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Gaslighting: el abuso emocional sutil

7 minutos
El gaslighting es tan sutil, que muchas veces cuesta reconocer que se trata de abuso emocional. Algunos signos un poco más evidentes pueden darnos la pauta. Te los contamos.
Gaslighting: el abuso emocional sutil
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales

Última actualización: 06 julio, 2023

En la mayoría de las ocasiones, el abordaje de la violencia se realiza desde lo explícito y lo evidente, es decir, cuando lo físico hace su aparición. Sin embargo, se pasa por alto la posibilidad de brindar ayuda cuando estamos ante situaciones mucho más sutiles, como el gaslighting.

Invisible, continua, repetitiva, sutil e indirecta: allí se encuentra el mayor problema de este tipo de violencia que consigue desdibujar la figura del maltratador, el que pasa a configurarse como víctima.

¿Qué es el gaslighting?

El gaslighting es una forma de abuso emocional que consiste en confundir a la víctima, hasta tal punto que termine dudando de sí misma y de su visión de las cosas.

El término proviene de una obra de teatro, escrita por el dramaturgo Patrick Hamilton y llamada “Gaslight”, en la que el marido intenta convencer a su esposa de que está loca, con distintos recursos de manipulación para hacerla dudar de su cordura, a ella y a los seres queridos cercanos.

Se caracteriza por ser sutil y de allí deriva la complejidad para detectarlo, puesto que la víctima ya se encuentra en un bucle en el que todo lo que percibe, lo duda. Se cuestionan los hechos y los pensamientos propios.

Una de las dificultades para reconocer que se trata de gaslighting es que las personas que están involucradas significan los distintos episodios como propios de problemas de pareja. Es decir, no se reconoce como un fenómeno puntual, sino como parte de los conflictos del día a día.

En estos casos se habla de una desensibilización de la violencia, que sucede cuando la violencia cotidiana se naturaliza a nivel emocional y cognitivo.

Gaslightees es el nombre que se utiliza para identificar a las víctimas de este fenómeno, mientras que gaslighters es el que se emplea para nombrar a la persona responsable.

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La violencia sutil es difícil de detectar y eso permite que se sostenga en el tiempo con consecuencias catastróficas.

¿Cómo puede detectarse el gaslighting?

El proceso de esta violencia sutil atraviesa etapas y formas de dirigirse a la víctima. Este es el esquema más habitual en las relaciones de pareja.

“Son sensiblerías tuyas”

Esta suele ser una de las frases más escuchadas. Como parte de la estrategia de hacer dudar a la persona de su capacidad y percepción, se la acusa de estar demasiado sensible y de reaccionar frente a cosas sin importancia. Esto implica no solo minimizar el daño que están causando, sino también una descalificación de los sentimientos.

“Yo no dije eso, eso no sucedió, no sé qué escuchaste”

Frases que delegan la responsabilidad del gaslighter sobre la otra persona. El objetivo también es confundir y hacer dudar de la percepción de la realidad y de lo sucedido.

“Eres tú y tu bendita manía de, eres tú y tu carácter”

Otra de las formas del gaslighting para neutralizar la propia responsabilidad tiene que ver con que el gaslighter identifica los defectos (reales o no) y las inseguridades de la otra persona y ataca allí donde más duele.

No debe sorprender que una de las acusaciones que más se usa en el gaslighting es “estás loca o paranoica”.

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“Debo ser yo”

Finalmente, se llega a asumir la culpabilidad y se quita la responsabilidad a la otra persona; se justifica el comportamiento de la pareja y en cambio se duda de uno mismo.

La sensación de estar haciendo todo mal lleva a la inacción. Se dejan de hacer cosas o de expresar las propias necesidades con el afán de no decepcionar a la pareja. Por supuesto, la tarea implica un enorme esfuerzo y un gasto de energía. El agotamiento se vuelve moneda corriente.

“Lo hago por tu bien”

También se manifiesta en gestos de afecto intermitente, en una falsa bondad. Caso contrario, para la víctima sería más fácil separarse o incluso reconocer que se trata de maltrato.

