5 consejos para consolar a una persona que está triste
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
Consolar a una persona que está triste puede ser todo un arte. En especial en una sociedad que durante mucho tiempo se ha acostumbrado a no hablar de las emociones y a enfocarse solo en el desarrollo cognitivo e intelectual.
Seguro que muchas veces te ha pasado de escuchar a una persona querida compartir una mala noticia y no saber qué decir. Todo lo que se nos cruza en la cabeza parecen palabras vacías.
Y es que también has estado del lado de la tristeza y has escuchado algunos consuelos o consejos que hubiese sido mejor omitirlos. Sin embargo, solo se trata de intentar sintonizar en ese momento con la persona que sufre y acompañar. Veamos cómo hacerlo.
La importancia de saber consolar
Carl Rogers, psicólogo de la corriente humanista, sostenía que una relación de ayuda requiere de la aceptación incondicional, de la escucha activa y la empatía. Si bien se refería a las condiciones necesarias en un psicólogo, es posible llevar estas cualidades a otros ámbitos y pensar cómo resultan útiles para dar consuelo a una persona triste.
Es que para saber consolar hay que ser capaces de escuchar y aceptar. Escuchar es vital porque muchas veces somos incapaces de abstraernos de nuestros pensamientos. De este modo, se dificulta ser empáticos.
A su vez, el saber aceptar tiene que ver con que a veces nos sentimos molestos por las decisiones que toman otras personas. O aquellas cosas que le causan malestar a los demás nos parecen poco importantes. Para ayudar es necesario suspender la crítica y el juicio y estar dispuestos a acompañar de manera plena.
¿Cómo consolar a una persona que está triste?
Ante una situación de tristeza, no todas las personas necesitan lo mismo. Hay quienes aceptarán la ayuda de inmediato, mientras que hay quienes se mostrarán reticentes y boicotearán la situación, a pesar de tener deseos de ser ayudados.
En cualquier caso, siempre hay que intentar ser comprensivos y entender que ciertas reacciones son propias del estado de tristeza. De igual modo, es importante tener en cuenta algunas recomendaciones para evitar ser invasivos o indiferentes.
1. Tener una escucha abierta y empática
Una persona que está pasando por un mal momento, a veces necesita desahogarse y expresar lo que siente. Estar presente y disponible puede ser una gran ayuda.
Sin embargo, esta presencia tiene que ser genuina y real. Es estar allí, escuchando, incluso con gestos corporales que lo indiquen.
Muchas veces no nos damos cuenta, pero mientras alguien nos relata su situación, estamos pendientes del móvil y nos distraemos con las notificaciones. A veces también se nota que quisiéramos cambiar de tema rápidamente o que tenemos apuro por irnos.
Estos casos pueden ser más contraproducentes. En aquellos momentos en los que estamos con prisa y surge una conversación de este estilo, es conveniente avisarlo y decirle a la persona que pueden continuar luego en algún encuentro, tomando un café, con mayor tranquilidad.
2. Evitar las frases cliché
A veces el silencio nos incomoda y, para rellenar esos vacíos, apelamos al uso de frases hechas y encorsetadas. A pesar de tener buena intención, no están en sintonía con la situación.
Al momento de consolar a una persona triste es preferible reconocer que no sabemos qué decir, pero que acompañamos en el malestar. El contacto físico, un abrazo o una caricia, puede ser mejor antídoto que palabras prefabricadas.
3. Facilitar la expresión de las emociones
Animar a que la persona exprese lo que le está pasando y cómo se siente es fundamental. Tratar de generar un clima de confianza e intimidad para que pueda relajarse y manifestar sus emociones ayuda mucho.
Y aunque a veces no tengamos las palabras, los gestos y hasta la postura corporal pueden ser mucho más indicativos de que nos mostramos accesibles. Somos facilitadores para la expresión del otro y para su desahogo.
4. Evitar la culpa o la responsabilización
A veces, al consolar a una persona que está triste se dicen frases como “te dije que”, “era sabido que”, “te lo buscaste cuando”. Para ayudar a alguien es importante salirse del lugar de los sermones y esperar un momento oportuno para dar algún consejo u opinión si es que es solicitada.
5. Estar pendiente
Muchas veces, logramos acompañar durante un momento puntual, pero nos olvidamos que hay determinadas situaciones de tristeza que se prolongan. Por ejemplo, para alguien que enfrenta un duelo. Suele suceder que los primeros días, muchas amistades se organizan para ayudar con las compras o hacer compañía, pero tras una semana eso se desvanece.
Ese puede ser el momento en que la persona que está triste necesita más apoyo. Es cuando se va a encontrar completamente sola y en sus nuevas circunstancias. Si sabemos de alguien que se encuentra en una situación similar, es positivo mantener el contacto y estar pendiente de si necesita algo.
Por otro lado, siempre hay que alentar a la persona a que confíe en sus recursos y en su capacidad de resiliencia. Esto es útil para incentivar a que se reconecte con actividades que le dan placer y le resultan agradables.
Es importante naturalizar la tristeza
Hoy existe el mandato de disfrutar de la vida en una felicidad eterna y permanente. No es que esté mal, pero para la salud mental no es bueno refugiarse en ello como una forma de evitar otros estados emocionales.
No siempre se puede estar bien. Esto no tiene nada de malo, sino que es parte de la vida. La ceguera emocional solo nos deja con pocas opciones y hay que aprender a sentir y afrontar aquellos otros momentos no tan agraciados.
Es así como muchas veces, la tristeza o el llanto de otra persona nos provocan una sensación de no saber qué hacer. Nos incomodamos y tendemos a pedirlo que no llore. Sin embargo, es importante entender que la tristeza es una emoción primaria y necesaria.
A veces hay que llorar para luego calmarse. De modo que para consolar a una persona triste, si desea llorar, una buena alternativa es dejar que lo haga.
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