Día mundial contra la obesidad: por qué se conmemora y cuál es el impacto global de esta enfermedad


Revisado y aprobado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor
La obesidad es una enfermedad crónica compleja caracterizada por la acumulación excesiva de grasa que perjudica la salud. Por lo general, para diagnosticarla se calcula el índice de masa corporal (IMC), aunque también se pueden emplear otros métodos como la relación entre cintura y altura.
Debido a que las tasas se han casi triplicado desde 1975, este flagelo se considera una epidemia global. De hecho, para el año 2035 se estima que 1.9 mil millones de personas vivirán con obesidad, según estimaciones de la World Obesity Federation. Esto significa que una de cada cuatro personas padecerá esta afección, asociada a enfermedades cardiovasculares. También se estima que el impacto económico de este problema de salud pública, junto al sobrepeso, sobrepasará los 4 billones de dólares en 2035.
Frenar esta tendencia resulta imperioso, en especial frente a la prevalencia en la infancia, ya que esta enfermedad casi se duplica cada 10 años entre los más pequeños. Mientras tanto, se continúa culpando a las personas que padecen la obesidad.
Por eso, la celebración del Día Mundial contra la Obesidad de este 2025, bajo el lema «Cambiar los sistemas, vivir vidas más sanas», busca la transformación de los sistemas de salud y alimentarios, para que prioricen la atención de esta problemática, y que los medios de comunicación no continúen alimentando el estigma del peso.
Origen e importancia del Día Mundial contra la Obesidad
El 4 de marzo de 2015, por convocatoria de la World Obesity Federation, se celebró por primera vez el Día Mundial contra la Obesidad. Desde entonces, este día tiene la misión de fomentar cuatro aspectos esenciales:
- Aumentar la concientización: facilitar la comprensión de la obesidad como una enfermedad, así como el entendimiento de sus causas y las medidas para su abordaje.
- Fomentar la promoción: al cambiar su abordaje en la sociedad, se busca que las personas se sumen a la defensa y acción con este enfoque.
- Mejorar las políticas: trabajar por la construcción de sistemas de apoyo que prioricen a la obesidad como un problema de salud.
- Compartir experiencias: la creación de plataformas para dar a conocer experiencias que permitan inspirar y unir fuerzas.
En virtud de las claves mencionadas, esta conmemoración destaca la importancia de educar en la comprensión de que este trastorno endocrino y metabólico, relacionado con la alimentación y el acceso a la salud; al tiempo que pretende superar los discursos estigmatizantes en los que se culpa a quienes lo sufren. Por eso, la jornada del 2025 hace un llamado de atención en torno a la deficiencia de los sistemas, que contribuyen al incremento de las tasas de obesidad:
- Sistemas de salud que no le dan prioridad a la atención de esta enfermedad crónica.
- Sistemas alimentarios que facilitan el acceso a opciones poco saludables.
- Entornos laborales y de vida limitantes de hábitos saludables.
- Narrativas de medios de comunicación que señalan a las personas que padecen de obesidad y no ofrecen apoyo.
¿Cuál es el impacto de la obesidad en la salud de adultos?
El desarrollo de la esta enfermedad es producto de las condiciones individuales de cada persona, donde intervienen la genética, la biología, la alimentación, el estrés, el sedentarismo, los entornos sociales y otras variables.
