Leucemia eosinofílica crónica: síntomas, diagnóstico y tratamiento

La leucemia eosinofílica crónica no es tan frecuente como otros cánceres, pero es una enfermedad grave. El éxito de su tratamiento depende de su diagnóstico temprano.
Leucemia eosinofílica crónica: síntomas, diagnóstico y tratamiento
María Irene Benavides Guillém

Escrito y verificado por la médica María Irene Benavides Guillém.

Última actualización: 10 julio, 2023

La leucemia eosinofílica crónica es una enfermedad neoplásica en la que los eosinófilos se multiplican de forma desmesurada, afectando varios órganos. Incluso, puede conducir a la muerte.

Se caracteriza por la presencia persistente de un número elevado de eosinófilos en la sangre, a lo que se llama «hipereosinofilia».

Su diagnóstico temprano es fundamental para iniciar el tratamiento en forma oportuna y tener mayor éxito. Por eso te contamos cómo se arriba a la confirmación de la enfermedad y cuáles son sus síntomas.

¿Qué son los eosinófilos?

Hay que comenzar por entender qué son los eosinófilos. Se trata de una clase de leucocitos o glóbulos blancos.

Reciben este nombre porque contienen unos gránulos que se tiñen intensamente con un pigmento ácido llamado eosina. En el microscopio, cuando se usa la tinción, estas células aparecen de color rosa-anaranjado.

Tienen un rol importante en el organismo humano. Son parte activa del sistema inmunitario.

Su función más conocida es la capacidad de destruir parásitos con las sustancias que hay en sus gránulos. Pero también participan en la defensa frente a virus, hongos y bacterias.

Asimismo, los eosinófilos intervienen en la respuesta frente a tumores y en el metabolismo. Por otro lado, contribuyen a la reparación y remodelación de los tejidos, por lo que toman parte en la regeneración de la piel, los músculos y el hígado.

No obstante, también puede tener un efecto negativo. La consecuencia de su hiperactividad o de su acción en exceso es el daño de algunos órganos y la persistencia de síntomas molestos.

Es lo que ocurre, por ejemplo, en el asma alérgica. Estas células son unas de las principales responsables de la inflamación prolongada.

Eosinófilos.
Los eosinófilos circulan por la sangre y contienen gránulos con sustancias que median la respuesta alérgica.

¿Por qué pueden aumentar los eosinófilos?

Antes de hacer un diagnóstico de leucemia eosinofílica crónica, hay que descartar todas las otras causas de hipereosinofilia.

Partiendo de las funciones de los eosinófilos, se puede deducir qué puede hacer que aumenten. Estos se expandirán como reacción a infecciones parasitarias, enfermedades alérgicas y autoinmunes. También frente a la ingesta de algunos fármacos.

Por ello, si el médico detecta un análisis de sangre con muchos eosinófilos, nos preguntará qué enfermedades padecimos antes, qué medicamentos tomamos o si hemos estado expuestos a situaciones en las que pudimos habernos infectado con parásitos.

A su vez, la eosinofilia puede ser una de las manifestaciones de tumores malignos en diferentes tejidos:



¿Cómo se diagnostica la leucemia eosinofílica crónica?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que, después de excluir rigurosamente la presencia de una eosinofilia reactiva o secundaria, corresponde realizar pruebas diagnósticas especializadas, como la biopsia de médula ósea.

Mediante estudios moleculares y genéticos se detectarán alteraciones que expliquen la proliferación celular desordenada. De esta forma, se determinará si existe un defecto intrínseco o hipereosinofilia primaria.

La OMS advierte que criterios como la duración de los síntomas, el número de eosinófilos o el compromiso de los órganos suelen ser arbitrarios o tardíos. Es decir, su presencia o ausencia no descartan la enfermedad.

Peor aún, pueden considerarse muy tarde en la evolución de la leucemia. Recordemos que es vital el diagnóstico temprano para evitar las complicaciones.

¿Cuáles son los síntomas de la leucemia eosinofílica crónica?

Cabe señalar que la leucemia eosinofílica crónica es más frecuente en varones y en la sexta década de la vida. En estos grupos se sospecha primero.

En cuanto a los síntomas, la Clínica Mayo publicó recientemente las características de un grupo de pacientes con leucemia eosinofílica crónica. Más de la mitad tuvo fatiga.

En segundo lugar de frecuencia están las molestias gastrointestinales, como diarrea, dolor abdominal, náuseas y vómitos. Menor proporción ocupó la pérdida de peso, la tos y los sudores nocturnos.

Las personas con leucemia eosinofílica crónica tienen con frecuencia anemia y bajo recuento de plaquetas. Así que pueden presentar síntomas secundarios a estas alteraciones. Por ejemplo, sufrir infecciones bacterianas y virales a repetición, con difícil recuperación.

Además, pueden afectarse órganos como el corazón y los pulmones, lo que conduce a una emergencia médica que amenaza la vida. De igual forma, el bazo y los ganglios linfáticos pueden estar aumentados de tamaño.

Las lesiones en la piel son comunes, incluyendo dermatitis y urticaria.
Fatiga por leucemia eosinofílica crónica.
La fatiga es un síntoma inespecífico, pero su persistencia debe motivar la búsqueda de un diagnóstico.


¿Cuál es el tratamiento de la leucemia eosinofílica crónica?

La leucemia eosinofílica crónica es una enfermedad grave. Si no se trata, los eosinófilos pueden invadir diversos órganos del cuerpo y dañarlos. Corazón y pulmones suelen ser los más afectados, aunque cualquier tejido puede verse comprometido con el paso de las semanas y los meses.

Del mismo modo, la enfermedad puede convertirse en una leucemia aguda. En dicha circunstancia, la evolución se vuelve agresiva y se reduce drásticamente la producción internas de leucocitos, glóbulos rojos y plaquetas.

El objetivo del tratamiento siempre es disminuir el número de eosinófilos circulantes. Esto se hace para prevenir que se invadan los tejidos y se dañen los órganos.

La primera línea de inicio, para luego continuar con el esquema de las guías clínicas, son los corticoides. Estos agentes antiinflamatorios se combinan con hidroxicarbamida, interferón alfa o imatinib.

Algunos pacientes recibirán un trasplante de médula ósea. No es una terapia recomendada para todos los casos. Debido a que varios pacientes son de edad avanzada, en ellos no se pueden esperar resultados favorables al usar células madres hematopoyéticas. De todos modos, se siguen investigando alternativas.

Ahora bien, como muchas personas no mejoran con la quimioterapia y la inmunoterapia, se están explorando posibilidades con genética. Los resultados son prometedores, pero no se hallan disponibles estos abordajes para toda la población diagnosticada.

En todo caso, lo esencial es que estemos atentos ante las señales del cuerpo. Hay que acudir al médico sin demora si presentamos cualquiera de los síntomas que hemos mencionado.


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