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Epicuro y su filosofía sobre la felicidad

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Para Epicuro, el propósito de la vida humana es la felicidad, que se obtiene evitando el dolor y buscando el placer. A pesar de que parezca una teoría hedonista, sus postulados van más allá.
Epicuro y su filosofía sobre la felicidad
Escrito por Equipo Editorial
Última actualización: 09 julio, 2023

Epicuro de Samos (341 a. C. – 270 a. C.) fue un filósofo griego que planteó una teoría ética basada en el hedonismo. Pues consideraba que el propósito de la vida humana era alcanzar la felicidad, evitando las sensaciones dolorosas y buscando las placenteras.

Sin embargo, su visión del placer dista mucho de las posturas hedonistas que defienden que el placer y la felicidad se encuentran en los lujos y en los excesos. Al contrario, para Epicuro la vida más placentera se halla en la sencillez y en la abstención de deseos innecesarios.

A pesar de que filosofía de Epicuro fue planteada hace siglos, hoy en día sigue vigente y representa una excelente vía para alcanzar la felicidad personal. Veamos en qué consiste y cómo podemos aplicar esta doctrina en nuestras vidas.

La filosofía de Epicuro

Epicuro fundó su escuela de filosofía en Atenas. Se llamó el Jardín y se dedicaba a la búsqueda de la felicidad a través del ejercicio de la razón. Para este gran pensador, la razón enseña que el placer es bueno y el dolor es malo. De manera que el placer y el dolor son las medidas últimas del bien y del mal.

Ahora bien, la perspectiva epicúrea ha sido malinterpretada hacia un hedonismo desenfrenado, en lugar de la ausencia de dolor y tranquilidad mental (ataraxia) que Epicuro realmente defendía. De hecho, este filósofo se manifestó contra de los excesos y los deseos innecesarios por su capacidad de conducirnos al dolor.

La felicidad según Epicuro

Para Epicuro, la felicidad es placer y serenidad, un estado en el que no hay perturbaciones del alma ni dolor alguno. Además, defiende que la felicidad es un fin en sí mismo y el mayor bien de la vida humana.

De esta forma, el filósofo consideraba que la felicidad estaba constituida por tres factores:

  1. Tranquilidad.
  2. Liberación del miedo.
  3. Ausencia de dolor corporal.

Al alcanzarlos en su totalidad, las personas podrán experimentar la felicidad en su nivel más alto. Con respecto a la liberación del miedo, Epicuro afirma que existen dos miedos que hacen que nuestras vidas sean infelices o dolorosas. El primero tiene que ver con el castigo de los dioses por nuestras malas acciones y el segundo es el temor a la muerte.

Según el filósofo, ambas preocupaciones son completamente innecesarias, ya que se basan en ficciones. Es decir, si bien para Epicuro los dioses existen, estos no se preocupan por los asuntos humanos. Por ende, no debemos temerles a sus castigos ni gastar tiempo en laboriosos actos de culto.

En cuanto a la muerte, señala que esta consiste en la falta de sensación, por lo que no tiene sentido espantarnos por algo que nunca vamos a sentir.

Aunque Epicuro se haya enfocado en el miedo a los dioses y a la muerte, podemos generalizar su concepción a la ansiedad por el futuro, al miedo a la incertidumbre por no saber qué será de nosotros el día de mañana. De estas angustias es que debemos liberarnos para poder alcanzar de la felicidad.

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¿Cómo entender la felicidad? Es un concepto difícil de definir sobre el que varios pensadores han reflexionado.

El placer y el dolor

Por naturaleza, intentamos ser felices evitando experiencias dolorosas y buscando las placenteras. Sin embargo, Epicuro defendía que el placer que debemos buscar no es de cualquier tipo, sino aquel que evite el sufrimiento del cuerpo (satisfaciendo las necesidades básicas) y la perturbación del alma (evitando los miedos, las angustias, las ansiedades).

Los demás placeres, sobre todo los excesos y los lujos, hay que evitarlos, ya que terminan conduciéndonos al dolor. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Epicuro también decía que no todo placer nos conviene, y que no todo dolor debe ser rechazado. En este sentido, el filósofo predica un hedonismo de futuro.

Es decir, a veces no vale la pena arriesgar nuestro futuro por un placer momentáneo, pues a la larga puede producirnos un sufrimiento mayor. Asimismo, algunos dolores hemos de aceptarlos, siempre que nos garanticen un futuro feliz. Por lo tanto, hay que saber elegir y juzgar.

Todo placer, pues, por tener naturaleza apropiada a la nuestra, es un bien, aunque no todo placer ha de ser elegido; así también todo dolor es un mal, pero no todo dolor ha de ser por naturaleza evitado siempre.

Epicuro

Dicho esto, aquel que sabe calcular cuáles son las actividades que le proporcionan mayor placer y menos dolor, organiza su vida en torno a los placeres más intensos y duraderos y los distribuye con inteligencia, es considerado sabio y virtuoso.

Tipos de deseos y placeres

Llegados a este punto, es válido que nos preguntemos cuáles son esos deseos que sí debemos satisfacer según Epicuro. Para guiarnos, el autor distinguió 3 tipos de deseos:

  1. Deseos naturales y necesarios: incluyen las necesidades básicas de supervivencia, como la comida y el refugio. Son los más fáciles de satisfacer y no se pueden eliminar. Por tanto, son los que deben convertirse en una prioridad.
  2. Deseos naturales y no necesarios: se refieren a la aspiración de cosas innecesarias, como alimentos gourmet o la posesión de artículos de lujo. Estos suelen ser difíciles de satisfacer, por lo que tienden a generar dolor e inconformidad. Epicuro asume que lo ideal es minimizarlos o eliminarlos.
  3. Deseos vanos y vacíos: incluyen aspectos como el estatus, la riqueza, la fama o el poder. La carencia de límites en estas aspiraciones hace que nunca sean satisfechos por completo. Por tanto, nos condenan al displacer y a la infelicidad.

Por su parte, Epicuro hace una distinción entre 2 tipos de placeres:

  1. Placeres en movimiento: implican estar activamente en el proceso de satisfacer un deseo. Por ejemplo, comer cuando tenemos hambre.
  2. Placeres estáticos: es la experiencia que perdura una vez satisfecho nuestro deseo. Por ejemplo, la sensación de saciedad después de comer.
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Comer es una necesidad básica ineludible, pero hay cuestiones alrededor de este acto que no son vitales ni imprescindibles.

El valor de la amistad

Por último, el epicureísmo enfatiza la amistad como uno de los mayores medios para obtener el placer y, por ende, la felicidad. En este caso, la conexión con amigos ofrece una sensación de seguridad, mientras que la desconexión conduce al aislamiento, la desesperación y una mayor susceptibilidad al peligro.

¿Cómo aplicar el epicureísmo en nuestras vidas?

Para Epicuro, la felicidad se logra perdiendo el miedo a Dios y a la muerte; y aceptando que es fácil adquirir las cosas buenas de la vida y soportar las terribles.

El dolor no es completamente inevitable, pero sí se puede soportar. De hecho, Epicuro afirma que es posible experimentar felicidad mientras sufrimos un dolor emocional o físico.

Para ello, enfoquémonos en cultivar una vida sencilla. Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, practicar la gratitud y ver lo positivo de las situaciones negativas. El mindfulness y la meditación son unas excelentes aliadas.


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