Aunque la fatiga y la dificultad para respirar son algunos de los síntomas de la obesidad, la herramienta de detección más común es el índice de masa muscular. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando el resultado del IMC es igual o mayor a 30 kg/m² se considera que una persona adulta padece de obesidad. Para más detalles, puedes consultar la siguiente clasificación:

Esta afección produce la coexistencia de problemas de salud que afectan el corazón y el metabolismo —hiperglucemia, hipertensión arterial, así como un nivel bajo de colesterol bueno o HDL—. Asimismo, también se vincula a otros trastornos mentales o emocionales —depresión, estrés y ansiedad— de la mano de problemas sociales, entre ellos el aislamiento, las dificultades en relaciones interpersonales y complicaciones económicas. Además, este diagnóstico se relaciona con otra serie de afecciones graves:
- Problemas respiratorios
- Dificultades reproductivas
- Limitaciones de movilidad
- Patologías gastrointestinales
- Cáncer (mama, colon, endometrio, tiroides, hígado)
- Problemas en los huesos y las articulaciones (osteoartritis)
Prevalencia en la infancia
En el World Obesity Atlas 2024 se advierte que si continúan las tendencias actuales, se espera que más de 750 millones de niños y jóvenes, entre los 5 a 19 años, vivan con sobrepeso y obesidad en el año 2035, tomándose en consideración el IMC. Para que tengas una idea más clara, equivale a dos niños de cada cinco a nivel mundial. En su mayoría, pertenecientes a países de ingresos medios.
El desarrollo de esta enfermedad a temprana edad se asocia a predisposiciones biológicas, factores socioeconómicos y ambientales que, en conjunto, desencadenan la acumulación de tejido adiposo. Los pequeños pueden mostrar los primeros signos de estas enfermedades no transmisibles cuando aún son niños. Ya de adultos, pueden padecer de diabetes, enfermedades cardíacas e incluso puede producirse mortalidad prematura.
La obesidad infantil se relaciona con la disminución de calidad de vida y el bajo rendimiento escolar. Con relación a esto, la Academia Americana de Pediatras refiere que los niños y adolescentes con esta enfermadad suelen llevar consigo el estigma del peso, por lo que son víctimas de la discriminación y rechazo social, que se manifiesta con burlas y acoso.
El caso español
El Informe Regional Europeo sobre la Obesidad 2022, publicado por la OMS en Europa, estima que el 61,6 % de los adultos españoles presentan un IMC superior a 25. Para ser más exactos, el 23,8 % sufre de obesidad y, al dividirlos por sexos, el 24,6 % son hombres y el 22,8 % mujeres. De acuerdo con estos datos, el país se ubica en la novena posición entre 53 países analizados.
Según la World Obesity Federation, España figuraba en el 2020 entre los 20 países con mayor proporción de hombres adultos (74 %) y niños (42 %) con un IMC alto. En cuanto al panorama, se estima el aumento de la prevalencia de la obesidad infantil en un 46 % para el año 2035, es decir, 2.535.866 niños.
Consejos prácticos para prevenir esta enfermedad crónica
La prevención de la obesidad es una preocupación global. Para avanzar en esta dirección, es necesario un enfoque holístico de acciones y apoyo. Te compartimos algunas recomendaciones:
1. Mantén una alimentación saludable
El consumo de variedad de alimentos saludables, como frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, juega un papel esencial en la prevención de esta patología. A su vez, evita el consumo de alimentos procesados: altos en azúcares y grasas saturadas. Sin embargo, no solo basta en enfocarse en el tipo de alimentos, también es necesario controlar el tamaño de las porciones y realizar las comidas de forma regular. Del mismo modo, es necesario beber suficiente agua.
2. Realiza ejercicio regular
En general, se recomienda realizar 150 minutos de actividad física a la semana. Para cumplir con este objetivo, puedes caminar, andar en bicicleta, nadar o practicar taichí. Por otro lado, puedes adoptar el hábito de subir más escaleras. Además, el entrenamiento de fuerza puede ser muy beneficioso para mejorar tu condición física y estado de ánimo.
De esta forma, podrás combatir las consecuencias del sedentarismo, como la hipertensión arterial y la depresión.
3. Gestiona el estrés y la ansiedad
Practicar la meditación, yoga o respiración profunda puede ser beneficioso para que no seas víctima del hambre emocional y evites caer en la tentación de comer en exceso cuando te sientas triste, estresado o deprimido.
4. Duerme lo suficiente
Dormir entre siete y nueve horas es una medida clave. Esto se debe a que durante el sueño, el cuerpo se encarga de regular las hormonas que controlan el apetito: la leptina y la grelina. En particular, la primera participa en el control de la saciedad, mientras la segunda estimula el apetito. Respecto a esto, ten presente que la falta de sueño puede disminuir la leptina y aumentar la grelina.
