Enfermedades del hígado
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Todas las enfermedades del hígado requieren atención ya que afectan a un órgano vital. Entendamos que el hígado interviene en la digestión de los alimentos, almacena energía y libera toxinas. Varias de estas enfermedades pueden conducir incluso a la muerte.
Las enfermedades del hígado son causadas por diversos factores. En algunas ocasiones son ocasionadas por virus, otras veces por la ingestión de alguna sustancia tóxica y solo raras veces por motivos hereditarios.
Los síntomas de las enfermedades del hígado varían mucho dependiendo del padecimiento de que se trate. Sin embargo, en algunas circunstancias no causan ningún síntoma y sólo son detectables mediante pruebas de laboratorio.
Veamos cuáles son las principales enfermedades hepáticas.
Enfermedad del hígado graso no alcohólico y NASH
La enfermedad del hígado graso no alcohólico se caracteriza porque hay una acumulación de lípidos en el hígado. Si además hay inflamación y lesión de las células hepáticas se denomina “esteatohepatitis no alcohólica” o NASH.
Son más propensos a desarrollar este tipo de enfermedad las personas obesas, quienes tienen diabetes tipo 2 y los que padecen de síndrome metabólico. Por lo general este tipo de enfermedades del hígado cursan sin ningún síntoma.
Cirrosis, una de las enfermedades del hígado más graves
La cirrosis es una de las enfermedades del hígado más graves y se caracteriza porque el tejido cicatricial reemplaza al tejido sano. El hígado, entonces, queda cicatrizado y dañado permanentemente, por lo cual no puede funcionar.
No hay un tratamiento específico para la cirrosis, pero sí lo hay para las causas que la producen. Las causas más frecuentes de la cirrosis pueden ser:
- Alcoholismo.
- Hepatitis C crónica.
- Hepatitis B crónica.
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Hepatitis autoinmunitaria
La hepatitis autoinmunitaria es una enfermedad crónica que se produce porque el sistema inmunitario ataca al hígado y esto causa inflamación y daño en dicho órgano. Si no se proporciona el tratamiento adecuado puede avanzar y provocar cirrosis hepática.
La hepatitis autoinmunitaria es otra de esas enfermedades del hígado que a veces no genera ningún síntoma inicialmente, aunque sí con el tiempo. Se detecta con base en la historia clínica del paciente y pruebas clínicas.
Hepatitis A, B y C
Las hepatitis A, B y C son causadas por virus. En la hepatitis A el virus provoca inflamación y esta, a su vez, hace que el hígado no funcione de manera correcta. Se contagia por contacto con la materia fecal de una persona infectada previamente.
La hepatitis B tiene características similares, pero en este caso el contagio se produce por entrar en contacto con cualquiera de los fluidos corporales de una persona infectada. Hay una modalidad aguda y otra crónica. Esta última, sin tratamiento, puede convertirse en cáncer de hígado o provocar insuficiencia hepática.
La hepatitis C tiene un patrón similar a las dos anteriores, pero se contagia por entrar en contacto con la sangre de una persona infectada. Los primeros síntomas pueden aparecer hasta 10 años después del contagio. Como el tipo B tiene una modalidad aguda y otra crónica.
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Hepatitis D y E
El virus de la hepatitis D es muy raro y solo afecta a quienes tienen previamente hepatitis B. Cuando los virus de la hepatitis B y D están juntos se habla de una coinfección. Si la persona tiene hepatitis B crónica y luego se contagia con el virus de la hepatitis D se habla de una sobreinfección.
La hepatitis E es una infección que se transmite por tomar agua contaminada con las heces de una persona infectada. También puede provocarse por consumir carne de cerdo poco cocida o de animales de caza silvestre. Generalmente remite luego de unas semanas sin tratamiento. Por causas desconocidas esta enfermedad provoca una mortalidad del 20 % en mujeres embarazadas.
Otras enfermedades del hígado
La hemocromatosis no es una enfermedad específica del hígado, pero sí lo afecta de manera importante. Se trata de una acumulación excesiva de hierro en el cuerpo. Puede causar fibrosis hepática y el 60 % de los afectados desarrollan cirrosis. En un 5 % de los casos provoca la formación de tumores malignos en el órgano.
De otro lado la enfermedad de Wilson es un trastorno hereditario poco frecuente que impide que el organismo se deshaga del cobre que no necesita de forma natural. Si el cobre se acumula en el hígado puede dar lugar a cirrosis.
Las hepatitis B y C, así como la cirrosis, la hemocromatosis, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad o la diabetes son factores de riesgo para desarrollar cáncer de hígado. Actualmente hay varios tratamientos disponibles para combatirlo. Es importante que los síntomas no sean subestimados y que hagamos las consultas en el momento oportuno para evitar complicaciones.
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- Beltrán, M. D. L. L. M., Ruiz, L. H., Velázquez, A. L. L., & Cerda, A. P. (2005). Fitoterapia molecular como parte de la medicina alternativa complementaria en las enfermedades del hígado. Investigación en salud, 7(1), 64-70.
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