Celulitis infecciosa: causas y tratamiento

La celulitis infecciosa es un proceso relativamente normal en la población, sobre todo en las personas con sobrepeso mayores de 60 años. Si no se trata a tiempo, se puede agravar de manera considerable.
Celulitis infecciosa: causas y tratamiento
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 06 julio, 2023

La celulitis infecciosa es, como su propio nombre indica, una infección bacteriana aguda de la piel que compromete el tejido subcutáneo. Las áreas afectadas adquieren un aspecto rojo e inflamado que, a su vez, provoca dolor y sensación de calor al tacto.

De acuerdo con algunos estudios, su tasa de aparición es mucho mayor en pacientes mayores de 60 años que en el resto de grupos poblacionales. Es necesario distinguir esta condición de la celulitis estética, pues la segunda no es más que una irregularidad en los muslos y los glúteos por presencia de tejido adiposo y ciertas anormalidades circulatorias.

La celulitis al uso es un problema cosmético, mientras que la infecciosa es una cuestión de salud potencialmente seria. Si no se trata, la infección se puede diseminar a los ganglios linfáticos y al torrente sanguíneo, una condición conocida como «bacteriemia», que agrava mucho el cuadro clínico del paciente. Te contamos más a continuación.

Síntomas de la celulitis infecciosa

En general, los procesos de celulitis infecciosa se localizan en las extremidades inferiores. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos ayudan a dilucidar los signos clínicos más comunes. Entre ellos, encontramos los siguientes:

  • Fatiga y fiebre con escalofríos y sudoración.
  • Inflamación y enrojecimiento de la piel, que se hace cada vez más evidente a medida que la infección se propaga.
  • Lesiones y erupciones en la piel que aparecen de forma repentina en el área afectada.
  • Piel tensa, brillante, estriada y caliente al tacto.
  • Dolores musculares y rigidez articular, causados por el proceso fisiológico inflamatorio local.

En general, la superficie cutánea afectada tiene un aspecto de «piel de naranja», con una erupción de bordes difusos y la presencia frecuente de petequias —lesiones pequeñas que corresponden a glóbulos rojos acumulados por la rotura de un capilar—.

Celulitis infecciosa
La celulitis infecciosa provoca inflamación y enrojecimiento de la piel. Incluso, la zona se vuelve caliente al tacto.

Posibles complicaciones y riesgos

En los casos más graves se suelen observar linfadenopatías —inflamación de los ganglios linfáticos—, tal y como indica el Manual MSD. Esto indica que la infección se está diseminando y que el paciente requiere un tratamiento oportuno. Cuando las bacterias invaden otros sistemas, se pueden dar los siguientes eventos:

  • Infección en la sangre, es decir, una bacteriemia.
  • Infección ósea (osteomielitis).
  • Inflamación de los vasos linfáticos (linfagitis) y ganglios linfáticos (linfadenopatía).
  • Inflamación del corazón por presencia de bacterias en sus tejidos (endocarditis).
  • Muerte del tejido. Un ejemplo de esto es la fascitis necrosante.

Según estudios, la celulitis es la infección de las partes blandas más común en todo el mundo —67 % del total, aproximadamente—, por lo que supone una fuente de hospitalización e incluso mortalidad nada desdeñable en la población envejecida.

¿Cómo ocurre la infección?

Los patógenos responsables de la celulitis suelen ser Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus, bacterias que se encuentran en la superficie cutánea y que pueden llegar a ingresar en la piel. Estos microorganismos producen enzimas que, a su vez, destruyen los componentes celulares encargados de contener la infección. Así se diseminan.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) indican que cualquier persona puede presentar celulitis infecciosa, pero que existen ciertos eventos que predisponen a ello. Entre todos, encontramos los siguientes:

  • Heridas que causan una rotura en la piel. Esto facilita mucho la entrada de los agentes patógenos.
  • Condiciones crónicas de la piel, como la dermatitis y otras.
  • Otras infecciones cutáneas, como la varicela.
  • Uso de drogas intravenosas.
  • Antecedentes de celulitis y obesidad.
  • Diabetes o sistema inmune debilitado por cualquier otra patología.

Diagnóstico de la celulitis infecciosa

Tras notar una hinchazón o especie de sarpullido extraño que aparece de forma repentina y que causa dolor al tacto, es hora de acudir al médico con presteza. Ante este tipo de infecciones no hay tiempo que perder, ya que si se ignoran se pueden convertir en un problema fisiológico grave.

Tal y como indica la Clínica Mayo, la celulitis infecciosa se diagnostica de forma bastante sencilla. El especialista médico detecta la infección bacteriana solo con observar la piel. En algunos casos, se pueden solicitar análisis de sangre y otras pruebas para descartar cualquier afección subyacente o, en su defecto, una expansión de la enfermedad.

El diagnóstico consiste en un examen físico, aunque a veces se puede requerir un hemocultivo y un cultivo de los tejidos.

Tratamientos disponibles para la celulitis infecciosa

Los antibióticos son el tratamiento de elección, aunque el fármaco específico elegido dependerá de la presencia o de la ausencia de purulencia en la zona afectada y otros factores de riesgo que indiquen infección grave o resistente. Por lo general, los antibióticos se recetan de forma oral durante 5 a 14 días. Aun así, llama al médico de nuevo si:

  • Los signos y síntomas no mejoran al poco tiempo de empezar el tratamiento.
  • Los signos y síntomas son considerables.
  • Tienes fiebre alta que no cesa.

Usualmente, la celulitis infecciosa remite a los 7 días de tratamiento, pero puede tardar más en casos más graves. En las personas inmunocomprometidas o con infecciones demasiado severas, se puede requerir un ingreso hospitalario, donde se administrarán antibióticos y analgésicos por vía intravenosa.

Tratamiento con antibióticos
Los antibióticos suelen ser el tratamiento de elección para hacer frente a la celulitis infecciosa.

Prevención y recomendaciones

Colocar paños húmedos y fríos en la zona afectada, y elevarla de manera periódica, suele ayudar a calmar el dolor y a mejorar la circulación. Además, el consumo de analgésicos aliviará en cierta medida las molestias causadas por la patología.

En lo que a prevención se refiere, la cosa es bastante simple; si llevas un estilo de vida adecuado y no eres una persona obesa, es más difícil que sufras una celulitis infecciosa. Esta condición está muy vinculada a la diabetes y al sobrepeso, por ejemplo.

Por otro lado, higienizar al máximo cualquier herida sufrida también es esencial para evitar que se produzcan este tipo de infecciones. Si limpias bien cualquier posible barrera de entrada para los agentes patógenos, es menos probable que estos ingresen en áreas cutáneas más profundas y delicadas.

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Consideraciones finales

Como habrás podido comprobar, la celulitis infecciosa es una entidad clínica bastante común que, si no se trata a tiempo, puede llegar a agravarse de forma considerable. Así pues, ante la aparición de hinchazones repentinas y dolorosas —sobre todo en los pies y piernas—, la visita al médico con rapidez es obligatoria. 


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