Cuando no descansas lo suficiente, se elevan los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que aumentaría las posibilidades de acumular grasa en tu cuerpo. También se produce la alteración del metabolismo de la glucosa y disminuye la sensibilidad a la insulina, que desencadena el aumento del riesgo de padecer de diabetes tipo 2.
5. Busca apoyo en seres queridos y profesionales
El apoyo emocional de tus seres queridos, familiares y amigos, puede ser de mucha ayuda para sentirte motivado a mantener un estilo de vida saludable. De hecho, afrontar desafíos con quienes te aprecian puede hacer más llevaderas las recaídas, teniendo en cuenta que tras la pérdida de peso puede ser un reto mantenerlo; debido a la memoria obesogénica y a la forma en que se pierde el peso, que explicarían la manifestación del llamado «efecto yo-yo» o rebote.
Por su parte, los profesionales, como nutricionistas y psicólogos, están preparados para ofrecerte información, orientación y planes adaptados a tus necesidades, que te permitan trazar objetivos realistas.
Se requiere apoyo y asistencia, sin culpabilizar
El Día Mundial contra la Obesidad es un llamado a la acción conjunta para afrontar la obesidad como una crisis global. La idea es tomar conciencia de que responsabilizar a los individuos que padecen esta enfermedad crónica no es el camino. Por el contrario, se requiere un abordaje sistémico, que promueva una participación más activa de la asistencia sanitaria, los medios de comunicación, entre otros actores. En este sentido, esta conmemoración busca el cambio de enfoque de las políticas para llegar a los sectores más vulnerables, combatir el estigma del peso y prestar asistencia oportuna.
Si sufres de obesidad, ten presente la importancia de una alimentación saludable, la práctica de ejercicio físico, la higiene del sueño y la búsqueda de asistencia profesional para avanzar por un camino de hábitos saludables, que permitan minimizar los riesgos de padecer enfermedades no transmisibles, como la diabetes.
La obesidad es una enfermedad crónica compleja caracterizada por la acumulación excesiva de grasa que perjudica la salud. Por lo general, para diagnosticarla se calcula el índice de masa corporal (IMC), aunque también se pueden emplear otros métodos como la relación entre cintura y altura.
Debido a que las tasas se han casi triplicado desde 1975, este flagelo se considera una epidemia global. De hecho, para el año 2035 se estima que 1.9 mil millones de personas vivirán con obesidad, según estimaciones de la World Obesity Federation. Esto significa que una de cada cuatro personas padecerá esta afección, asociada a enfermedades cardiovasculares. También se estima que el impacto económico de este problema de salud pública, junto al sobrepeso, sobrepasará los 4 billones de dólares en 2035.
Frenar esta tendencia resulta imperioso, en especial frente a la prevalencia en la infancia, ya que esta enfermedad casi se duplica cada 10 años entre los más pequeños. Mientras tanto, se continúa culpando a las personas que padecen la obesidad.
Por eso, la celebración del Día Mundial contra la Obesidad de este 2025, bajo el lema «Cambiar los sistemas, vivir vidas más sanas», busca la transformación de los sistemas de salud y alimentarios, para que prioricen la atención de esta problemática, y que los medios de comunicación no continúen alimentando el estigma del peso.
Origen e importancia del Día Mundial contra la Obesidad
El 4 de marzo de 2015, por convocatoria de la World Obesity Federation, se celebró por primera vez el Día Mundial contra la Obesidad. Desde entonces, este día tiene la misión de fomentar cuatro aspectos esenciales:
- Aumentar la concientización: facilitar la comprensión de la obesidad como una enfermedad, así como el entendimiento de sus causas y las medidas para su abordaje.
- Fomentar la promoción: al cambiar su abordaje en la sociedad, se busca que las personas se sumen a la defensa y acción con este enfoque.
