Dificultad en la toma de decisiones: posibles causas y recomendaciones

Muchas veces, la dificultad en la toma de decisiones se debe a que esperamos la aprobación o la opinión de los demás. ¿Cómo superar esto?
Dificultad en la toma de decisiones: posibles causas y recomendaciones
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 06 julio, 2023

Estamos más habituados a tomar decisiones de lo que creemos. Lo realizamos a diario, en el minuto a minuto. Sin embargo, en ocasiones se presenta la dificultad en la toma de estas decisiones.

Esto es lo natural, en especial cuando se trata de algo complejo y trascendental para nuestras vidas. Detenerse a pensar y evaluar alternativas antes de actuar es lo más sabio. Pero cuando no logramos una respuesta o cuando no lo hacemos a tiempo, se convierte en un obstáculo.

Dificultad en la toma de decisiones: ¿de qué se trata?

La toma de decisiones implica escoger una alternativa cuando se presentan dos o más opciones. Esto supone un proceso en el que analizamos los pros y los contras de seguir determinado camino.

Implica, en cierto modo, una orientación al futuro. Decidir es también resignar e implica hacerse cargo de las consecuencias. Ambos aspectos influyen y pueden paralizar un movimiento.

Esta dificultad de tomar una decisión se traduce en un constante ida y vuelta, en la rumiación permanente sobre qué hacer. Así empieza un bucle sin salida.

Decisiones para tomar entre varias opciones.
La toma de decisiones implica elegir un camino entre alternativas disponibles. No siempre es tarea fácil.

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Causas y consecuencias respecto a la dificultad en la toma de decisiones

En psicología, cuando pensamos en las causas es importante destacar que un problema se nutre de diferentes factores. Quizás algunos de ellos son más decisivos o de mayor peso que otros, pero no hablamos de una única condición que lo origina o lo mantiene.

En este sentido, entre las causas que pueden incidir en la dificultad de la toma de decisiones, es posible pensar en las siguientes:

  • Perfeccionismo: para una persona que se rige con altos estándares de perfección, nunca nada es suficiente. Como todo es mejorable, las condiciones nunca son las correctas. Si bien es cierto que muchos aspectos se pueden mejorar, no hay peor batalla que la que no se da. De este modo, no hay pragmatismo al momento de ejecutar y nos perdemos la posibilidad de crecer y mejorar.
  • Procrastinación: en muchos casos, el hecho de no activar una decisión tiene que ver con postergarla de manera indefinida. Lo que sucede es que el asunto queda sin resolver porque surgen otras prioridades. Así, la indecisión se proyecta en el futuro.
  • Miedo e inseguridad: el temor a equivocarnos es una de las razones que paraliza la toma de decisiones.
  • Excesiva dependencia de la opinión de los demás: muchas veces, una decisión se posterga porque esperamos la aprobación o la opinión de los demás. Esto se vincula con el punto anterior, ya que denota una cierta falta de seguridad y de confianza en el propio criterio.
  • No sabemos cómo hacerlo: puede suceder que nos enfrentemos a una decisión trascendental, pero no sabemos por dónde empezar.

Sobre las consecuencias

Respecto a las consecuencias en la dificultad para la toma de decisiones, vale la pena destacar algunos aspectos:

  • Se pierden oportunidades: el ida y vuelta en la toma de decisiones hace que no nos definamos respecto a una situación en el momento justo.
  • No tomar decisiones influye en el estado de ánimo: la persona experimenta frustración, ansiedad por asuntos no resueltos o permanece rumiando sobre el tema de interés. De este modo, se produce un enorme gasto de energía.


¿Qué se puede hacer con la dificultad en la toma de decisiones?

Existen distintos caminos que se pueden explorar para intentar destrabar aquello que nos impide tomar decisiones. Algunos de los consejos son los siguientes:

  • Hacerse preguntas, ensayar escenarios y acotar opciones: si eres de las personas que sobreanaliza una situación, lo importante es pensar en las opciones que se abren a partir de tomar una decisión y acotar las respuestas posibles a una o dos. Si pasa A, entones hago B o me inclino por C. Esto podría darte la tranquilidad de que tienes un margen de acción si surge algo imprevisto. En cambio, si eres de las personas que se abruma por lo incierto del futuro, es importante que analices varios escenarios.
  • Respetarse y escucharse: es fundamental que empieces a escucharte a ti mismo, a comprender tus necesidades y deseos, a basarte en tu intuición y experiencia.
  • Aprender a gestionar las emociones: para poder sobrellevar mejor la tolerancia a la frustración.
  • Trabajar sobre los pensamientos que impiden la toma de decisiones: no es de vida o muerte equivocarse, pero sí es importante desentrañar qué pensamientos o valores están en la base de dicha dificultad. A veces nos alejamos de la realidad y pensamos en consecuencias muy catastróficas, extremistas o que solo contemplan una faceta de toda una situación.
  • Desagregar la decisión: tal como mencionamos antes, a veces la dificultad de tomar una decisión radica en que parece inabordable. En este sentido, si es posible, hay que pensar ese asunto en unidades más pequeñas e ir dando pasos acotados.
  • Conversarlo con alguna persona: expresar nuestras dificultades o dudas puede servir. También podemos escribir las ideas, como un modo de visualizar de una manera distinta.
Diario personal para mejorar la toma de decisiones.
Escribir en un diario personal ayuda a clarificar las situaciones para reconocer opciones y tomar decisiones.

No tomar decisiones ya es una decisión

Suspender la toma de una decisión y posponerla en el tiempo implica una decisión en sí misma. Lo que sucede es que esto nos corre del lugar de la acción y la proactividad para dejarnos en el de la pasividad o receptividad. No tomar una decisión no soluciona el dilema.

La mayoría de las veces, el problema no se encuentra en la decisión que debemos tomar, sino en otro lado: en esas creencias o prejuicios que tenemos en torno a algo. Sin embargo, si no afrontamos el asunto y nos responsabilizamos por decidir, de igual modo hay consecuencias. Mejor poder decidir y no encontrarse con la sorpresa.


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  • Muñeton Santa, G., Ruiz-Martínez, A., & Loaiza Quintero, O. (2017). Toma de decisiones: explicaciones desde la ciencia aplicada del comportamiento. Revista Espacios, 38 (13).
  • Luna Bernal, Alejandro César Antonio, & Laca Arocena, Francisco Augusto Vicente (2014). Patrones de toma de decisiones y autoconfianza en adolescentes bachilleres. Revista de Psicología, 32(1),39-65.[fecha de Consulta 5 de Octubre de 2021]. ISSN: 0254-9247. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=337831261002

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