Hemorroides externas: todo lo que debes saber
Escrito y verificado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas
También denominadas almorranas, las hemorroides son una alteración común que afecta a las venas que se encuentran en el recto y en el ano, haciendo que estas se inflamen. Según su ubicación, podemos diferencia entre:
- Hemorroides internas (en el interior del tracto intestinal)
- Hemorroides externas (se sitúan por fuera del ano).
Síntomas de las hemorroides externas
La inflamación de las venas anales aparece en forma de abultamientos de un color oscuro por fuera del ano. Por otra parte, presentan una alta sensibilidad y producen una sensación de picor en la zona. Por ello mismo, hay presencia de sangre en las heces o en el papel higiénico. Probablemente por una pequeña rotura en los vasos sanguíneos afectados.
A la par de ello, las hemorroides externas suelen producir estreñimiento o dificultad para realizar la defecación. Además, causa una molestia que varía en intensidad ante distintas actividades o posiciones. Por ejemplo, empeora cuando el paciente se encuentra sentado o durante la defecación. Se agrava si se forma un coágulo en la hemorroide externa.
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Posibles causas
Por lo general, las hemorroides se manifiestan como consecuencia de un aumento de la presión de la región rectal o anal. De esta manera, podemos señalar una lista de los causantes más comunes:
- Alteraciones que afecten al aparato digestivo. En especial, el estreñimiento del paciente (por lo general por una dieta poco saludable) o un sobreesfuerzo durante la defecación.
- Estar sentado durante periodos largos de tiempo, ya sea en el trabajo o realizando determinados deportes. Por ejemplo, el ciclismo o la equitación se asocian con más frecuencia a hemorroides que otro tipo de deportes.
- Cambios hormonales durante la evolución del embarazo.
- Uso de ciertos fármacos o medicamentos. Ciertos compuestos químicos pueden producir efectos secundarios en el paciente en cuestión.
- Predisposición genética. Los individuos que tengan algún pariente que haya padecido cualquier tipo de hemorroides son más propensos a padecerlas.
- Sobrepeso u obesidad. El aumento de la masa corporal ejerce una presión aumentada sobre los vasos sanguíneos, pudiendo afectar a la región anal.
Diagnóstico
El equipo médico puede llevar a cabo una serie de pruebas médicas a fin de identificar esta patología y descartar otras posibles alteraciones:
- Examen físico: los especialistas pueden apreciar los bultos formados por venas hinchadas y comprobar los síntomas del paciente, como el dolor a la palpación.
- Colonoscopia: durante esta prueba se introduce por el ano del paciente un fino cable que posee una cámara en un extremo.
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Tratamiento de las hemorroides externas
En la actualidad existen diferentes medidas con el objetivo de aliviar los síntomas del paciente. Los más comunes son los siguientes:
- Tomar varios baños al día con agua fría para aliviar la molestia y el picor anal. También se pueden utilizar compresas a una baja temperatura en la zona para conseguir el mismo efecto.
- Mantener una higiene anal adecuada, utilizando papel higiénico para limpiar la región tras la defecación. Así, se evita o reduce el desarrollo de una infección en las zonas afectadas.
- Medicamentos o fármacos que reduzcan el dolor que produce la hemorroide (analgésicos). Pueden usarse presentaciones en forma de pomada local (tratamiento tópico) u oral. También pueden recetarse otras sustancias que ayuden a producir heces más blandas, ayudando a realizar la defecación.
- Llevar una dieta saludable que incluya todos los nutrientes necesarios además de ingerir 2 litros diarios de agua como mínimo. Con estas medidas conseguimos favorecer el tránsito intestinal y solucionar el posible estreñimiento.
- En los casos clínicos más graves o complicados el equipo médico puede recomendar una intervención quirúrgica. A este proceso se le llama hemorroidectomía y en él se extirpa la hemorroide que no ha respondido a los tratamientos mencionados anteriormente.
Prevención
Es recomendable mejorar los hábitos de vida, con el objetivo de disminuir el riesgo de desarrollar hemorroides (de cualquier tipo). Por ejemplo, consumir una dieta saludable que contenga todos los nutrientes necesarios y realizar una actividad física moderada.
Por último, pero no menos importante, debemos recordar mantener una postura adecuada y cambiarla tras un corto periodo de tiempo. Asimismo, será fundamental consultar con el médico ante la sospecha de hemorroides.
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