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11 ejercicios para estimular la motricidad gruesa de un bebé

7 minutos
Todos los bebés son únicos y cada uno tiene su ritmo. Pero los ejercicios para estimular la motricidad gruesa son un momento especial de juego e interacción que te permitirán evaluar su desarrollo muscular, cognitivo y afectivo.
11 ejercicios para estimular la motricidad gruesa de un bebé
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina

Escrito por Ana Núñez
Última actualización: 25 mayo, 2023

Los ejercicios para estimular la motricidad gruesa son parte de los cuidados y la atención que los padres dedican al bebé. Por medio del juego se toma conciencia de los músculos que participan en el desarrollo psicomotor y neurológico.

Con rutinas que incluyen actividades con pelotas, sonajeras y movimientos específicos se estimula la destreza de brazos, manos y piernas, como también la coordinación mano-ojo.

Los bebés nacen preparados para aprender a su tiempo y a su ritmo. Sin embargo, la estimulación temprana beneficia el desarrollo corporal y afectivo y más tarde se reflejará en su rendimiento escolar.

La motricidad gruesa, a diferencia de la fina, fortalece las piernas, el torso y los brazos, facilitando el equilibrio para sentarse, levantarse y gatear.

¿Qué es la motricidad gruesa?

La motricidad gruesa es la capacidad que desarrollan los niños para hacer movimientos con varios grupos de músculos. Indica que el cuerpo realiza acciones globales y amplias de manera coordinada con cada vez un mejor dominio del equilibrio y de los cambios de posición.

Aunque la motricidad gruesa sea más visible por el volumen corporal y espacial que implica, se complementa con la fina. En efecto, como veremos a continuación, un grupo muscular logra un amplio despliegue que los dedos, ojos o lengua refinan.

Mover la cabeza

Recién nacido, el bebé puede mover la cabeza de lado, pero no tiene control del cuello y necesita ayuda para sostenerla. Es relevante saber que son los ojos una de las primeras partes del cuerpo que el bebé mueve.

De hecho, al estímulo de voces o ruidos moverá la cabeza y dirigirá la mirada al punto o fuente del sonido. Al segundo mes, boca abajo, logrará levantarla y más si tiene un estímulo para ello.

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La cabeza del bebé se mueve con base en los estímulos que recibe del exterior, dirigiendo la mirada, sobre todo.

Usar los brazos

Al segundo mes el bebé sacude los brazos si está emocionado. Ello corresponde a la motricidad gruesa, pero también observaremos cómo se despierta la curiosidad por sus manos.

Tras intentarlo repetidas veces, al fin logrará llevárselas a la boca para chupáserlas. Por ahora será en forma de puñito, pero poco después será algún dedo.

En el tercer mes alarga los brazos para agarrar objetos, estén o no a su alcance. Y si en un principio los dedos se cierran por reflejo, ahora lo hace con más voluntad. Aunque todo esto nos parezca natural, se trata de un compendio de movimientos en conjunción perfecta.

Girar el cuerpo

En el tercer mes, el bebé patalea tan fuerte que puede dar un giro y pasar de estar boca abajo a quedar boca arriba. Dejarlo solo sobre el cambiador o la cama es un riesgo.

Para hacerlo ha logrado una integración sensomotriz de las partes del cuerpo que trabajan juntas. Por ejemplo, prepararse para avanzar hacia un objeto, perseguir un rayo de luz o ir a los brazos de la madre. La motricidad gruesa da el impulso que ojos y manos completan a partir del sentido vestibular.

Perseguir un objeto

Este movimiento integra todo lo que ya hemos visto. El control del cuello, el uso de los brazos y el voltear el cuerpo para ir a gatas hacia un elemento atractivo puesto ante sus ojos.

Si le da alcance, seguro lo tomará en sus manos libres y, a partir del octavo mes, se podrá sentar a explorarlo. Con el máximo interés se activan ojos, boca, lengua, encías y dientes, que se encargarán de valorar y reconocer el mundo.

Atrapar una pelota

Todo lo complejo que podamos imaginar ocurre al atrapar una pelota. Esta habilidad comenzará a aparecer en el bebé a los 24 meses. Manteniendo el equilibrio al estirar los brazos, atrapar exige planeación motora, coordinación ojo-mano, secuenciación y pensamiento bilateral.

Ejercicios para estimular la motricidad gruesa

Para hacer los ejercicios, el bebé debe encontrarse bien despierto y tranquilo. Son rutinas para ejecutar en un ambiente musical, de juego y alegría, que se ha de expresar de manera constante en el rostro de los padres. Cada logro importa que sea celebrado y aplaudido.

