Duelo por suicidio: 5 consejos

Con el tiempo, para los supervivientes, el suicidio se puede convertir en una experiencia de aprendizaje y fortaleza. Pero al principio, es lógico que haya un duelo por superar.
Duelo por suicidio: 5 consejos
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 09 julio, 2023

El suicidio no se agota en la vida que se perdió. Por lo inexplicable y abrupto de la situación, el duelo por suicidio tiene un efecto en cascada que impacta en todos los familiares y allegados.

Los especialistas refieren que el número de personas que se ven afectadas de manera directa por una muerte por suicidio es de un promedio de 7. Incluye progenitores, abuelos, amistades, pareja e hijos.

El suicidio es una situación compleja

El suicidio es una situación de gran estrés y angustia, con un impacto muy profundo en todos los niveles. Se vive como un golpe «doble»: tanto por la pérdida de una vida como por quienes deben afrontar dicha pérdida.

Los supervivientes, que son los familiares y las relaciones más cercanas a la víctima, se ven movilizados y conmovidos, al mismo tiempo que muchas veces se sienten interpelados y «mirados» como responsables. Pero también la comunidad en general se sensibiliza ante la pérdida. El suicidio es un triste desenlace, que deja a todos una sensación amarga de impotencia.



Consejos para afrontar un duelo por suicidio

Todo duelo conlleva un tiempo de elaboración, que implica llegar a una etapa de aceptación de la pérdida. En dicho proceso son esperables reacciones y emociones tales como la angustia, la culpa, el desgano, la apatía, las dificultades para concentrarse y realizar tareas habituales, la pérdida de interés, los cambios en el apetito y los trastornos del sueño.

El duelo por suicidio tiene la particularidad de que los allegados intentan comprender el hecho, buscan señales previas, interpretan los hechos. Necesitan un por qué.

Aquí es muy importante comprender que el suicidio es un fenómeno multicausal. Quizás hubo una «última gota» que rebalsó el vaso, pero se necesitaron varias de ellas para colmarlo.

En este sentido, debemos comprender que no hay un solo motivo que pueda explicar la situación de sufrimiento que llevó a alguien a quitarse la vida. Con el tiempo, podremos entender que nuestro rol para evitarlo era limitado.

Duelo por un suicidio acomodando las cosas.
La cercanía con la persona que se suicidó determina el grado de compromiso en el duelo y los posibles síntomas de angustia que aparecerán con el paso de los días.

Algunas recomendaciones para una persona que vive un duelo por suicidio son las siguientes.

1. Pedir ayuda

El suicido de un ser querido es una experiencia singular, atravesada por múltiples y contradictorias emociones. Así, es posible pasar del enojo a la culpa, de la incredulidad a la resignación.

Cuando estas emociones no se gestionan y no se logra procesar lo ocurrido, es probable que el duelo se convierta en patológico. Es decir, se haga crónico y deje a la persona encerrada en el malestar.

También pueden aparecer enfermedades físicas o mentales, desorganización familiar, entre otras consecuencias. Es bueno contar con recursos variados, ya sea de familiares o amigos, formar parte de un grupo de autoayuda o asistir a terapia psicológica.

2. Hablar de las emociones, aceptarlas, darles un lugar

Negar lo que sentimos no hace desaparecer el dolor. Por el contrario, en algún momento lo vuelve explosivo e insostenible.

Cada persona debe encontrar el mejor modo de ponerle un nombre a lo que siente. Ya sea hablando, escribiendo o lo que necesite.

Una técnica muy útil puede ser llevar un registro diario de emociones. Al ponerlas en papel, nos tomamos un tiempo para pensarnos y sentir.

3. Respetar los tiempos propios del duelo y no presionar

En un duelo intervienen múltiples variables personales, familiares y sociales que lo facilitan o dificultan. Es importante aceptar que cada quien necesita algo diferente.

Por eso, hay que respetar la singularidad de la vivencia. Es conveniente buscar un equilibrio entre permitir la soledad y la intimidad, pero también estar disponibles y con una escucha activa.

4. Restablecer la rutina poco a poco

El dolor sigue presente, pero con el tiempo es recomendable empezar a retomar algunas actividades. No debemos esperar a sentirnos 100 % bien.

Son preferibles los pequeños pasos. También con el tiempo, podremos mirar hacia el futuro.



5. Cuidar y cuidarse

Alimentarse, descansar, mantener la higiene personal, preservar nuestro espacio en orden. Estas actividades cotidianas pueden convertirse en un verdadero desafío.

Sin embargo, es necesario hacer une esfuerzo por procurar el autocuidado. También resultan útiles las técnicas de relajación, que ayudan a reducir el estrés presente en todo duelo.

Si somos los que acompañamos a alguien, durante los primeros días resulta muy útil ofrecernos para tareas como hacer compras, cocinar, limpiar.
Cuidar de alguien que atraviesa duelo por suicidio.
Cuidar de uno o cuidar a alguien que atraviesa el duelo implica organizar la rutina en lo cotidiano.

Transformar el dolor en resiliencia

Existe una frase muy conocida que dice que “con el diario del lunes, todos somos expertos opinando”. Con ella se quiere enfatizar que, con cierta información, a todas las personas nos resulta más o menos fácil opinar o decir qué debió hacerse.

Esta situación se repite con los supervivientes del suicidio. Se culpan por no haber visto señales, por no haber interpretado algo. Así, se sumergen en el malestar de no haber evitado una muerte.

Sin embargo, no siempre es fácil saber cuándo intervenir o cuándo considerar un indicio como algo de gravedad. Lo cierto es que culparnos no nos devuelve a la persona querida.

Con el tiempo, el suicidio y lo que aprendemos de él a partir de nuestra experiencia, nos ofrece una «revancha» para hacer algo, lo que sea que elijamos. Existen múltiples maneras, desde realizar acciones de concientización hasta hablar sobre el tema, desterrando mitos y tabúes, u ofreciendo ayuda a otras familias supervivientes.

El tiempo, la compasión y la aceptación nos permiten convertir el dolor en una oportunidad para ayudar.

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  • Echeburúa, Enrique. (2015). Las múltiples caras del suicidio en la clínica psicológica. Terapia psicológica33(2), 117-126. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-48082015000200006
  • Imaz, J. A. G. (2013). Familia, suicidio y duelo. Revista colombiana de psiquiatría43, 71-79.

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