Gammapatías monoclonales: ¿qué son?
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
Las gammapatías monoclonales constituyen un conjunto de enfermedades de la sangre. Las mismas se relacionan con deficiencias en la producción de inmunoglobulinas, que son un tipo de anticuerpos.
Existen varios tipos. Dentro de ellas se encuentra la gammapatía monoclonal de significado incierto (GMSI), que es premaligna. Pero otras, como el mieloma múltiple (MM), la macroglobulinemia de Waldeström y la amiloidosis primaria se consideran malignas.
En muchos casos no se experimentan síntomas; sin embargo, también puede sentirse dolor óseo, fatiga, entumecimientos y sensación de hormigueo. El tratamiento, así como el pronóstico, dependen del tipo de gammapatía monoclonal y de otros factores.
¿Qué son las gammapatías monoclonales?
Hay diferentes clases de células sanguíneas. Entre ellas se encuentran las que producen inmunoglobulinas, que son las proteínas encargadas de identificar cuerpo extraños o células patógenas, de manera de neutralizar las posibles amenazas.
Cada inmunoglobulina está formada por dos cadenas pesadas y dos cadenas ligeras moleculares. Pero en las gammapatías monoclonales, las células plasmáticas producen solo una de las cadenas (pesadas o ligeras). Esto significa que la persona tendrá cantidades excesivas de un tipo de inmunoglobulinas o anticuerpos y otros serán deficientes.
No se ha podido determinar con exactitud la causa de las gammapatías monoclonales, aunque se piensa que algunos aspectos genéticos y ambientales pueden incidir. Asimismo, hay factores de riesgo asociados, tales como los siguientes:
- Sexo: más común en hombres.
- Edad: mayores de 60 años.
- Raza: más frecuente en africanos y afroamericanos.
- Antecedentes familiares.
Tipos de gammapatías monoclonales
Se conocen varios tipos de gammapatías monoclonales, cuyos síntomas, tratamientos y pronósticos varían. Por un lado, están las de significado incierto, que son trastornos premalignos, y por el otro lado, las malignas.
Gammapatía monoclonal de significado incierto
La gammapatía monoclonal de significado incierto (GMSI) también es llamada idiopática. Se considera la forma benigna de la enfermedad.
En la GMSI hay una proteína, conocida como monoclonal o proteína M, que se presenta de manera anormal. Sin embargo, no constituye un problema de salud importante y puede no evolucionar hacia formas graves. Tampoco suele evidenciar síntomas.
Aparece después de los 60 años. Su prevalencia es del 1 %, aunque en los mayores de 80 años aumenta hasta 5 %. Según los estudios, es más frecuente en los hombres.
Mieloma múltiple
En el mieloma múltiple, las células plasmáticas se convierten en cancerosas. Por lo general, hay dolores óseos en el cráneo, las costillas, el esternón y las vertebras.
Otros problemas frecuentes en el mieloma múltiple son la anemia y la hipercalcemia. De acuerdo con las investigaciones, la incidencia del mieloma múltiple varía entre 3 y 4 casos por cada 100 000, representando el 10 % de las hemopatías malignas y el 1 % de todas las neoplasias.
Las posibilidades de desarrollar esta enfermedad aumentan con la edad.
Macroglobulinemia de Waldeström
La macroglobulinemia de Waldenström también es llamada linfoma linfoplasmocítico. Es un tipo de neoplasia en el que se produce una proliferación monoclonal de linfocitos B que infiltran la médula ósea. Es muy poco común. Suele afectar más a los hombres (70 % de los casos) de edad avanzada (mayores de 70 años).
En algunos casos es asintomática, aunque puede causar síndrome de hiperviscosidad y alteraciones de la coagulación. Entre los síntomas más comunes se tienen los siguientes:
- Fatiga.
- Pérdida de peso.
- Inflamación de los ganglios.
- Hepatomegalia y esplenomegalia.
Amiloidosis primaria
La amiloidosis primaria también es un tipo de cáncer. No es muy frecuente y su evolución es lenta.
Suele afectar predominantemente a hombres mayores de 65 años. En esta enfermedad hay unas proteínas fibrilares (sustancias amiloides), que se van acumulando en los tejidos.
Ahora bien, cuando se han depositado cantidades suficientes de amiloides se deteriora la función del órgano afectado, ya sea riñón, corazón incluso los nervios. Los síntomas son inespecíficos, con diarrea, fatiga, edemas, disnea, hipotensión, pérdida de peso e inflamación del hígado.
Diagnóstico de las gammapatías monoclonales
En más de la mitad de las ocasiones, el diagnóstico de las gammapatías monoclonales se da por casualidad, mientras se hacen análisis de sangre para detectar alguna otra patología.
