Bultos de grasa en la espalda: ¿a qué se deben?
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
El descubrimiento de bultos de grasa en la espalda causa preocupación en la persona que los encuentra. A veces no se produce uno solo, sino que viene acompañado de otros bultos más pequeños, y eso alerta aún más.
De todos modos, resulta importante establecer un diagnóstico diferencial de la lesión. Es decir, que aunque parezca un bulto de grasa, puede tratarse de otra patología, como un quiste sebáceo o un forúnculo.
Si bien es cierto que la grasa es la causa más frecuente de este síntoma, no está de más realizar una consulta médica para establecer de qué se trata realmente. A veces, solo con el examen clínico basta para determinar el origen de la protuberancia, sin necesidad de pasar a estudios mayores.
En concreto, una acumulación de grasa en la piel se denomina lipoma. El nombre hace referencia a su conformación, que consiste en adipocitos –células con lípidos.
Los lipomas no son malignos, y en general se limitan a un tamaño que no afecta otras estructuras del cuerpo. Sin embargo, existen entidades como el lipoma gigante y los lipomas internos, que sí pueden derivar en complicaciones no esperadas, hasta el punto de interrumpir el funcionamiento de otros órganos.
Diagnóstico diferencial para los bultos de grasa
Como bien adelantamos, la existencia de un bulto de grasa en la espalda obliga a un diagnóstico diferencial. Tenemos que evaluar si estamos ante un lipoma o ante otra lesión de la piel con síntomas similares. A continuación, detallamos las tres más frecuentes.
1. Lipoma
Este es el clásico bulto de grasa. Su crecimiento es lento, progresivo, y se hace evidente cuando el paciente lo descubre, a veces por accidente. No es doloroso y alcanza un punto de equilibrio en el que deja de crecer –salvo las excepciones que mencionamos. Si es pequeño, los médicos suelen recomendar no hacer nada. Si es grande o molesto en lo estético, se extirpa con cirugía local.
2. Forúnculo
Un forúnculo es una infección del folículo piloso. Puede aparecer en la espalda, sobre todo en la zona baja, donde hay más presencia de vellos. A veces duele, y otras veces no. El dolor suele asociarse a una infección que se agrega.
Si hay dicha complicación aparece pus, el cual hace presión para salir hacia fuera; esta es una diferencia con el lipoma, que no presenta secreciones. El tratamiento de un forúnculo consiste en antibióticos si hay infección, drenaje si hay pus, y lavados locales con antisépticos.
3. Quiste sebáceo
Esta lesión es muy similar a los lipomas en su composición, ya que posee grasa dentro. La diferencia histológica es que posee un recubrimiento de quiste y algo de líquido dentro. No duele casi nunca, pero sí puede infectarse, como el forúnculo.
Al tacto es móvil y hasta se hunde un poco con la presión. Al igual que un lipoma, el tratamiento se basa en el tamaño y la molestia que genere; si se decide extirpar se hace una cirugía local.
Descubre más: Remedios naturales para los quiste sebáceos
Síntomas y factores de riesgo
El bulto de grasa o lipoma es común en la espalda, aunque también puede aparecer en los miembros superiores y en el cuello. Más raro es observarlos en los miembros inferiores.
Al tocarlo, el lipoma tiene una cierta movilidad y blandura. A la presión puede hundirse mínimamente, pero no es líquido como un quiste, por lo que ofrece cierta resistencia a la palpación. Para el médico suele ser fácil identificarlos, ya que el tacto es característico.
El tamaño de los bultos de grasa no supera los 4-5 centímetros en su gran mayoría. Si es más grande ya hablamos de un lipoma gigante, el cual es una entidad en sí misma. Requiere un abordaje distinto porque penetra estructuras más profundas y su extirpación no es tan fácil como en otros casos.
No se sabe con certeza cuál es el origen de los lipomas. Se supone que hay algún tipo de vínculo genético, ya que aparecen bultos de grasa de forma repetida en grupos familiares con esta tendencia. Pero no hay estudios concluyentes al respecto.
En cuanto a la edad, el grupo más afectado es el de las personas adultas, entre los 30 y los 60 años. Tampoco hay información clara sobre por qué se distribuye así.
Los lipomas pueden ser grandes en algunos pacientes, afectando la funcionalidad de otros órganos.Sigue leyendo: ¿Los lipomas duelen?
¿Cuándo consultar si tengo un bulto de grasa en la espalda?
La consulta debería imponerse al detectar un bulto de grasa en la espalda para realizar el diagnóstico diferencial. Será el profesional médico quien sepa distinguir con velocidad si es un lipoma u otra entidad. Del mismo modo, encargará métodos complementarios o no en base a la gravedad.
Algunos síntomas agregados advierten sobre la necesidad de consultar más rápidamente, como:
- Aumento de tamaño del bulto
- Presencia de pus que drena hacia el exterior
- Endurecimiento del supuesto lipoma con pérdida de la movilidad y la suavidad
- Inflamación de ganglios cercanos a la zona
Prestar atención a los bultos de grasa
Aunque son benignos, los lipomas requieren atención. Es mejor consultar y lograr un diagnóstico diferencial que quedarse con la duda. Mucho más si se asocian síntomas que producen la sospecha de infección, compresión de estructuras vecinas o agrandamiento de tamaño.
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