- Mejorar las políticas: trabajar por la construcción de sistemas de apoyo que prioricen a la obesidad como un problema de salud.
- Compartir experiencias: la creación de plataformas para dar a conocer experiencias que permitan inspirar y unir fuerzas.
En virtud de las claves mencionadas, esta conmemoración destaca la importancia de educar en la comprensión de que este trastorno endocrino y metabólico, relacionado con la alimentación y el acceso a la salud; al tiempo que pretende superar los discursos estigmatizantes en los que se culpa a quienes lo sufren. Por eso, la jornada del 2025 hace un llamado de atención en torno a la deficiencia de los sistemas, que contribuyen al incremento de las tasas de obesidad:
- Sistemas de salud que no le dan prioridad a la atención de esta enfermedad crónica.
- Sistemas alimentarios que facilitan el acceso a opciones poco saludables.
- Entornos laborales y de vida limitantes de hábitos saludables.
- Narrativas de medios de comunicación que señalan a las personas que padecen de obesidad y no ofrecen apoyo.
¿Cuál es el impacto de la obesidad en la salud de adultos?
El desarrollo de la esta enfermedad es producto de las condiciones individuales de cada persona, donde intervienen la genética, la biología, la alimentación, el estrés, el sedentarismo, los entornos sociales y otras variables.
Aunque la fatiga y la dificultad para respirar son algunos de los síntomas de la obesidad, la herramienta de detección más común es el índice de masa muscular. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando el resultado del IMC es igual o mayor a 30 kg/m² se considera que una persona adulta padece de obesidad. Para más detalles, puedes consultar la siguiente clasificación:

Esta afección produce la coexistencia de problemas de salud que afectan el corazón y el metabolismo —hiperglucemia, hipertensión arterial, así como un nivel bajo de colesterol bueno o HDL—. Asimismo, también se vincula a otros trastornos mentales o emocionales —depresión, estrés y ansiedad— de la mano de problemas sociales, entre ellos el aislamiento, las dificultades en relaciones interpersonales y complicaciones económicas. Además, este diagnóstico se relaciona con otra serie de afecciones graves:
- Problemas respiratorios
- Dificultades reproductivas
- Limitaciones de movilidad
- Patologías gastrointestinales
- Cáncer (mama, colon, endometrio, tiroides, hígado)
- Problemas en los huesos y las articulaciones (osteoartritis)
Prevalencia en la infancia
En el World Obesity Atlas 2024 se advierte que si continúan las tendencias actuales, se espera que más de 750 millones de niños y jóvenes, entre los 5 a 19 años, vivan con sobrepeso y obesidad en el año 2035, tomándose en consideración el IMC. Para que tengas una idea más clara, equivale a dos niños de cada cinco a nivel mundial. En su mayoría, pertenecientes a países de ingresos medios.
El desarrollo de esta enfermedad a temprana edad se asocia a predisposiciones biológicas, factores socioeconómicos y ambientales que, en conjunto, desencadenan la acumulación de tejido adiposo. Los pequeños pueden mostrar los primeros signos de estas enfermedades no transmisibles cuando aún son niños. Ya de adultos, pueden padecer de diabetes, enfermedades cardíacas e incluso puede producirse mortalidad prematura.
La obesidad infantil se relaciona con la disminución de calidad de vida y el bajo rendimiento escolar. Con relación a esto, la Academia Americana de Pediatras refiere que los niños y adolescentes con esta enfermadad suelen llevar consigo el estigma del peso, por lo que son víctimas de la discriminación y rechazo social, que se manifiesta con burlas y acoso.
El caso español
El Informe Regional Europeo sobre la Obesidad 2022, publicado por la OMS en Europa, estima que el 61,6 % de los adultos españoles presentan un IMC superior a 25. Para ser más exactos, el 23,8 % sufre de obesidad y, al dividirlos por sexos, el 24,6 % son hombres y el 22,8 % mujeres. De acuerdo con estos datos, el país se ubica en la novena posición entre 53 países analizados.
