Cómo desinfectar las fresas correctamente para proteger tu salud

Si quieres desinfectar las fresas antes de consumirlas, debes emplear ingredientes como el vinagre blanco, el bicarbonato de sodio o el limón, conocidos por sus propiedades antimicrobianas y su capacidad para reducir la presencia de restos de agroquímicos. No es una exageración: debido a su superficie porosa y piel delicada, estas pueden contener residuos que no desaparecen solo con agua.
De hecho, esta fruta encabeza la lista anual de la «Docena Sucia», del Grupo de Trabajo Ambiental (EWG) de los Estados Unidos, en la que se recopilan los alimentos más propensos a contener pesticidas. Esto es un problema que genera inquietud, pues se asocia a efectos negativos en la salud, como alteraciones hormonales, problemas respiratorios, efectos neurológicos y algunos tipos de cáncer.
Si bien elegir fresas orgánicas es una de las formas más efectivas de limitar la exposición a estos compuestos, lavarlas a fondo también es esencial. Así, de paso, eliminas hongos y bacterias que te pueden causar molestias digestivas o infecciones. ¿Cómo hacerlo de forma correcta? ¿Qué métodos puedes utilizar? ¡Toma nota!
1. Limpiar las fresas con vinagre blanco
El vinagre blanco es uno de tus mejores aliados para desinfectar las fresas y reducir la presencia de partículas dañinas en su superficie. Este ingrediente contiene ácido acético, un compuesto con propiedades antimicrobianas que se asocia a la eliminación de bacterias, hongos y otros microorganismos presentes en la superficie de las frutas.
Su naturaleza ácida también parece ayudar a desprender los residuos de los productos químicos agrícolas, puesto que debilita su capa superficial y facilita su arrastre durante el enjuague posterior. Aunque falta evidencia al respecto, en general es un ingrediente seguro que puede marcar la diferencia en la limpieza de este fruto rojo.
¿Cómo utilizarlo?
- Llena un recipiente con una parte de vinagre blanco por tres partes de agua (por ejemplo, una taza de vinagre por tres de agua).
- Luego, introduce las fresas y déjalas en remojo durante cinco o 10 minutos.
- Pasado este tiempo, retíralas con cuidado y enjuágalas bien con agua potable para complementar el lavado.
- Por último, sécalas con papel absorbente antes de ingerirlas o almacenarlas.
2. Desinfectar con bicarbonato de sodio
Uno de los usos tradicionales del bicarbonato de sodio es la desinfección de alimentos, como las frutas y verduras. En el caso particular de las fresas, su naturaleza alcalina altera el ambiente que necesitan algunos hongos y bacterias para proliferarse. Además, sus propiedades abrasivas ayudan a disolver ciertos compuestos químicos utilizados en la agricultura, sobre todo los de tipo de ácido.
¿Cómo utilizarlo?
- Primero, disuelve una cucharadita de bicarbonato de sodio en un litro de agua.
- A continuación, sumerge las fresas en esta solución, asegurándote de que toda la superficie entre en contacto con el líquido.
- Déjalas reposar de 10 a 15 minutos.
- Posteriormente, enjuágalas bajo el grifo para eliminar cualquier resto de bicarbonato o suciedad suelta.
- Para terminar, colócalas sobre papel de cocina y déjalas secar.
3. Usar zumo de limón
El ácido cítrico que contiene el zumo de limón le confiere propiedades antimicrobianas y antioxidantes que se pueden aprovechar para limpiar y conservar las fresas por más tiempo. Este compuesto ha exhibido potencial contra bacterias, como la Escherichia coli y la Salmonella, y hongos, como Botrytis cinerea, inhibiendo su crecimiento.
Aunque las evidencias de su eficacia para eliminar pesticidas son escasas, se cree que ayuda a barrer residuos superficiales. Además, la experiencia popular relata que ayuda a conservar la frescura de las frutas por más tiempo, retrasando su oxidación.
