¿Cómo enseñarle a un hijo adolescente a tomar buenas decisiones?

Los adolescentes tienen todo el tiempo por delante, pero a la hora de tomar decisiones se pueden sentir apremiados. Enseñarles a decidir es ayudarlos a controlar la ansiedad y a evaluar con calma los pro y contras.
¿Cómo enseñarle a un hijo adolescente a tomar buenas decisiones?
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Ana Núñez

Última actualización: 06 julio, 2023

Enseñarle a un hijo adolescente a tomar buenas decisiones es una tarea que requiere paciencia y tacto. Desde su perspectiva, la vida parece más compleja. Y aunque la experiencia de los padres esté a su completa disposición, él se sentirá tentado a desafiar los consejos de la autoridad.

Además, en su habitación puede estar dos veces encerrado; con respecto a su familia, pero también ensimismado en sus pensamientos. Ayudarlo a salir y a romper el silencio, evaluar juntos escenarios y alternativas, hacer que sienta que no está solo, es fundamental.

¿Por qué la adolescencia es una etapa tan determinante en la vida?

La adolescencia es una etapa en la que todo cambia drásticamente. Se transforman e l cuerpo, las relaciones y los sentimientos. Los adolescentes replantean su personalidad y su ser social explorando el mundo más allá del medio familiar, buscando afirmación y sentido de la vida.

En esta etapa se toman decisiones trascendentales y por su idea o concepción del tiempo es probable que no se advierta su peso. Se llega a elegir el desarrollo profesional, la carrera deportiva, continuar o no con un instrumento musical o una expresión artística, como el teatro o la danza.

En estos casos, el cuerpo adolescente que crece y se desarrolla establece una relación rotunda y exigente entre la actividad musical o deportiva y el cuerpo que la ejecuta. Acompañar y estimular al adolescente en este momento es crucial para su futuro.

Decisiones más importantes que se deben tomar en la adolescencia

Es propio de los adolescentes la impulsividad, lo que torna un poco temerario el hecho de tomar una decisión. Por eso, a la hora de enseñar a un hijo adolescente a decidir es estratégico brindarle nociones sobre manejo consciente del tiempo, de la planificación y del establecimiento de hojas de ruta.

Adolescente juega un deporte.
El deporte puede ser determinante en la adolescencia, tanto por sus beneficios físicos como por el desarrollo de habilidades.

En el desarrollo profesional

Son muchos los casos de personas que encuentran su espacio de desarrollo personal en plena madurez. No obstante, en la adolescencia y con un seguimiento apropiado, la dirección que tome el adolescente acaso resulte decisiva.

Desde niño seguro presentó inclinaciones y será en la adolescencia cuando amerite fomento, especialización, control experto, práctica y ejercicio profesional. La música, el atletismo y la gimnasia, por solo mencionar tres talentos, exigen del adolescente una dedicación especial y de los padres un apoyo categórico.

En el círculo o la elección de los amigos

Es sabido que los amigos son de una importancia capital para los adolescentes. Son espejos, vitrinas, cómplices y confidentes. Los padres no penetran la intimidad de las conversaciones que se tejen en esos círculos en los que se define la personalidad.

De ahí la importancia de generar espacios de encuentro y familiaridad para conocer y explorar con confianza y cercanía a los amigos de los hijos. Es lo que puede aportar elementos para ayudar a configurar o influir en el complejo campo de dichas relaciones, a veces tóxicas o enfermizas.

En definitiva, son estos amigos con quienes pasan mucho tiempo, los que en momentos cruciales pueden brindar información valiosa o soporte emocional.

En el noviazgo y las experiencias sexuales

Comunicación y cercanía son complementarios para acompañar la toma de decisiones de los hijos adolescentes en el campo de la experiencia sexual o el enamoramiento. Entre su círculo de amigos se encontrarán las pautas para estos encuentros y desencuentros tan comunes e influyentes en la educación sentimental.

Por otro lado, sin comunicación aumentan los riesgos de enfermedades de transmisión sexual o embarazo precoz. Es la personalidad la que se está modelando y la sociedad del espectáculo ofrece iconos y valores en los que predomina la vida fácil y desaprensiva.

