¿Qué es una fístula dental y cómo se puede tratar?

La fístula dental es una afección que se produce cuando hay una infección en la boca. Te contamos qué es, cuáles son sus síntomas y cómo se trata.
¿Qué es una fístula dental y cómo se puede tratar?
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 24 mayo, 2023

Si notas una zona enrojecida o un bulto en la encía por el que sale pus, lo más probable es que tengas una fístula dental. Esta afección es de origen infeccioso y requiere tratamiento odontológico de manera inmediata.

La fístula dental es un trastorno bastante frecuente. Pero a veces puede pasar desapercibido.

En este artículo te contamos de qué se trata esta afección bucal y por qué se produce. También detallamos los tratamientos disponibles para solucionar el problema. Sigue leyendo y entérate más al respecto.

¿Qué es una fístula dental?

Se llama fístula dental a una vía anormal de drenaje que el cuerpo crea para liberar el contenido de una infección interna hacia el exterior. Suele tratarse de un pequeño canal que atraviesa el hueso y se abre paso sobre la superficie de las encías o el paladar.

Por lo tanto, la presencia de una fístula dental en la boca es un indicativo de un proceso infeccioso. Se trata de un conducto que comunica un absceso dental con el exterior.

Vale aclarar que un absceso dental es una colección de pus en las proximidades de un diente. Este proceso se desarrolla como consecuencia de una infección bacteriana en los tejidos dentarios o periodontales. Su ubicación más común es en la zona de las raíces o a los costados de las piezas dentarias.

Las fístulas dentales intentan sacar el contenido putrefacto de los abscesos hacia el exterior. Y de esta manera, evitan que el material infeccioso se siga acumulando en el interior de los maxilares.

Por lo tanto, la salida de pus a la boca es uno de los signos característicos de este fenómeno. Aunque no el único. A continuación lo explicamos.

Síntomas de la fístula dental

Cuando aparece una fístula dental en la boca, la misma puede acompañarse de dolor. Se trata de una molestia aguda y penetrante en la zona afectada.

Aunque otras veces, la salida del pus puede convertirse en un alivio para el paciente. Pues el drenaje libera las presiones internas y esto puede disminuir el dolor propio de los abscesos. O bien la persona puede no sentir nada y el proceso pasa desapercibido.

Otra de las manifestaciones de la fístula dental es la inflamación y el enrojecimiento del tejido donde se localiza. Suele presentarse sobre la encía, a los costados del diente afectado o en el paladar. Aunque en casos más severos puede observarse sobre la piel de la cara.

En algunos casos, la zona puede aumentar de volumen y formarse un bulto que luego se revienta y comienza a supurar. O bien puede verse un pequeño punto blanquecino o amarillento, como un grano sobre la encía. Del mismo sale pus.

Además, es común que el paciente presente un sabor amargo en la boca. Otra sintomatología que puede acompañar a la fístula dental es la sensibilidad o dolor en la pieza dentaria afectada y en otras zonas de la cara, cuello u oído.

También pueden agrandarse los ganglios linfáticos del cuello y la mandíbula (adenomegalia), hincharse la cara y aparecer fiebre. Y en los casos más graves el paciente puede presentar dificultad para hablar, para tragar y para respirar.

Ante estas manifestaciones es importante acudir al médico con urgencia. Pues indican la complicación de la infección y podría peligrar la vida del paciente.

Fístula dental atendida por un profesional.
Los signos de mayor gravedad, como la fiebre, son indicativos de la necesidad de una consulta profesional.


Causas

Como ya adelantamos, la causa de la fístula dental es un proceso infeccioso en el diente que origina un absceso dental. Ahora bien, esta colonización bacteriana puede deberse a distintas situaciones:

  • Caries profundas: es la causa más frecuente. Las bacterias que causan las caries y destruyen el diente llegan hasta la pulpa. Esto provoca la muerte y la infección del nervio.
  • Enfermedad periodontal: una periodontitis no tratada de manera oportuna puede originar un absceso dental sobre los tejidos de soporte del diente.
  • Endodoncias mal realizadas o empastes defectuosos: si una caries no ha sido tratada de manera adecuada o una endodoncia ha fallado, las bacterias pueden seguir su curso y originar una fístula dental.
  • Muelas del juicio: los terceros molares o cordales son las últimas piezas dentarias en erupcionar y lo hacen en la edad adulta. Muchas veces, su salida se asocia a complicaciones, como dificultad para higienizarlas, malposiciones, falta de espacio y retención de la pieza dentaria. Con esto, las infecciones son habituales y por lo tanto, la aparición de fistulas también.
  • Traumatismos: los golpes en los dientes pueden ocasionar grietas o fracturas por los que ingresan las bacterias. Los traumatismos también pueden generar la ruptura del paquete vasculonervioso de la pieza dentaria, privándola de irrigación. Con esto, la pulpa muere y se infecta con facilidad.

Diagnóstico de la fístula dental

El diagnóstico de la fístula dental suele hacerse a través del examen bucal y de las radiografías orales. Durante la inspección se puede observar en la boca un eritema y una hinchazón en la encía. Así como la presencia de un punto del que sale pus.

A veces, el paciente presenta dolor al tocar la zona. Además, al presionar suele salir más pus hacia la cavidad bucal.

La toma de radiografías permite visualizar el sitio donde se encuentra el absceso dental, su dimensión y las estructuras cercanas que compromete.

Muchas veces, cuando la causa de la infección es dudosa, se puede realizar un examen llamado fistulografía. Este permite averiguar de dónde procede la fístula dental.

