La comunicación en pareja y las nuevas tecnologías
Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López
La información, la inmediatez y la conectividad en general han transformado la manera en la que se consolidan las relaciones humanas. El auge de la web ha hecho que el diálogo cara a cara ceda su espacio a las interacciones sociales, y que millones de personas prefieran llevar una vida digital. Pero, ¿qué hay con la comunicación en pareja y las nuevas tecnologías? ¿Se ha visto afectada?
Indudablemente, sí. Y de muchas maneras. Los dispositivos electrónicos facilitan las actividades cotidianas. Sin embargo, también son un foco de distracción capaz de reducir el grado de intimidad.
Revisar el teléfono frente a la pareja no es positivo
La cifra de mujeres u hombres que reclaman más atención, mientras su compañero sentimental se sumerge en las pantallas, es alta. Aunque no hay datos concretos, varios especialistas avalan este planteamiento.
Según estudios como el publicado en la revista Comunicación y Sociedad en 2016, revisar constantemente el teléfono frente a la pareja no es positivo. Puede sumar conflictos a causa de la frustración y la rabia, o debilitar el vínculo por la falta de cercanía y complicidad.
También ocurre lo contrario. Existen parejas que aseguran establecer una mejor comunicación a través del WhatsApp, por ejemplo. También otras tantas emplean las comunidades virtuales para enamorarse. De hecho, se han popularizado casos de individuos que se han conocido en internet y llegado al altar.
Un mundo repleto de pros y contras
Es cierto que la web ha abierto nuevas ventanas de socialización, sin límites de tiempo, horas y distancia. Sin embargo, cuando se aborda el tema de la comunicación en pareja y las nuevas tecnologías, el debate es amplio, y se pasea por distintos escenarios. Buenos y malos.- Infidelidad. Entablar un romance con alguien fuera de la relación es muy factible, especialmente porque se han creado decenas de sitios que promueven esta práctica.
- Celos. ¿Quién te escribe? ¿Con quién hablas? ¿Qué hacías conectado a esa hora? Estas y otras preguntas pueden surgir ante lo que puede parecer un uso desmedido y dependiente de la tecnología.
Si hay desconfianza o sospechas, la situación puede tornarse más tensa y delicada.
- Distancia. Depende de cada quien. Mientras unos se entregan a la conversación con otros, el resto se vale de la mensajería instantánea para crear un escenario de debate continuo, añadir un poco de chispa a la relación o acortar kilómetros de mar o tierra.
- Confianza. Si hay suficiente seguridad y compromiso todo es más sencillo. Con acciones tan sencillas se crea un nexo más fuerte y sólido.
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¿Cómo fusionar la comunicación en pareja y las nuevas tecnologías?
Parece complicado, pero no lo es. La tecnología se ha modernizado para favorecer la comunicación. Los problemas que puedan suscitarse no dependen estrictamente de ella, sino de la situación emocional en la que se encuentre la relación. Una unión sólida y feliz no tiene por qué verse quebrantada.
Ciertamente, debe haber un equilibrio. Dedicar más tiempo al móvil que al contacto físico, los gestos y otros atributos del lenguaje corporal no es para nada acertado. Cuando el trato se vuelve impersonal y la falta de intercambio se hace presente, indudablemente surgirán los problemas en la pareja.
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La comunicación en pareja y las nuevas tecnologías deben complementarse
La comunicación en pareja y las nuevas tecnologías deben complementarse. ¿De qué manera? Evitando los controles, aprovechando las aplicaciones para recordarle al otro cuánto se le quiere o se le extraña. También se puede aprender a emplear los recursos de la web para desarrollar un lenguaje afectivo que avive el amor.
Asimismo, las redes sociales pueden usarse como puentes para mejorar la comunicación, aunque sin menospreciar la interacción en vivo y los encuentros cara a cara. A fin de cuentas, son estos los que fomentan la empatía y hacen que el corazón lata cada vez con más fuerza.
El punto débil de la tecnología es que se presta para los entredichos y malos entendidos. Algo que, definitivamente, no se puede permitir.
En el plano amoroso no hay que dar nada por sentado. Hay que expresarse y hablar desde lo emocional, pero sobre todo hay que darle a la otra persona la atención que merece. Ninguno de los dos debe sentirse infravalorado ni desplazado.
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