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¿Tu cuchillo ya no corta? Prueba el truco de la taza y recupera su filo

3 minutos
El anillo de cerámica sin esmaltar, en la base de una taza, funciona como una piedra de afilar: con unas pocas pasadas, devuelve el filo y la eficacia de tu cuchillo.
¿Tu cuchillo ya no corta? Prueba el truco de la taza y recupera su filo
Escrito por Valentina Vallejo
Última actualización: 12 octubre, 2025

Estás a punto de cortar un tomate y, en lugar de deslizarse, el cuchillo le aplasta la piel. Ha perdido el filo y no tienes un afilador. Antes de desistir, busca en tu cocina: la solución puede estar en tu taza de café. Este utensilio devuelve el filo en menos de un minuto y resulta muy práctico en el día a día.

Lo que se consigue con la taza es un asentado, para realinear el borde del cuchillo sin dañar metal. No reemplaza un afilado profesional, pero es un truco eficaz y fácil. Para ponerlo en práctica, necesitas una taza de cerámica (debe tener un anillo sin esmaltar en la base), un paño de cocina húmedo, el cuchillo de filo liso y un cartón grueso o el lomo de un libro de tapa dura. Cuando tengas todo a mano, sigue este paso a paso:

1. Preparar la taza y la superficie

Da la vuelta a la taza y colócala sobre un paño de cocina húmedo y doblado para que no se deslice. Identifica el anillo de cerámica rugoso, sin esmaltar, que hay en la base. Esta superficie porosa es tu “piedra de afilar”.

2. Encontrar el ángulo correcto (15–20°)

Este es el paso más importante. Sostén el cuchillo en un ángulo de entre 15 y 20 grados, con respecto a la superficie de cerámica. Un truco visual para encontrarlo es imaginar que apilas dos monedas sobre el anillo y reposas el lomo del cuchillo sobre ellas. Lo fundamental es mantener el ángulo constante.

3. Hacer las pasadas de afilado

Con una presión ligera y constante, desliza el filo del cuchillo a lo largo del anillo de cerámica, moviéndote desde la base de la hoja hasta la punta. Imagina que intentas cortar una loncha muy fina de la taza. El sonido debe ser un siseo suave, no un chirrido. Realiza entre 5 y 10 pasadas por cada lado, manteniendo siempre el mismo ángulo.

No uses cuchillos de sierra. Este método solo funciona con filos lisos. Tampoco apliques demasiada presión.

4. Pulir el filo (opcional)

Después de las pasadas, es normal que se forme una rebaba microscópica en el filo. Para retirarla, desliza suavemente la hoja varias veces por el borde de un trozo de cartón grueso o el lomo de un libro de tapa dura. Este paso ayuda a dejar el filo más limpio y uniforme.

5. Limpiar el cuchillo

Limpia muy bien la hoja del cuchillo con un paño húmedo para eliminar cualquier partícula metálica o cerámica. Asegúrate de que tanto el cuchillo como la taza queden completamente limpios antes de guardarlos o volver a usarlos.

Este truco no reemplaza a un afilado profesional, pero es una solución de mantenimiento y de emergencia muy efectiva. La próxima vez que tu cuchillo te falle, recuerda que el afilador que necesitas probablemente ya está en casa.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.