Flujo vaginal amarillo con y sin olor: 6 causas y tratamiento
Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira
El flujo vaginal es una mezcla de secreciones de la vagina y de moco del cuello del útero que se produce de manera natural. No debe tener olor y su color normal oscila entre transparente y blanco.
Las alteraciones en la microbiota de la vagina o el asiento de infecciones, sobre todo de transmisión sexual, pueden alterar la descarga vaginal. De esta manera, podrías notar que tu flujo cambia de color y que presenta algún olor particular. Además, también se puede incrementar la cantidad que produces.
En concreto, el flujo vaginal amarillo se asocia a tricomoniasis, clamidiasis y gonorrea. También, puede ser signo de vaginosis bacteriana cuando tiende a un amarillo verdoso. Ante cualquiera de estas circunstancias, debes acudir a un ginecólogo para recibir el tratamiento oportuno. Te presentamos, a continuación, la lista de causas más frecuentes para que te orientes.
1. Tricomoniasis
La infección por tricomonas, en las mujeres, constituye la enfermedad de transmisión sexual no viral más frecuente en todo el mundo. Es causada por un parásito llamado Trichomonas vaginalis.
En las mujeres, los síntomas incluyen un típico flujo vaginal amarillo, espumoso y con mal olor. Además, hay prurito o picazón en el área genital, puede molestar al orinar y causar dolor durante las relaciones sexuales.
Si consultas, el diagnóstico podrá ser visual. El ginecólogo examinará el flujo y, al notar el color y el olor, determinará la tricomoniasis. Asimismo, podrá tomar una muestra para enviarla al laboratorio.
El tratamiento es efectivo y se basa en el uso de metronidazol o tinidazol. Pero es muy importante que también tu pareja sexual reciba el mismo medicamento, pues podrías reinfectarte luego.
La detección a repetición de Trichomonas vaginalis merece atención. Podría indicar que las defensas están disminuidas y hay que hacer exámenes para descartar coinfección por VIH.
2. Clamidiasis
Esta es la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial. La causa la bacteria Chlamydia trachomatis y, a menudo, no presenta síntomas tan evidentes, lo que puede retrasar su diagnóstico.
Cuando hay signos, las mujeres pueden tener flujo vaginal amarillo con dolor al orinar. También, tiene el potencial para causar infección en la uretra (uretritis) y enfermedad pélvica inflamatoria, por lo que podría ocasionar dolor abdominal bajo, sangrado entre periodos menstruales y ardor al orinar.
La clamidiasis que no se trata a tiempo, evoluciona a complicaciones. Una de las más temidas es la infertilidad. El diagnóstico se hace con pruebas de laboratorio que pueden incluir muestras de orina o sangre y cultivos del flujo. De confirmarse, se iniciará un tratamiento con antibióticos, como azitromicina o doxiciclina.
Además, hay que procurar el tratamiento de las parejas sexuales. De ese modo, se reduce la posibilidad de reinfección.
3. Gonorrea
La gonorrea también es una infección de transmisión sexual, causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Los síntomas en las mujeres pueden ser leves o inexistentes, pero cuando están presentes incluyen los siguientes:
- Dolor al orinar
- Molestias abdominales y pélvicas
- Sangrado entre períodos menstruales
- Flujo vaginal anormal (de color verde o amarillo)
Si no se trata, la gonorrea lleva a complicaciones graves. Puede evolucionar a enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) y a problemas de fertilidad. También, aumenta el riesgo de embarazo ectópico.
La gonorrea se diagnostica mediante pruebas de laboratorio por análisis de muestras de fluidos de la uretra o el cuello uterino. Del mismo modo, hay algunos exámenes de sangre que son útiles.
El tratamiento para la gonorrea consiste en una combinación de antibióticos. Uno de los protocolos más usados combina una dosis única de ceftriaxona inyectable y azitromicina por vía oral.
4. Enfermedad pélvica inflamatoria o EPI
La EPI es una condición que se caracteriza por la inflamación del endometrio, las trompas de Falopio o el peritoneo. Sucede cuando los microorganismos de la vagina ascienden y siguen su camino a través del útero.
Resulta, a menudo, consecuencia de infecciones de transmisión sexual no tratadas, como tricomoniasis y gonorrea. Por eso, es más frecuente entre mujeres sexualmente activas.
