¿Qué hacer cuando los hijos prefieren más a mamá o a papá?

Es natural que los hijos muestren preferencia por uno de sus padres en ciertos momentos. Te contamos a qué se debe y qué puedes hacer al respecto.
¿Qué hacer cuando los hijos prefieren más a mamá o a papá?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 25 mayo, 2023

Para los adultos, el hecho de que un niño exprese predilección hacia uno de sus progenitores suele ser un duro golpe. Los padres pueden sentirse aislados y no encontrar su lugar ante la fuerte díada madre-hijo. Las madres, por su lado, pueden sentir como una injusticia o una traición que su pequeño busque más el contacto con su padre. En cualquier caso, antes de tomarlo personal y actuar de un modo que puede resultar dañino, conviene entender por qué los hijos prefieren más a mamá o a papá.

Es importante saber que, en la mayoría de las situaciones, esta es una etapa transitoria. Dicha preferencia puede cambiar.

No es que lo estéis haciendo mal o que no estéis a la altura como padres. Simplemente, la mente y la emocionalidad del niño evolucionan y en cada momento pueden sentirse más identificados con uno u otro. Veamos por qué.

Los hijos prefieren más a mamá o a papá en función de las etapas

Durante los primeros meses y años, es común que la madre ocupe el primer lugar en la jerarquía de apego de un bebé. Ella lo ha llevado en su vientre, comparte el vínculo de la lactancia (en algunos casos) y suele ser la que se ocupa de su cuidado.

La preferencia hacia ella puede verse incrementada o más manifestada hacia los 7-8 meses del bebé. En esta etapa aparece la denominada ansiedad de separación.

El bebé comienza a comprender que hay una división entre su madre y él, y teme que si la pierde de vista, esta dejará de existir o nunca volverá. Por ello, puede aferrarse a ella con intensidad y reaccionar con angustia si tratan de separarlos; incluso si es el padre quien busca su contacto. Esta actitud puede sentirse como un rechazo para el otro progenitor, pero es una etapa que se resolverá por sí misma.

Por otro lado, hacia los 2-3 años también pueden presentarse preferencias muy marcadas. En esta etapa, el niño comienza a forjar su identidad y a reclamar individualidad.

En este proceso expresará sus gustos, preferencias y opiniones. Así, puede querer pasar más tiempo con papá o con mamá y lo mostrará sin rodeos, pudiendo herir a aquel que no es elegido.

Sin embargo, esto no es indicio de que algo vaya mal. Todo lo contrario. Es una sana muestra de la maduración del pequeño.

De hecho, es probable que a estas edades se incremente la preferencia por papá, ya que separarse del cuidador principal y poner su atención en otros les ayuda a abrirse al mundo.

Lactancia materna favorece el apego.
Los bebés con lactancia materna pueden desarrollar un lógico apego hacia la madre en los primeros meses de vida.

¿Por qué los hijos prefieren más a mamá o a papá?

Ahora bien, cuando esta preferencia es muy marcada y se mantiene en el tiempo, pueden estar influyendo diferentes factores que conviene conocer.

Afinidad y personalidades

A medida que el niño crece, la diferente afinidad con cada uno de sus progenitores suele ser más marcada. Tengamos en cuenta que cada niño y cada adulto poseen su propio temperamento y personalidad; unos encajan mejor que otros.

Esto no implica que el pequeño sienta más amor por uno de sus padres, sino que puede entenderse mejor con él, compartir más intereses y rasgos de carácter.

Por ejemplo, un niño activo y emocionalmente intenso puede sentirse más comprendido y reflejado en un progenitor que comparta estas características que en otro que sea muy pasivo y poco expresivo.

Estilo de crianza y de apego

No podemos olvidar que la preferencia no es innata, sino que se gana con las acciones diarias y a través del vínculo de apego establecido. Los padres y las madres que emplean una crianza democrática y respetuosa, que ofrecen presencia, afecto y escucha, generan un vínculo seguro. Los niños se sienten cómodos y amados a su lado y es natural que disfruten su compañía.

Por el contrario, un estilo educativo demasiado autoritario, crítico o frío, basado en gritos o castigos, puede generar sentimientos de rechazo y ambivalencia en el pequeño. De este modo, si los padres emplean estilos de crianza desiguales, esto puede decantar la balanza hacia aquel que ofrece una mejor calidad educativa y emocional.

Dinámicas familiares

Las dinámicas de cada familia también pueden acentuar las predilecciones de los pequeños. Por ejemplo, si mamá pasa la mayor parte del tiempo con ellos y papá llega por la noche y apenas está en casa, su vuelta puede convertirse en todo un evento y su compañía en todo un regalo.

Además, es posible que cada padre ejerza diferentes roles y esto resulte injusto y cause desigualdades. Si uno se dedica a poner límites, a impartir disciplina y a ocuparse de que los pequeños lleven una vida sana, y el otro solo hace concesiones, se dedica a consentirlos y a divertirlos, es natural que ellos prefieran a esta segunda figura.

Inversión emocional y de tiempo

Por último, es innegable que los niños perciben lo que ocurre a su alrededor y se dan cuenta cuándo sus padres los cuidan y los priorizan y cuándo no. Por ello, si no les dedicas tiempo a tus pequeños, si no tienes la paciencia para escucharlos, conocerlos y jugar con ellos, sentirán ese vacío y es posible que se decanten por quien sí se lo ofrece.

Padre juega con sus hijos.
El tiempo compartido influye en la predilección. Jugar, hablar y entenderlos con amor son determinantes para que los niños se sientan más a gusto.

¿Qué hacer cuando los hijos prefieren más a mamá o a papá?

Sentir que tu hijo prefiere a su otro progenitor puede ser duro y doloroso. Por ello, te proponemos algunas pautas para abordar esta situación:

  • Establece un vínculo de apego seguro con tus hijos. Ofréceles afecto, atención y escucha. Pasa tiempo con ellos, interésate por sus gustos y aficiones. Haz que se sientan amados y aceptados. Esto es fundamental para que la preferencia por un progenitor u otro no se deba a carencias afectivas.
  • Comprende las etapas y los procesos evolutivos por los que atraviesan los niños. Esto te ayudará a entender que no se trata de algo personal ni permanente, sino de un paso más en su desarrollo normal.
  • Crea un frente unido con tu pareja. Es importante que ambos os encarguéis por igual de ofrecer afecto y límites, que la educación sea compartida y equitativa.
  • Aprende a regular tus propias emociones. Es normal que la preferencia de tus hijos por su otro progenitor pueda hacerte sentir mal, pero no debes reaccionar con rechazo hacia tus niños, retirarles tu afecto o tratar de comprarlos o convencerlos para que te escojan a ti. Al respetar y aceptar sus preferencias y decisiones de cada momento les aportáis seguridad.

En suma, esta es una situación que puede presentarse en muchas familias en diferentes momentos. Sin embargo, es tarea de los padres comprender lo que ocurre y no reaccionar con arrebatos emocionales que puedan dañar a los pequeños.

Recuerda que, si estás invirtiendo tiempo y afecto en tus hijos, si estás dando lo mejor de ti, no tienes nada que temer. Ellos te aman, con independencia de que en algunos momentos sientan más afinidad por uno u otro.


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