Hemorroides en bebés y niños: síntomas, causas y tratamientos
Escrito y verificado por la médica María Irene Benavides Guillém
Las hemorroides o almorranas causan muchas molestias a los adultos y son un problema cada vez más frecuente en los niños. No obstante, a diferencia de lo que sucede con los mayores, son muy pocos los estudios y reportes sobre lo que sucede en la edad pediátrica.
Las venas hemorroidales son amortiguadores que hacen parte del ano y el recto desde el nacimiento. Su función no se conoce por completo. Se piensa que son importantes en la continencia y en la defecación.
Estas estructuras están compuestas por tejido conectivo y plexos venosos. En ocasiones, debido a diversos factores que revisaremos más adelante, se inflaman y se dilatan dando lugar a várices o enfermedad hemorroidal.
¿Es común que los niños y bebés sufran de hemorroides?
Las hemorroides son un padecimiento considerado de adultos, con un pico de aparición entre los 45 y 65 años. Sin embargo, la enfermedad hemorroidal puede aparecer a cualquier edad, así que los niños también pueden verse afectados.
Cualquier factor que produzca un incremento en la presión de las venas hemorroidales puede llevar a enfermedad sintomática, siendo el más común el esfuerzo realizado durante la defecación en caso de estreñimiento.
Por eso los problemas de hemorroides en los niños suelen iniciar a partir de los 2 años, edad en que aprenden a ir al baño y a controlar sus esfínteres. En todo caso, los recién nacidos pueden tener esta afección, aunque con menos frecuencia.
Así, Kleiner y colaboradores reportan un caso de un bebé que presentó inflamación visible de las hemorroides debido a la prolongada presión abdominal y pélvica durante el parto, ya que nació de nalgas.
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Factores de riesgo de las hemorroides en niños
Un estudio que realizaron Yildiz y colaboradores determinó que los siguientes son factores de riesgo para la enfermedad hemorroidal en niños:
- Estreñimiento y constipación crónica.
- Historia familiar de enfermedad hemorroidal.
- Uso de inodoro tipo europeo, ya que se defeca sentado y no en cuclillas.
- Ser varón.
Otros factores relacionados con hemorroides en niños son la dieta pobre en fibra, la hidratación escasa y el sedentarismo.
Enfermedades graves y hemorroides en niños
Un detalle importante ante la presencia de hemorroides en niños es que pueden ser un signo de algo más grave, sobre todo en los más pequeños.
Debería investigarse y descartarse la existencia de una enfermedad que cause el aumento de la presión intra abdominal, como la hipertensión portal, que es el aumento de la presión en el sistema venoso responsable de gran parte del aporte sanguíneo al hígado.
Por otro lado, tanto en niños como en adultos, las incomodidades y síntomas anales suelen atribuirse a las hemorroides y pueden retrasar el diagnóstico de otras enfermedades coexistentes, incluyendo el cáncer. En consecuencia, se recomienda consultar al médico para que se realice un examen cuidadoso.
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Síntomas de las hemorroides en niños
Los síntomas descritos con frecuencia en niños son el dolor con la defecación, el abultamiento o masa inflamada palpable y visible en la región anal, el dolor rectal y la dificultad para sentarse.
Hay que tener en cuenta que las hemorroides no producen dolor intenso o insoportable, a menos que estén encarceladas o trombosadas. O que exista otra condición inflamatoria asociada, como una fisura o un absceso.
Otro síntoma habitual de las hemorroides en niños es la presencia de moco anal junto a dolor abdominal y picor en la zona.
El sangrado rectal es referido en el 10 % de los pacientes. Esto contrasta con lo que ocurre en adultos, con cerca del 60 % que lo reportan. Es una hemorragia que no se caracteriza por ser abundante o vincularse con anemia.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad hemorroidal es esencialmente clínico. Se basa en la presencia de los síntomas explicados con anterioridad y en el examen físico, que incluye una inspección minuciosa de la región anal y pélvica.
Asimismo, una ecografía abdominal puede ser útil para revelar causas subyacentes de la aparición de hemorroides sintomáticas.