Los síntomas pueden variar de leves a severos y son los siguientes:
- Dolor al orinar
- Fiebre y malestar general
- Flujo vaginal amarillo con mal olor
- Dolor en la parte baja del abdomen
- Dolor durante las relaciones sexuales
- Sangrado entre períodos menstruales
El médico puede realizar un examen pélvico para evaluar el dolor y otros síntomas. Luego, si hay sospecha, realizará cultivos del flujo y pruebas para detectar clamidiasis o gonorrea. Los ultrasonidos y las tomografías computarizadas a veces ayudan a completar la evaluación.
Para el tratamiento se usan antibióticos. Los casos graves requieren medicación intravenosa en una internación.
5. Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana es un desequilibrio en la flora bacteriana normal de la vagina. No se considera una infección de transmisión sexual, pues resulta de una alteración interna que no se contagia.
Suele aparecer cuando algo altera la microbiota de la mujer. Por ejemplo, después de tomar antibióticos por largo tiempo o, incluso, al atravesar periodos de estrés prolongado.
El flujo vaginal típico de la vaginosis es gris o blanco, pero también puede tener tonalidades amarillas y verdes. Tiene mal olor, a menudo descrito como olor a pescado. También, aparece irritación y bastante picazón en los genitales. En menor medida, habrá dolor al orinar.
Para el diagnóstico suele bastar la observación por parte del médico. De todos modos, ante la duda, es posible hacer una prueba de pH vaginal o un test de aminas. El tratamiento puede hacerse con metronidazol o clindamicina. Adicional a esto, se suele optar por combinar un fármaco vía oral y óvulos, al mismo tiempo.
6. Uretritis no específica
Se llama uretritis no específica a la inflamación de la uretra (el conducto que transporta la orina desde la vejiga hacia el exterior) en la que no se puede diagnosticar un agente causal identificable. Es decir, no se confirma una infección por agentes conocidos, como gonorrea.
No siempre se trata de infecciones. A veces, irritaciones y traumas o lesiones son responsables. Es lo que sucede con reacciones alérgicas a productos de higiene íntima, por ejemplo.
Los síntomas suelen ser los siguientes:
- Dolor o ardor al orinar
- Necesidad frecuente o urgente de orinar
- Secreción uretral o flujo claro (blanco o amarillento)
El tratamiento de estos casos es complejo. Se necesita una sospecha precisa para actuar. Si se identifica algo irritante, habrá que suspender el contacto con la sustancia. En caso de traumas después del coito, solo se espera hasta la resolución. Por último, es posible que el médico indique antibióticos de amplio espectro, para cubrir muchas bacterias, aunque no haya un diagnóstico preciso.
¿Por qué puede haber flujo vaginal amarillo en el embarazo?
Durante el embarazo, el flujo vaginal varía en cantidad, color y consistencia. Esto es debido a los cambios hormonales y las adaptaciones que el cuerpo experimenta. Sin embargo, siempre un flujo amarillo durante la gestación debería ser motivo de preocupación. Es importante buscar atención médica, si aparece.
Las causas serán las mismas que ya mencionamos. Podrías tener tricomoniasis, clamidiasis o gonorrea. También, la vaginosis bacteriana se podría presentar. El problema mayor es que las infecciones se asocian con riesgos, tanto en el embarazo como en el parto. La tricomoniasis, por ejemplo, aumenta la posibilidad de un nacimiento antes de tiempo.
El tratamiento de la secreción vaginal amarilla durante el embarazo dependerá de la causa subyacente. Si bien se pueden usar varios fármacos sin riesgo de daño al feto, hay algunos antibióticos que no están permitidos durante la gestación. Por lo que la decisión final será del médico.
¿Se puede prevenir?
Al ser tan variadas las condiciones que pueden provocar alteraciones en la vagina, no existe una única medida universal para prevenir problemas. Sin embargo, la combinación de las siguientes prácticas y hábitos podría ayudarte:
- Mantén una buena higiene antes y después de las relaciones sexuales. Es recomendable orinar después del sexo para limpiar la uretra.
- Lava la zona genital externa (la vulva) con agua tibia y un jabón suave. Evita duchas vaginales y jabones antibacterianos.
- Usa ropa interior de algodón, que reduce la acumulación de humedad. Evita ropa ajustada o sintética.
- Usa preservativos durante las relaciones sexuales para reducir el riesgo de infecciones.
Consulta siempre al ginecólogo
El flujo vaginal amarillo puede ser signo de infecciones bacterianas, por hongos o problemas relacionados con la flora. A pesar de mantener buena higiene, practicar sexo seguro y evitar productos irritantes, de todos modos podrías tener el síntoma.
Si aparece, la consulta médica es clave y no debe demorarse. En especial, si estás embarazada. Todas las causas tienen un tratamiento efectivo. Y si se realiza a tiempo, las posibilidades de complicaciones son mínimas.
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