En la construcción de la autoestima

Los amigos lo ayudan a tener una imagen de sí con la que se acepta si lo aceptan. Se trata de una relación dialéctica que se debe atender para que no se desvíe o tome caminos indeseables, que incluso lleguen a afectar seriamente su salud. La bulimia o la anorexia tienen un componente social en la moda y los estereotipos.

En familia se han de cuidar los hábitos alimenticios y lo que en general se consume, sea material o inmaterial. Las cosas están cargadas de los signos de la época, lo que se refleja en la ropa, los colores de las paredes, la música y otros gustos. En tal sentido, la familia es un todo y cada miembro debe sentirse parte.

Consejos para enseñarle a un hijo adolescente a tomar decisiones

Es común que los problemas en la adolescencia se vean muchas veces más grandes de lo que son y que se perciban como definitivos. Como si no hubiera salida y el horizonte se cerrara.

Para enseñarle a un hijo adolescente a tomar buenas decisiones es importante que te eleves y le muestres que la vida sigue apenas un poco más allá. Ayúdalo a empinarse.

Aumentar la comunicación

Para enseñarle a un hijo adolescente a tomar buenas decisiones, la comunicación en el seno familiar es irreemplazable. Hay que cultivarla en todo momento y los niños deben crecer bajo su ambiente e influjo benefactor. Ello es importante para que comunicar sea un hábito familiar.

La comunicación no está llena solo de palabras, sino de silencios comprensivos. Los padres deben abonar la intuición y la confianza.

El hijo adolescente necesita a los padres como una presencia sutil y envolvente en la que pueden llegar a sostenerse de ser necesario. Necesita respirar y hacerlo a sus anchas.

Dejarlo avanzar

Aconsejarlo, pero no apremiarlo. El adolescente precisa andar y errar. De todos modos, no estén tan seguros los padres de que saben todo lo mejor o lo que más le conviene. En los tiempos actuales los adolescentes están en contacto con realidades que los mayores no sospechaban a su edad.

Resulta un poco paradójico que sea el hijo quien vaya adquiriendo poco a poco las competencias para hacer frente a este mundo acelerado. Avanzan y de alguna manera van con él abriendo nuevos senderos. Estar dispuestos a aprender es una clave que ha de ser compartida.

Falta de comunicación adolescente.
La falta de comunicación en la familia con adolescentes promueve las malas decisiones, ya que no hay espacio para debatir y discutir.

No interponer la experiencia de los mayores

Basta ver la cantidad de oficios que hoy se ofrecen en el teletrabajo para advertir que hace solo una década atrás nada de eso existía. Las universidades mismas deben replantear su papel en la sociedad y los adolescentes participan de alguna manera en ese rediseño.

De modo que la experiencia paterna es importante, pero más recomendable es ponerla en diálogo y en interacción con los datos de la realidad. Hace poco, el pasado determinaba el correr de los días. Hoy el peso se encuentra en los cambios y las corrientes tecnológicas de un futuro que se actualiza a diario.

El hijo adolescente está conectado a esas corrientes y navega a una velocidad distinta a la de los padres. Pero no importa qué tan rápido vaya si siempre que mire atrás encuentra sus manos, abrazos u hombros.

Comprensión y cercanía para enseñarle a un hijo adolescente a tomar buenas decisiones

El hijo adolescente necesita sentir confianza y su natural impulsividad lo llevará en ciertas coyunturas a elegir. Desde la distancia y según el conocimiento que los padres hayan adquirido de las relaciones humanas, creerán que lo mejor según el caso sea esto o aquello. Probablemente los lastime no coincidir, pero con toda seguridad habrá aprendizaje mutuo.

De cualquier manera, los padres no han de perderlo de vista, sino mantenerse a su lado, atentos a su llamado, siempre amorosamente vigilantes. Si falla o yerra, estar ahí para ayudarlo a levantarse, recomponerse y seguir adelante. La vida apenas comienza.


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