Clasificación de las hemorroides
El canal anal está dividido en dos por la línea dentada o pectínea. Por encima de la línea, hacia el recto, la parte interna está cubierta por mucosa rectal rojiza, cuyos nervios pertenecen al sistema nervioso autónomo. Por lo tanto, esta parte es casi insensible.
Debajo de la línea, hacia el exterior, el revestimiento está dado por el anodermo (piel propia del ano, sin pelos ni glándulas sudoríparas). En esta zona, los nervios son muy sensibles a los estímulos dolorosos.
Entonces, según su ubicación anatómica, las hemorroides se clasifican de la siguiente manera:
- Externas: cuando se encuentran debajo de la línea dentada, cubiertas por anodermo.
- Internas: localizadas por encima de la línea. Estas, a su vez, se gradúan según su prolapso hacia el exterior, desde primer grado (con leve inflamación) a cuarto grado (totalmente prolapsadas y no se reducen).
Esta clasificación se usa para guiar el tratamiento. Ahora bien, es incompleta, pues no toma en consideración otros factores que influenciarán la toma de decisiones, como el tamaño y el número de las hemorroides o las incomodidades y dolor causados.
Tratamiento de las hemorroides en niños
Hay pocos estudios sobre el tratamiento de las hemorroides en los niños. Mucha de la información es trasladada desde lo que se hace en los adultos.
El abordaje tiene dos pilares:
- Determinar y tratar la causa, ya sea el estreñimiento, la diarrea o incluso una enfermedad grave.
- Brindar un manejo conservador (no quirúrgico), con medidas higiénico-dietéticas.
El manejo conservador incluye la ingesta de líquidos abundantes, cambios en la dieta por una que sea rica en fibra (frutas, verduras, cereales, legumbres) y baños de asiento. Lo aconsejable es no usar papel higiénico, sino lavar gentilmente después de las evacuaciones.
Se debe evitar que el niño aguante las ganas de ir al baño, que esté por tiempo prolongado sentado en el inodoro (más de 5 minutos) y que haga grandes esfuerzos durante la defecación.
En pacientes en quienes fracasa el manejo conservador o hay complicaciones, pueden emplearse diversas técnicas mínimamente invasivas que provocan la muerte del tejido hemorroidal, usando bandas, una sustancia esclerosante (escleroterapia) o fotocoagulación.
De entre todas ellas, Watanabe y colaboradores publicaron un estudio de escleroterapia en niños con hemorroides con una tasa de éxito del 86 %.
Tratamiento quirúrgico de las hemorroides en niños
Ante los casos más graves o más sintomáticos podría estar indicada la hemorroidectomía o extirpación quirúrgica de las hemorroides. Grossmann y colaboradores reportaron una experiencia exitosa en infantes, empleando durante el procedimiento un instrumento electrotérmico especial para cortar los tejidos.
Las posibles complicaciones de una cirugía para las hemorroides son las hemorragias, las infecciones y la formación de fístulas. Pero no aparecieron en la investigación mencionada.
Manejo de las hemorroides trombosadas
Entre tanto, cuando las hemorroides se trombosan (se forman coágulos), esto causa dolor intenso. En tal caso, se pueden aplicar medidas locales para aliviar la molestia o se puede remover el trombo dentro de las primeras 48 a 72 horas de iniciado el cuadro.
Después de 72 horas no está indicada la trombectomía (extirpación del trombo) porque las molestias desaparecerán sin intervención en 7 a 10 días.
Las hemorroides en niños incomodan y afectan la calidad de vida
Un niño o un bebé con hemorroides verá disminuida su calidad de vida, por lo que es menester que reciba un tratamiento adecuado. Se puede iniciar la consulta con un pediatra y luego ser derivado a un especialista del sistema digestivo para valorar los abordajes más adecuados.
Si se debe intervenir quirúrgicamente, lo mejor será haber agotado otras instancias previas conservadoras. Como padres, es fundamental que todas las dudas sean resueltas en el consultorio.
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