Edema óseo: todo lo que debes saber
Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador
El edema óseo es un proceso inflamatorio que, por lo general, ocurre dentro del hueso trabecular, es decir, el componente esponjoso interno de los huesos. Sus causas van desde traumatismos hasta enfermedades degenerativas. Incluso, es frecuente entre quienes inician la práctica de actividad física extenuante tras ser una persona sedentaria.
La revista científica Dolor, Investigación, Clínica y Terapéutica explica que se trata de una patología frecuente en la práctica clínica de reumatología. Esto se debe a que hay un mayor uso y disponibilidad de las resonancias magnéticas como prueba diagnóstica. En consecuencia, se ha facilitado la identificación de este tipo de problemas. ¿Cuáles son sus características?
¿Qué es el edema óseo?
De forma simple, se puede afirmar que los huesos están compuestos de dos tejidos bien diferenciados. Uno de ellos es el hueso cortical, formado por un material duro y compacto que rodea la envoltura exterior del esqueleto. El otro es el hueso trabecular, un tejido más esponjoso compone la materia esquelética interna.
Cabe destacar que en esta última sección ósea hay una gran cantidad de vasos sanguíneos, ya que los huesos también deben nutrirse. De acuerdo con un artículo publicado en la Universidad FASTA de Argentina, la inflamación ósea se produce por una acumulación de fluidos dentro del hueso trabecular.
A menudo, esto ocurre porque los vasos sanguíneos se rompen y se produce un sangrado dentro del hueso. También puede tener su origen en la acumulación de líquido inflamatorio tras una lesión. En cualquier caso, se podría decir que el edema óseo es una especie de moretón en el interior del hueso.
Ahora bien, no hay que ignorar que esta condición también puede ocurrir en el hueso cortical, aunque no es tan común. Asimismo, es necesario acotar que sus características varían según su reversibilidad. De este modo, está clasificada en dos grandes grupos:
- Síndrome del edema óseo transitorio (SEOT): se trata de un proceso inflamatorio reversible que disminuye con tratamiento y tiempo.
- Osteonecrosis: provoca la muerte de las células formadoras de hueso (osteocitos). Por ello, se considera una patología irreversible.
¿Por qué se produce?
Como es de esperar, la mayoría de edemas óseos se producen por lesiones y caídas, altas cargas físicas o sobrecarga deportiva. Aún así, la sección de Reumatología del Hospital General de Elche nos avisa que, en muchos casos, las causas no quedan del todo claras.
Si bien su detonante principal suele ser un traumatismo grave, también hay que tener en cuenta que se puede dar por microlesiones continuadas en el tiempo. Por ejemplo, durante una carrera de 10 kilómetros, una persona impacta unas 8000 veces contra el suelo. Esto, en consecuencia, pasa factura tanto en la estructura ósea interna como en los músculos y ligamentos.
De todos modos, el ejercicio no es el único detonante; enfermedades como la osteoartritis, la necrosis avascular (falta de irrigación sanguínea), la osteoporosis o el síndrome de dolor regional complejo también promueven la aparición de esta inflamación. En resumen, todo lo que debilite al hueso lo predispone a su rotura.
Síntomas del edema óseo
Las manifestaciones clínicas del edema óseo pueden variar en cada persona, de acuerdo a la severidad con que se presente. Según información publicada en el portal Reumatología clínica, sus principales síntomas abarcan lo siguiente:
- Dolor localizado en la estructura ósea afectada.
- Malestar al poner a trabajar al hueso lesionado. El dolor incrementará al realizar ejercicio.
- Cuando la lesión no se interviene de manera oportuna, el dolor se extiende hasta en estado de reposo.
- En los casos de mayor gravedad, la persona puede mostrar malestar en actividades tan cotidianas como el andar.
Debido a su naturaleza, es fácil adivinar que los edemas aparecen con más frecuencia en las rodillas, los metatarsianos del pie o el calcáneo. Aún así, los síntomas varían según la estructura ósea afectada.
Diagnóstico
Este tipo de lesiones no se observan en una radiografía tradicional, por lo que se hace necesaria una resonancia magnética. Sumado a esto, estudios evidencian que nuevas técnicas como la Tomografía Computarizada de Energía Dual (TCDE), que reconstruye imágenes a partir de la descomposición de materiales, pueden ser herramientas muy útiles a la hora de detectar un edema óseo.
¿Cuál es el tratamiento?
Según profesionales de traumatología del portal Asepeyo Salud, el tratamiento del edema óseo comprende diversas fases. Te las mostramos a continuación:
- El reposo es determinante para una recuperación óptima. Para aliviar los síntomas agudos, el uso de muletas es importante. La disminución de carga y del esfuerzo óseo será de mínimo de cuatro semanas.
- Se pueden utilizar también diversos fármacos, como analgésicos para controlar el dolor, bifosfonatos, vitaminas y otros compuestos para aumentar la densidad ósea o iloprost para la vasodilatación.
- Tras las etapas médicas iniciales, es adecuado abordar la recuperación con tratamiento de fisioterapia. La misma puede incluir magnetoterapia, termoterapia, relajación muscular, ejercicio acuático y otras técnicas.
En los casos más graves, se puede requerir de un paso por el quirófano. Es posible practicar una descompresión medular por perforación múltiple, algo conocido como «técnica de Forage», para vaciar de líquido al hueso.
Medidas preventivas contra el edema óseo
Como enuncia un término común en la cultura popular: «el mejor tratamiento es la prevención». No hay que forzar al cuerpo más de lo necesario, y ante actividades físicas extremas, la presencia de un entrenador que controle el ejercicio se hace esencial.
Por otro lado, si hay molestias tras caminar, correr o hacer cualquier otra actividad, es primordial acudir al médico. Sea un edema óseo, una fractura o un esguince, es necesario obtener un diagnóstico oportuno para intervenir a tiempo, sin complicaciones.
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