Hay halagos y muestras de cariño que lo único que hacen es confundir más a la víctima y culparse por arruinar la relación. “Si fueras así o si fueras menos de esto y más de aquello, yo me sentiría mejor” es otra de las frases habituales en el gaslighting.

¿Cuáles son sus consecuencias?

Una de las principales consecuencias tiene que ver con el modo en que se erosiona la autoestima de la persona que vive el gaslighting. Se manifiesta en acciones tales como mantener una crítica hacia sí misma y de autocuestionamiento, ya que empieza a creer que es sensible o que realmente exagera.

Por otro lado, como cada vez que dice algo la persona es confundida y sus sentimientos son despreciados e infravalorados, empieza a callar y dejar de expresarse. De este modo, imaginemos que en la relación de pareja empieza a haber un movimiento tipo marea: mientras uno de sus miembros gana cada vez más terreno, la otra parte empieza a perder y a ceder.

A su vez, el estado de ánimo de la persona que sufre gaslighting también se ve afectado. Hay malestar, angustia, preocupación, inseguridad y temor.

Muchas veces cuesta atribuir estos estados emocionales a la situación de abuso emocional y se piensa que son cosas de la vida, que es parte de un momento que estamos transitando. A veces ni siquiera se logra ponerle un nombre a lo que se siente.

Como parte de las consecuencias, muchas personas se alejan de su círculo íntimo, de su familia y del as amistades. A veces por el malestar mismo que sienten y en otras ocasiones para no tener que justificar el comportamiento de su pareja.

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El agotamiento y el aislamiento se hacen cada vez más evidentes con el gaslighting, lo que conlleva depresión.

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¿Cómo se puede evitar el gaslighting?

Es importante darle crédito a nuestras emociones y sentimientos, ya que muchas veces decidimos callar o tapar esa sensación de que algo va mal. En ese caso, lo mejor es seguir indagando qué es lo que está causando la angustia o el sufrimiento.

Otra forma de evitar el gaslighting tiene que ver con tomar nuestras propias decisiones, con darnos el espacio para disfrutar de intereses y seguir adelante con proyectos. Cuando dejamos de hacerlo, nos empequeñecemos y quedamos a merced de los deseos y órdenes de la otra persona.

Hay que hacerse preguntas y no asumir nada como obvio ni como establecido. Por ejemplo, si determinada situación le estuviera pasando a una amiga: ¿cuál sería mi visión?

Si bien cada relación de pareja es un mundo, sacar el planteo del ámbito personal y pensarlo hacia otras personas nos puede servir como un signo de alerta de que determinadas actitudes o comportamientos no están bien ni son saludables.

El gaslighting puede estar en tu vida o en la de una conocida

Tanto para el caso del gaslighting como para otras situaciones, reconocerse como víctima suele ser difícil, ya que la mayoría de las veces pensamos que esto es algo que le pasa a otras personas. Lo cierto es que, cuando nos damos cuenta de que efectivamente nos pasó o nos está pasando, nos sentimos mal por ello.

Sin embargo, es importante trabajar para salirnos de ese lugar de la culpa constante y pedir ayuda. También es clave ubicarnos como nuestra brújula, dándole validez a aquello que sentimos y percibimos, sin dejar en manos de terceras personas las decisiones.

Además de romper con esa relación tóxica y violenta, en la mayoría de los casos se recomienda iniciar con psicoterapia para sanar y fortalecer la autoestima tan dañada, desarrollando nuevos recursos de afrontamiento.

Por último, si eres familiar de una persona que crees que podría estar sufriendo gaslighting, intenta acercarte y ofrecerle oportunidades para que se exprese, además de mostrarle apoyo. Si bien es importante respetar sus tiempos, también hay que acompañarla y generar confianza para que no sienta vergüenza o miedo de compartir su situación.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


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  • Villanueva, B (2016). Violencia “Luz de Gas”, desaparecí y no sé cuándo. Píkara Magazine. País Vasco.
  • Gass, Gertrude Zemon, and William C. Nichols. "Gaslighting: A marital syndrome." Contemporary Family Therapy 10.1 (1988): 3-16.

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