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Dermatilomanía: cuando la ansiedad hiere la piel

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También se le conoce como trastorno por excoriación y aparece cuando el paciente no puede controlar la necesidad por rascarse la piel. Te lo contamos todo en el próximo artículo.
Dermatilomanía: cuando la ansiedad hiere la piel
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater

Última actualización: 06 julio, 2023

La dermatilomanía o el trastorno por excoriación es un tipo de alteración psicológica causada por la ansiedad y caracterizada por una necesidad irrefrenable de rascarse la piel. También incluye pellizcarse, arrancarse costras o cicatrices e incluso tocar de forma insistente pequeñas heridas previas, como pueden ser los típicos granitos.

Pero, ¿por qué surge este problema? ¿Qué se puede hacer al respecto? Para saber las respuestas, primero deberemos profundizar un poco más en la definición y las causas de de la dermatilomanía.

¿Qué es la dermatilomanía?

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Tal y como la propia palabra indica, “dermatilomanía” es un tipo de manía, de obsesión compulsiva. Estamos por tanto ante un problema de origen psicológico que se recoge en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V).

Se la conoce también como trastorno por excoración, y por llamativo que nos resulte, es un tipo de condición mental descrita ya hace más de un siglo.

  • Fue el doctor Erasmus Wilson quien en 1875 habló por primera vez de la dermatilomanía.
  • Más tarde, otro especialista en dermatología francés, Louis-Anne-Jean Brocq, recogería el extraño caso de una joven que se había lesionado el rostro de una forma inusual.
  • Su necesidad por rascarse, por pellizcarse y arrancarse de forma reiterada las costras del acné había llevado a la paciente a una seria infección cutánea y a provocarse unas heridas de gran consideración que le dejarían marcas de por vida.

Desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, se han seguido describiendo casos y abriendo debates entre los expertos en psicología y en dermatología.

Durante un tiempo se pensó que era un tipo de trastorno obsesivo-compulsivo. Sin embargo, no fue hasta hace unos años cuando se reconoció por fin a la dermatilomanía de forma oficial, y como un tipo de trastorno diferente a los recogidos hasta el momento en las ediciones anteriores al DSM-V.

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¿Qué síntomas o características presenta la dermatilomanía?

En 2001, un equipo de investigadores de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) realizó un estudio en el que se ofrecen una serie de datos característicos de este trastorno mental.

  • Se caracteriza por la necesidad de tocar, rascar o pellizcar alguna parte de cuerpo (generalmente el rostro, cuello, espalda, cuero cabelludo y brazos).
  • El área donde el paciente suele tener mayor fijación es en esas zonas donde hay algún tipo de imperfección, como granitos, costras de heridas y descamaciones.
  • Cabe decir que este tipo de trastorno tiene diferentes grados. Hay quien lo hace cuando está en reposo y casi de forma inconsciente y hay quien no puede evitar el llevarlo a cabo de manera casi constante.

Es importante señalar que la dermatilomanía puede ser grave en algunos casos. Las infecciones pueden ser severas, aún más, hay pacientes que no pueden controlar esa necesidad por rascarse hasta el punto de ocasionarse heridas profundas que requieren de operaciones estéticas.

¿Quién puede sufrir dermatilomanía?

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La dermatilomanía es un mecanismo por el cual la persona busca reducir la ansiedad a través de un acto repetitivo, en este caso, el rascado de la piel y la excoriación. Así, entre las causas que suelen determinar esta condición podemos encontrar las siguientes:

Estrés psicosocial

  • Estamos ante una necesidad de canalizar el estrés. Ahí es donde esa activación fisiológica (el rascado) genera alivio, distracción a la mente y un medio donde aplacar la intensa inquietud interna.
  • Por tanto, se trata de una condición que el cerebro lleva a cabo para desviar nuestra atención y recibir alivio, sin saber que en realidad lo que se logra es todo lo contrario: ocasionarnos lesiones e infecciones cutáneas.
  • La dermatilomanía, por tanto, puede aparecer en cualquier época donde suframos estrés laboral, problemas afectivos, ansiedad, tensiones, miedos.

Asimismo, este tipo de conducta es común en personas que han sufrido algún tipo de trauma psicológico.

Perfiles obsesivos-compulsivos

Este trastorno suele presentar una comorbilidad psiquiátrica con otras condiciones previas. Las más comunes son las siguientes:

  • Trastornos de compulsividad-impulsividad.
  • El trastorno dismórfico corporal.
  • Trastornos por abuso de sustancias.
  • Los trastornos de la alimentación.
  • Trastorno de personalidad límite.

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¿Qué tipo de tratamiento existe para la dermatilomanía?

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Hay varios tipos de enfoques y estrategias para tratar la dermatilomanía.

  • Lo más importante en estos casos es que el paciente reciba asistencia para tratar y curar las lesiones cutáneas.
  • En segundo lugar, es esencial que se reciba un buen diagnóstico.
  • No será lo mismo tratar a una persona con depresión que a alguien con un pasado traumático; a alguien que sufre ansiedad que a un joven con trastorno límite de personalidad.
  • Tras el diagnóstico llega el tratamiento. En gran parte de los casos, se hace uso de una estrategia farmacológica y otra psicológica. Esta última muchas veces se pasa por alto, algo perjudicial para la recuperación del afectado.

La atención psicológica siempre es fundamental 

Lo más adecuado para el tratamiento del trastorno de excoriación es la terapia cognitivo-conductual. Se entrena a la persona para detectar esos impulsos y detener esta conducta.

Se trabajan los pensamientos negativos y se reduce el ansia del rascado, del pellizco y de la lesión de la piel. Asimismo, se introduce otra conducta que pueda sustituir el rascado y que sirva de alivio (cerrar los puños, o mover algún objeto con las manos para que estas se mantengan ocupadas)

Así pues, si consideramos que este puede ser nuestro caso, es fundamental que nos pongamos en manos de un profesional. Los resultados, por lo general, suelen ser muy satisfactorios.


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