¿Cómo utilizarlo?
- Diluye el zumo de uno o dos limones en un litro de agua limpia.
- Sumerge las fresas en la preparación y déjalas en remojo por 10 minutos.
- Enjuágalas bien con abundante agua para quitar cualquier resto de suciedad.
- Como último paso, déjalas secar al aire libre o sobre papel de cocina absorbente.
4. Limpiar con sal
Un recurso que de seguro tienes en casa y que puedes usar para una limpieza profunda de tus fresas es la sal. Al disolverse en agua, este ingrediente extrae la humedad de las células de las bacterias, hongos y parásitos, provocando su muerte o debilitamiento. Además, si las secas bien tras el lavado, también contribuye a que duren más días.
¿Cómo utilizarlo?
- Vierte una cucharada sopera de sal (15 gramos) en un litro de agua.
- Pon a remojar las fresas durante 10 o 15 minutos.
- Para terminar, aclara con agua limpia y seca con un paño de papel absorbente.
5. Desinfectar las fresas con termoterapia
La termoterapia se ha convertido en uno de los trucos más virales para limpiar y desinfectar las fresas. ¿En qué consiste? No tiene mucha ciencia: se trata de exponer las frutas brevemente en agua caliente para reducir la presencia de microorganismos patógenos, como el hongo Botrytis cinerea, responsable del moho gris que suele formarse en su superficie.
La aplicación correcta de este método no solo permite retirar residuos de la piel de las frutillas, sino que prolonga su conservación hasta por siete días en refrigeración sin afectar su textura ni sabor. Eso sí, el calor debe ser controlado, no superior a los 60 °C, porque en exceso puede reblandecer la pulpa o causarle pérdida de sabor.
¿Cómo utilizarlo?
- Pon a calentar agua hasta que alcance una temperatura de entre 50 y 60 °C (puedes utilizar un termómetro de cocina para mayor precisión. Si no tienes uno, retira el agua antes de que llegue a ebullición).
- Cuando alcance el calor recomendado, sumerge las fresas durante 30 o 45 segundos. La idea es que el líquido cubra toda la fruta para una correcta limpieza.
- Sin dejar pasar más tiempo, retíralas con cuidado y enjuágalas con agua fría.
- Al final, quita los excesos de líquido con papel absorbente y almacénalas en un recipiente limpio y seco, dentro de la nevera.
¿Cómo almacenarlas después de lavarlas para que duren más tiempo?
Algo que no debes ignorar es que las fresas son un alimento delicado, que se estropea con facilidad, sobre todo cuando las dejas a temperatura ambiente o en condiciones de humedad. Desinfectarlas es clave, pero es preferible hacerlo justo antes de consumirlas para evitar almacenarlas húmedas. Aun así, si optas por lavarlas, procura secarlas bien con papel absorbente o al aire libre.
Una vez estén secas, viértelas en un recipiente limpio y amplio, preferiblemente de vidrio, con tapa entreabierta o que posibilite algo de ventilación. Por último, introdúcelas en el refrigerador para disfrutarlas frescas de cinco a siete días, o en el congelador para prolongar su vida útil hasta por un año.
Como tip extra, pon una hoja de papel absorbente en el fondo por si quedan residuos de agua. Si es posible, acomódalas en una sola capa para evitar que se aplasten unas con otras.
Fresas limpias, consumo más seguro
La idea no es que pienses que comer fresas es peligroso ni nada por el estilo, sino que tomes conciencia de los cuidados que requieren antes de llevarlas a tu mesa. Son frutas deliciosas, versátiles y nutritivas, pero, como sucede con otros alimentos frescos, requieren una limpieza adecuada para que puedas disfrutarlas sin preocupaciones.
Dedicar unos minutos a su desinfección no debería ser una molestia, sino una forma de cuidarte sin renunciar al placer ni a los beneficios que te brinda esta fruta. Al fin y al cabo, parte de comer bien es hacer con conciencia y confianza.
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