Consiste en un sondaje, colocando un material radiopaco en el interior del canal hasta que haga tope. Luego se toma una radiografía para observar el lugar hasta el que llega y así definir el origen del problema.

A partir del exhaustivo estudio del caso, el odontólogo puede llegar a un diagnóstico preciso. En función a esto, planifica el tratamiento más adecuado.



Tratamiento de la fístula dental

A la hora de resolver un problema de fístula dental es preciso poner fin a la infección que la origina. Para esto, como ya comentamos, es importante realizar un diagnóstico correcto que permita conocer la extensión y la gravedad del asunto.

Entonces, acudir al dentista es fundamental. Sin tratamiento, la fístula no se resuelve por sí misma. Y aumenta el riesgo de que la infección que la origina se extienda sobre los maxilares y otras partes de la boca y el cuerpo.

Para tratar la infección, el dentista receta antibióticos que actúan de manera sistémica sobre los gérmenes. Pero además, serán necesarios tratamientos locales en el interior de la boca. Con estos procedimientos se resuelve la causa del problema.

La elección del abordaje dependerá del tamaño de la infección, las estructuras bucales comprometidas, el grado de destrucción dentaria y su pronóstico a largo plazo. Estos son los procedimientos habituales que permiten resolver la fístula dental:

  • Endodoncia o retratamiento de conducto: es el tratamiento más conservador y la primera elección si el caso así lo permite. Se limpia el interior de los dientes, se elimina el material infectado y se sella el elemento, conservándolo en la boca.
  • Tratamiento periodontal: si la causa de la fístula dental es la periodontitis, será necesario un curetaje radicular para eliminar y tratar el problema.
  • Exodoncia: cuando la destrucción dentaria es muy grande o la extensión del absceso compromete estructuras importantes, la extracción dentaria puede ser la solución. Al eliminar la pieza problemática también se realiza un curetaje y una limpieza profunda en la zona para sacar todo el material infectado presente. Luego será necesaria una rehabilitación con prótesis o implantes para devolver la función y la estética a la boca.

Una vez eliminada la infección con cualquiera de los procedimientos que mencionamos, los tejidos se regeneran y recuperan. Así, pasados algunos días, la encía volverá a la normalidad y la fístula ya no existirá.

De todos modos, serán necesarias algunas consultas de control para seguir la evolución del caso. El profesional establecerá si es preciso planificar tratamientos adicionales posteriores.

Endodoncia para tratar una fístula dental.
Con la endodoncia se resuelven gran parte de las fístulas que se presentan en la clínica diaria.

Alivios domésticos

Existen algunas medidas que se pueden practicar en el hogar y que ayudan a disminuir la sintomatología de la fístula dental. Sobre todo si hay molestias.

De todos modos, estos cuidados no reemplazan el tratamiento definitivo. Siempre será necesario acudir al dentista para que resuelva la causa del padecimiento.

Estos son algunos cuidados que puedes implementar en tu hogar hasta que recibas la atención odontológica correspondiente y luego de haber realizado el tratamiento:

  • Aplicar una compresa fría sobre la mejilla cercana al absceso. Sobre todo si hay dolor. Esto también es de ayuda una vez recibido el tratamiento correspondiente para disminuir la inflamación y promover la recuperación.
  • Consultar al odontólogo para tomar algún analgésico de venta libre.
  • Enjuagarse la boca con agua tibia y sal.
  • Evitar el tabaco, el alcohol y los alimentos calientes, ácidos o picantes para evitar la irritación de la zona.
  • Hacer buches con algún colutorio antiséptico si el odontólogo lo recomienda.
  • Tomar la medicación indicada por el dentista, respetando los horarios y completando todo el plan de ingestas.

Aunque la fístula dental esté causada por una infección bacteriana, nunca debes tomar antibióticos sin receta ni indicación médica. Debes saber que según el cuadro, el dentista elegirá el medicamento que mejor se adapte a tus necesidades.

Automedicarse es peligroso y puede complicar la evolución futura.

Evitar el problema

Tener una fístula dental en la boca es un indicativo de una infección en algún sitio más profundo. Y si bien el cuerpo está trabajando para evitar complicaciones más graves, estas no dejan de ser una posibilidad.

Como te contamos, ante esta problemática, recibir tratamiento odontológico lo antes posible es fundamental. Pero debes saber que la fístula dental se puede prevenir. Y con ello evitarás la incomodidad y los riesgos de esta afección y la necesidad de someterte a terapéuticas incómodas y costosas.

La mejor manera de prevenir los abscesos y las fístulas dentales es ocupándote con responsabilidad de tu salud oral. La higiene bucal cepillando dientes, encía y lengua después de cada comida por al menos 2 minutos es uno de los hábitos a sostener. También es de suma importancia el uso diario del hilo dental y complementar la limpieza con pastas dentales con flúor y enjuagues bucales.

Cuidar la dieta y evitar alimentos muy dulces, ultraprocesados y bebidas carbonatadas te ayudará a controlar las bacterias dañinas. Comer alimentos saludables y variados aportará salud a los tejidos de la boca y al resto de tu cuerpo.

Además, visitar al dentista cada 6 meses completa el cuidado bucal. El profesional es un aliado a la hora de atender tu salud oral.

Ahora que ya sabes de qué se trata una fístula dental, por qué aparece y cómo se trata, de seguro querrás evitar el problema. Con cuidados simples y constancia podrás olvidarte de las infecciones en tu boca.


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