Según la World Obesity Federation, España figuraba en el 2020 entre los 20 países con mayor proporción de hombres adultos (74 %) y niños (42 %) con un IMC alto. En cuanto al panorama, se estima el aumento de la prevalencia de la obesidad infantil en un 46 % para el año 2035, es decir, 2.535.866 niños.
Consejos prácticos para prevenir esta enfermedad crónica
La prevención de la obesidad es una preocupación global. Para avanzar en esta dirección, es necesario un enfoque holístico de acciones y apoyo. Te compartimos algunas recomendaciones:
1. Mantén una alimentación saludable
El consumo de variedad de alimentos saludables, como frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, juega un papel esencial en la prevención de esta patología. A su vez, evita el consumo de alimentos procesados: altos en azúcares y grasas saturadas. Sin embargo, no solo basta en enfocarse en el tipo de alimentos, también es necesario controlar el tamaño de las porciones y realizar las comidas de forma regular. Del mismo modo, es necesario beber suficiente agua.
2. Realiza ejercicio regular
En general, se recomienda realizar 150 minutos de actividad física a la semana. Para cumplir con este objetivo, puedes caminar, andar en bicicleta, nadar o practicar taichí. Por otro lado, puedes adoptar el hábito de subir más escaleras. Además, el entrenamiento de fuerza puede ser muy beneficioso para mejorar tu condición física y estado de ánimo.
De esta forma, podrás combatir las consecuencias del sedentarismo, como la hipertensión arterial y la depresión.
3. Gestiona el estrés y la ansiedad
Practicar la meditación, yoga o respiración profunda puede ser beneficioso para que no seas víctima del hambre emocional y evites caer en la tentación de comer en exceso cuando te sientas triste, estresado o deprimido.
4. Duerme lo suficiente
Dormir entre siete y nueve horas es una medida clave. Esto se debe a que durante el sueño, el cuerpo se encarga de regular las hormonas que controlan el apetito: la leptina y la grelina. En particular, la primera participa en el control de la saciedad, mientras la segunda estimula el apetito. Respecto a esto, ten presente que la falta de sueño puede disminuir la leptina y aumentar la grelina.
Cuando no descansas lo suficiente, se elevan los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que aumentaría las posibilidades de acumular grasa en tu cuerpo. También se produce la alteración del metabolismo de la glucosa y disminuye la sensibilidad a la insulina, que desencadena el aumento del riesgo de padecer de diabetes tipo 2.
5. Busca apoyo en seres queridos y profesionales
El apoyo emocional de tus seres queridos, familiares y amigos, puede ser de mucha ayuda para sentirte motivado a mantener un estilo de vida saludable. De hecho, afrontar desafíos con quienes te aprecian puede hacer más llevaderas las recaídas, teniendo en cuenta que tras la pérdida de peso puede ser un reto mantenerlo; debido a la memoria obesogénica y a la forma en que se pierde el peso, que explicarían la manifestación del llamado «efecto yo-yo» o rebote.
Por su parte, los profesionales, como nutricionistas y psicólogos, están preparados para ofrecerte información, orientación y planes adaptados a tus necesidades, que te permitan trazar objetivos realistas.
Se requiere apoyo y asistencia, sin culpabilizar
El Día Mundial contra la Obesidad es un llamado a la acción conjunta para afrontar la obesidad como una crisis global. La idea es tomar conciencia de que responsabilizar a los individuos que padecen esta enfermedad crónica no es el camino. Por el contrario, se requiere un abordaje sistémico, que promueva una participación más activa de la asistencia sanitaria, los medios de comunicación, entre otros actores. En este sentido, esta conmemoración busca el cambio de enfoque de las políticas para llegar a los sectores más vulnerables, combatir el estigma del peso y prestar asistencia oportuna.
Si sufres de obesidad, ten presente la importancia de una alimentación saludable, la práctica de ejercicio físico, la higiene del sueño y la búsqueda de asistencia profesional para avanzar por un camino de hábitos saludables, que permitan minimizar los riesgos de padecer enfermedades no transmisibles, como la diabetes.
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