De 0 a 3 meses

1. Boca arriba, dejar que se prenda a los dedos de la madre y levantarlo suavemente hasta quedar sentado por unos segundos. Hacer que vuelva atrás. No es conveniente buscar que quede sentado. A los dos meses, con este ejercicio intentará controlar su cabecita.

2. Con la misma posición boca arriba, llevarle los brazos hacia el pecho unos segundos y luego hacia afuera. Esta rutina favorece su respiración y sus miembros superiores ganan fuerza.

3. Cargarlo boca abajo permitiendo que su barbilla repose en uno de los brazos de la madre. O bien, simplemente acostarlo en esa posición. Ambas maneras ayudan a tonificar los músculos del cuello y hombros.

4. A los tres meses acostarlo boca arriba y sonar una campanilla del lado contrario al que se encuentre mirando. Girará la cabeza buscando el sonido.

De 4 a 7 meses

5. Acostar al bebé boca abajo y presentarle un estímulo que haga que levante su cabeza. Buscará hacerlo ayudado con los brazos y apoyándose en las manos.

6. Ya vimos que uno de los ejercicios para estimular la motricidad gruesa consiste en acostarlo boca arriba y asido a los dedos, levantarlo. En esta etapa sostendrá la cabeza.

Cumplidos los cinco meses se quedará sentado con un poco de apoyo y a los seis se mantendrá solo por unos segundos. Cuando pueda sentarse sin ayuda, iniciará los desplazamientos autónomos. Para motivarlo habría que incitarlo a alcanzar objetos de su interés. A los seis meses, si se deja caer un objeto metálico le pondrá la mirada encima.

7. Acostar al bebé en la cuna y mostrarle un juguete o cualquier otro objeto que le llame la atención. Esta versión del ejercicio consiste en hacer que, asiéndose de los barandales logre levantarse, con la intención de tomarlo en sus manos.

Una variante es ponerle un juguete en el suelo de la cuna o en el piso, si usamos cualquier mueble estable; esto para lograr que se agache y lo recoja.

De 8 meses a 1 año

8. Ha llegado la hora de sus primeros pasos. Para ello se sugiere pararse detrás, tomarle las manos y levantarlo hasta ponerlo de pie. Seguidamente, moverle hacia adelante un brazo y luego el otro.

En este perído aprenderá a gatear, primero “reptando” y luego gateando propiamente. Estimular el gateo es fundamental para su desarrollo neurológico y psico-motor:

El gateo desarrolla la visión, la tactilidad, el equilibrio, la propiocepción, la motricidad gruesa o desplazamiento con el cuerpo y la motricidad fina, la orientación y discriminación espacial de fuentes acústicas y la futura capacidad de escritura en un solo ejercicio”.

– Saúl López M. Psicomotricista y Psicopedagogo –

9. Durante este período buscará levantarse apoyado. Su columna necesita ganar firmeza, por lo que se le puede tomar por los pies y alzarlo completamente por unos dos o tres segundos. Para sus piernas, tenderlo boca arriba y sujetado por los tobillos para hacer que las mueva como si pedaleara.

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El momento de los primeros pasos es un logro que toda la familia disfruta.

De 1 año en adelante

10. Lo esencial en esta intensa etapa es el equilibrio. Un ejercicio consiste en invitarlo ya con mayor autonomía a recoger juguetes del piso, con el reto de agacharse y levantarse con el objeto en sus manos.

11. Otro ejercicio y juego interesante es rodar una pelota. La idea es que la reciba, la vea rodar, él mismo la impulse y la siga con el cuerpo y con la vista. El ciclo interactivo quedará completo cuando la tome y la lance. Lanzar una pelota liviana para derribar bolos hechos en casa, trabajará su coordinación mano-ojo y la idea de causa-efecto.

Los ejercicios para estimular la motricidad gruesa refuerzan las etapas del desarrollo

Lo esencial es no forzar el avance músculo-esquelético del bebé. Todos los niños son únicos y cada uno en particular tiene su esquema de aprendizaje. Recomendamos manejar bandas, estadísticas y aproximaciones. En especial, observar que el bebé esté sano y feliz.

Finalmente, no apurarse a que camine procurando dispositivos como andadores; más bien llevarlo a que gatee. Tenderlo en el piso todo el tiempo que se pueda y facilitarle la exploración y el recorrido de su territorio familiar. A gatas desarrollará la base necesaria y suficiente para su equilibrio corporal.


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