El 90 % de los españoles portan el virus de la varicela-zóster
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
El virus de la varicela, de nombre más específico “virus de la varicela-zóster”, no solo causa la enfermedad eruptiva de la infancia, conocida como varicela. Es también responsable del herpes zóster o culebrilla, una enfermedad que desarrollarán el 30 % de las personas de más de 50 años, al menos una vez durante su vida.
Pero si hablamos del virus varicela-zóster, las estadísticas son más contundentes. Más del 90 % de los mayores de 14 años, en algún punto de su vida, entraron en contacto con este agente viral.
¿Es peligroso el herpes zóster? ¿Existe alguna forma de eliminar el virus una vez que ha quedado latente en el cuerpo? Lo analizamos.
Las estadísticas del herpes zóster
Según el estudio científico de Cintia Muñoz-Quiles y colaboradores, 1 de cada 3 personas mayores de 50 años desarrollan herpes zóster, de manera coloquial conocida como culebrilla. Y al mismo tiempo, 1 de cada 10 del mismo grupo de edad tendrá neuralgia posherpética (el dolor intenso que persiste en la zona del herpes zóster tras la desaparición de las lesiones).
Los autores remarcan que las personas con compromiso de su sistema inmunitario se encuentran en mayor riesgo. Estos pacientes inmunodeprimidos podrían tener hasta 50 % más probabilidad de herpes zóster que el resto de la población.
España en particular registra hasta 559 casos nuevos de herpes zóster por cada 100 000 habitantes, en algunas comunidades. Y el dato se hace más prevalente a medida que se consideran personas de mayor edad.
A partir de los 60 años es más probable que aquellos que han tenido varicela en la infancia sufran una reactivación del virus, el cual ha quedado latente en el cuerpo. 1 de cada 5 personas atravesará esta reactivación. Y una vez que ha tenido herpes zóster, el 6 % de ese grupo lo vuelve a padecer.
¿Qué es el herpes zóster?
El herpes zóster es la reactivación del virus de la varicela-zóster que ha quedado latente en el cuerpo. Una vez que el ser humano se contagió, casi siempre en la infancia, el agente viral permanece en el cuerpo inactivo, en concreto, en las neuronas.
Allí puede permanecer décadas. Y no es necesario que el paciente haya notado la infección por varicela en su niñez. Hasta los casos asintomáticos o con leves signos son susceptibles de que el virus “se esconda” y quede latente.
Ante una situación de bajada de defensas, por estrés, por algún fármaco o por la edad, el virus se reactiva. Y lo hace provocando un sarpullido con ampollas pequeñas que pueden brotar en distintas zonas del cuerpo como el espacio intercostal, la espalda e incluso la cara (ojos, oídos y boca).
Esta es la conocida culebrilla, que cursa con un dolor urente, quemante e intenso en el trayecto de las ampollas. Lo que coincide con el recorrido del nervio afectado.
Es común que el dolor aparezca antes del brote. Una vez que las vesículas aparecen, comienzan a romperse de forma asincrónica, formándose costras donde estaban. A los 14-21 días, las costras se desprenden de manera espontánea.
A veces hay fiebre, pero no siempre. También puede haber algunos dolores musculares o de cabeza.
Las presentaciones menos habituales del herpes zóster son las que se localizan en la cara y el abdomen. En particular, la forma ocular es de las más dolorosas.
La neuralgia posherpética, una complicación temida
La evolución normal y esperable del herpes zóster es de 1 mes. Tras ese tiempo, la mayoría de los pacientes ya no tienen síntomas y todas las lesiones de la piel han desaparecido.
Sin embargo, hasta un tercio de los afectados puede desarrollar una complicación conocida como neuralgia posherpética. Se trata de un dolor muy intenso que persiste, a pesar de la desaparición de las ampollas.
La sensación de quemazón dura más de 3 meses en esta complicación y los pacientes también tienen sensibilidad aumentada en la zona. Por lo que hasta el roce de la ropa intensifica la molestia.
Está claro que la calidad de vida se ve muy afectada, sobre todo por su prolongación en el tiempo, llegando hasta los 4 años en los casos más severos.
¿Existe algún tratamiento?
El diagnóstico suele confirmarse con el sarpullido en la piel, aunque en algunos casos la confirmación se realiza mediante pruebas específicas.
Existen tratamientos antivirales que se deben usar en las primeras 72 horas de la aparición del herpes zóster. También se recomienda mantener el sarpullido limpio y seco para evitar una infección secundaria en la piel.
Actualmente, no existe una cura para eliminar el virus de nuestro cuerpo, pero es una enfermedad que sí que se puede prevenir.
¿Qué debo hacer si sospecho que tengo herpes zóster?
Una vez que comienzan los síntomas del herpes zóster, lo ideal es consultar con un profesional de la salud para que comience el tratamiento. Los antivirales tempranos podrían reducir el tiempo de duración de los síntomas.
En la casa, cada paciente debe ser responsable de cuidar sus heridas causadas por las ampollas y las vesículas. Hay que mantener la piel seca para evitar sobreinfecciones.
Se trata de un cuadro que requiere mucha paciencia para atravesarlo. Por eso es importante estar informados y seguir las recomendaciones de los profesionales.
Para más información consulta www.virusherpeszoster.es
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