en redes sociales, elige contenidos profundos y estructurados, como libros completos. Alimenta tu mente con ideas que tengan sustancia, no con estímulos fugaces.
- Juega sin apego: el desapego mental te permite explorar ideas sin aferrarte a ellas. Puedes formular teorías ambiciosas y, al mismo tiempo, soltar lo que ya no te sirve. Confía en tu capacidad para presionar “Suprimir” sin drama: borrar no es perder, es avanzar.
La visión de Harari es clara: la meditación se asemeja a un gimnasio para la mente. Es un entrenamiento riguroso y a menudo incómodo que fortalece la atención y aumenta la claridad. El verdadero valor de esta práctica reside en la lucidez y la fortaleza que se construyen a través de la dificultad.
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La próxima vez que te sientes a meditar, aunque sea por cinco minutos, no luches contra la distracción. Simplemente, cuando te des cuenta de que tu mente se ha ido, nómbralo (“pensando”) y, con suavidad, vuelve a tu respiración. Ese acto de darte cuenta y volver, una y otra vez, es el verdadero entrenamiento.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.