Una vez se determina o se sospecha su presencia, se recomienda hacer otras pruebas para confirmar. Entre estas se tienen a las siguientes:
- Análisis de orina, de médula ósea y de sangre.
- Resonancias.
- Tomografía por emisión de positrones.
En la GMSI, el diagnóstico positivo se basa en la presencia de inmunoglobulina monoclonal inferior a 30 gramos por litro (g/L) y de células plasmáticas de médula ósea en un promedio por debajo del 10 %.
En el caso del mieloma múltiple, además de las pruebas mencionadas, se hace un mielograma para confirmar la presencia de células plasmáticas anormales, así como radiología y gammagrafía ósea para evaluar el daño óseo.
Por su parte, en la macroglobulinemia de Waldeström se realiza biopsia de médula ósea, donde se observa la infiltración linfomatosa de células anómalas. Y un proteinograma para demostrar el componente monoclonal.
Finalmente, en el caso de la amiloidosis primaria, dado que el diagnóstico requiere la demostración de material amiloide depositado en los órganos, se realiza biopsia de grasa subcutánea.
Tratamiento de las gammapatías monoclonales
El tratamiento varía según el tipo, aunque en algunos casos no se requiere abordaje. Esto ocurre en las gammapatías monoclonales de significado incierto, así como en las formas incipientes o asintomáticas de la macroglobulinemia de Waldenström. No obstante, sí se debe observar y evaluar su evolución a través de controles rutinarios.
En el mieloma múltiple, los tratamientos se basan en corticoides y agentes quimioterápicos (alquilantes). Aunque estos siguen usándose, se han añadido otros fármacos de las familias de los inmunomoduladores e inhibidores del proteasoma.
En el caso de la macroglobulinema de Waldeström, se requiere tratamiento cuando se presentan síntomas, tales como fiebres recurrentes, pérdida de peso, síndrome de hiperviscosidad, alteraciones de la coagulación, adenopatías e insuficiencia renal.
Para ello suele usarse una combinación de varios fármacos, como rituximab, alquilantes y análogos de las purinas. Por otro lado, cuando hay síntomas de hiperviscosidad, se aplica plasmaféresis; un método que permite extraer la sangre y separar plasma y glóbulos blancos y rojos.
El único tratamiento con posibilidades curativas de la macroglobulinemia de Waldenström es el trasplante hematopoyético. Esto también se aplica en el mieloma múltiple y en la amiloidosis. Sin embargo, la avanzada edad de muchos pacientes y la toxicidad del procedimiento impiden que pueda aplicarse siempre.
Por último, en la amiloidosis los posibles tratamientos incluyen fármacos como corticoides específicos, asociados con ciclofosmida y talidomida. También se puede administrar dexametasona con melfalán.
Las biopsias y los análisis de sangre permiten arribar a los diagnósticos certeros, aunque a veces esto sucede por casualidad.Pronósticos
Un porcentaje de casos de gammapatía monoclonal (entre 12 % y 25 %) evolucionan a mieloma múltiple. La única manera de saber si es benigna o no es manteniendo un control del anticuerpo monoclonal anómalo.
Por otra parte, el mieloma múltiple es aún una enfermedad incurable. Y si bien responde al tratamiento, en la mayoría de los casos necesitarán volver a tratarse los pacientes, ya que sufrirán recaídas.
Solo una pequeña proporción (cerca del 10 %) tendrá una respuesta óptima y no enfermará nuevamente.
Para los pacientes con macroglobulinemia de Waldenström, dicho pronóstico está condicionado a varios factores, como la edad del paciente. En algunos casos, la enfermedad es estable o de progresión lenta; en otros es más rápida.
Y en la amiloidosis primaria, todo depende de cuáles son los órganos afectados. Pero si el tratamiento no es capaz de revertir el efecto de los depósitos de material en los órganos, el pronóstico no es muy favorable.
Posibles riesgos y complicaciones
Las gammapatías monoclonales no suelen tener curación. En este sentido, el fin de los abordajes antes mencionados es mejorar los síntomas e impedir el avance de la enfermedad.
Si bien algunas gammapatías permanecen estables durante mucho tiempo, también se pueden presentar riesgos y complicaciones:
- Interfieren con el funcionamiento de los riñones.
- Por el déficit de inmuglobulinas se favorece el desarrollo de infecciones.
- Pueden producirse fracturas y dolores en los huesos.
- El mieloma afecta el funcionamiento de la médula ósea.
- Puede haber descalcificación de los huesos y aumento del calcio en sangre (hipercalcemia).
Las infecciones de las vías respiratorias suelen ser las que más fácilmente se contagian estos pacientes. Esto significa que deben extremar la higiene, evitando el contacto con personas enfermas, lavando bien las manos y usando mascarillas.
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