Hiperlaxitud infantil: pros y contras
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
La hiperlaxitud infantil es una condición común y asintomática en niños menores de 5 años que hace que las articulaciones se muevan fuera de límites normales. Ocurre cuando los niveles de colágeno en tendones y ligamentos se alteran, haciendo las fibras más delgadas y menos rígidas.
Se presenta, en promedio, en un 30 % de la población infantil, siendo más común en niñas que en niños, en una proporción de 3 a 1. Aunque disminuye con la edad, en un 2 % se prolonga en el tiempo.
En este artículo exponemos algunas características que permiten diagnosticar su presencia, aprovechar sus ventajas, conocer las desventajas, pero sobre todo, aprender a identificar cuándo preocuparse.
¿Qué causa la hiperlaxitud?
La hiperlaxitud infantil es de carácter genético. Estudios indican que se origina en una mutación en las fibras que componen los tendones, los músculos y la piel.
Estos tienen la particularidad de estirarse y volver a su forma, o bien de deformarse y adoptar una nueva, lo que se conoce como plasticidad.
Aquí actúan las proteínas que forman los tejidos: el colágeno y la elastina. Cuando hay más elastina que colágeno, los músculos se hacen más elásticos y, por tanto, los ligamentos más frágiles. De ahí a las lesiones en el sistema músculo-esquelético solo hay un paso.
¿Cuáles son los pros?
En actividades físicas como gimnasia, ballet, danza o acrobacia, la hiperlaxitud tiene una proyección positiva porque ofrece condiciones de flexibilidad que rayan el asombro. También es beneficiosa en la ejecución de instrumentos, como la flauta, el violín o el piano, que exigen una agilidad especial en los dedos.
En este caso específico, la distensión y la tensión constante de los movimientos repetidos no produce dolor, como sucede en aquellos ejecutantes que son menos flexibles.
Los contras de la hiperlaxitud infantil
La hiperlaxitud infantil se puede interpretar como una ventaja en las actividades físicas ya citadas, aún cuando los especialistas recomiendan andarse con cuidado. Se registra debilidad muscular y torpeza motora, e incluso retraso en el desarrollo psicomotor.
Tienden a aparecer luxaciones articulares, tendinitis, lumbalgias, escoliosis, artrosis de rodillas y, según investigaciones, ansiedad y depresión. Problemas estos que, con regularidad, no se asocian a la hiperlaxitud articular. Algunos síntomas merecen particular atención.
Hipotonía muscular
La debilidad muscular hace que se retrase el desarrollo psicomotor, que el bebé se voltee, se siente, gatee y camine. Los niños presentan articulaciones muy flexibles, se doblan con facilidad y el tono muscular no opone resistencia al movimiento.
El bebé no patalea y los miembros se ven más estirados de lo normal. Boca abajo se desesperan porque no pueden apoyarse en los brazos ni levantar la cabeza. Cuando finalmente se paran, buscan abrir las piernas, los pies giran hacia afuera y las rodillas se van hacia atrás.
Inhibición de la actividad muscular
Producto del dolor ocurre una inhibición que se traduce en hipotrofia muscular, lo que disminuye la tolerancia al ejercicio y, por tanto, reduce la participación del niño en deportes y juegos. También se observa retraso en el desarrollo psicomotor y en la adquisición de la marcha.
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Escoliosis y otros problemas posturales
Los estudios apuntan a una relación estadística entre la hiperlaxitud articular y la escoliosis, debido a alteraciones postulares. Ello provoca curvaturas en la parte posterior de la columna, lo que se conoce como cifosis, y aumento de la curva en la zona lumbar.
También se observan rodillas juntas, desplazadas hacia atrás y pies planos.
Consejos y recomendaciones para los padres
El niño con hiperlaxitud debe ser educado en esa condición para evitar que los movimientos articulares fuera del rango normal se repitan sin cesar. Será difícil controlar su natural hiperactividad y es muy probable que busque atraer público con sus habilidades de contorsionista.
Ahora, como no es una gracia el hecho de doblar los dedos de manera anormal, tal como lo refieren los médicos, haremos ciertas recomendaciones que serán útiles y son las siguientes:
- Dado que no existe un tratamiento específico, los padres deben educar al niño en la necesidad de proteger sus articulaciones de la sobreelongación prolongada.
- Procurar encausar al niño hacia deportes y ejercicios que trabajen los músculos, mejoren el equilibrio, la estabilidad y la destreza motora.
- Si el diagnosticado con hiperlaxitud es un bebé, los padres deben buscar reforzar su tono muscular. Para ello, lo mejor sería consultar con un fisioterapeuta para una asesoría especializada.
- Entre los ejercicios recomendados para hacer en casa se encuentran los que mantienen al bebé boca abajo, posición que dada la afección no le gusta nada. Estos le ayudan a fortalecer su espalda, cuello y cadera, pero como le irrita, toca estimularlo con juguetes o sonidos que lo hagan levantar la cabeza.
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¿Cuándo buscar tratamiento médico ante la hiperlaxitud infantil?
La hiperlaxitud infantil puede ser divertida hasta que aparece el dolor. No es común, ya que solo de un 5 al 10 % de las personas hiperlaxas o muy elásticas padece molestias. Y si ocurre debemos ir al médico, pues podemos estar ante un síndrome de hiperlaxitud articular.
La escala de Beighton es la más utilizada para saber si una persona es hiperlaxa. Por ejemplo, entre las maniobras que señala están el tocar el antebrazo con el pulgar, extender los dedos a más de 90 grados o tocar el suelo con la palma de las manos sin doblar las rodillas. Si de los 9 puntos de la escala el niño obtiene 6, se trata de un caso positivo de hiperlaxitud articular.
Este trastorno agravado genera dolores en las articulaciones y huesos, incluso por sostener un rato el lápiz. También lo acompañan molestias en caderas, rodillas y pies planos, bruxismo, cansancio y debilidad.
El síndrome de hiperlaxitud benigno es diferente al síndrome de Ehlers-Danlos, también congénito y que por igual afecta al tejido conectivo. Provoca problemas vasculares, oculares e hipersensibilidad en la piel. También lo acompañan luxaciones regulares, deformidades en la columna, hipotonía muscular y derrames en las articulaciones.
La hiperlaxitud infantil reclama ejercitación constante
El llamado a los padres es a prestar atención a las manifestaciones que pueden revelar problemas mayores. La condición no es fácil de diagnosticar porque los síntomas son difusos. Sin embargo, el dolor da la señal de alarma.
Diagnosticado el niño con hiperlaxitud benigna, deben involucrarse los padres en las pautas para el tratamiento. Esto incluye dieta balanceada, ejercicio, participación en las actividades escolares y calidad en el sueño. Evitar la sobrecarga en las articulaciones (por ejemplo, la mochila del colegio muy pesada) y los deportes extremos o de contacto.
Hechas estas consideraciones, es importante enfatizar que los periodos de inactividad aumentan los síntomas de hiperlaxitud. En este sentido, se recomienda un programa de ejercicios de resistencia progresiva enfocada en músculos específicos. Y sin dudar, andar en bicicleta y nadar están entre las primeras opciones.
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