Cómo guardar la alcachofa en la nevera para que dure más y no se estropee

Con la llegada del otoño, las huertas se llenan de vegetales de temporada, y entre ellos destaca la alcachofa. No solo es versátil en la cocina, también aporta un sabor único y múltiples beneficios para la salud. Sin embargo, al poco tiempo de comprarla empieza a oxidarse y a perder su textura carnosa. Aquí surge la gran pregunta: ¿cómo hacer que se mantenga fresca por más tiempo?
La buena noticia es que existen diversos trucos que prolongan su vida útil, y que te permitirán reducir el desperdicio de alimentos y disfrutar de la alcachofa en su punto justo de sabor.
Guárdalas en una bolsa hermética
Una forma de mantener frescas por más tiempo las alcachofas es envolverlas sin lavar en una bolsa plástica hermética o perforada. Así, el vegetal conservará su humedad sin condensarse y no generará moho ni bacterias.
Lo mejor es colocar la bolsa en el cajón de las verduras del frigorífico, donde la temperatura se mantiene entre 2 °C y 4 °C. Es preferible guardarlas con el tallo hacia abajo, para evitar que el agua que desprenden penetre en las hojas. De esta manera, se mantienen hasta una semana sin perder textura ni sabor.
Evita envolverlas en papel de aluminio
Un error muy común al conservar las alcachofas es envolverlas en papel de aluminio creyendo que así se conservarán mejor. Lo cierto es que este material interactúa con algunos compuestos del vegetal, que hacen que sus hojas externas se oscurezcan con rapidez y tomen un aspecto poco apetecible. Además, la oxidación altera su sabor y lo torna amargo.
Otro problema es que el aluminio no deja respirar a la planta. La ventilación insuficiente genera un microclima húmedo que deteriora y genera moho.
Colócalas en un jarrón, como si fueran un ramo de flores
Si quieres que te duren más tiempo frescas, hay una técnica que muchos chefs usan: colócalas en agua fría como si fueran flores recién cortadas. En un jarrón, sumerge los tallos y mételo en la nevera. Así se hidratan desde la base y permanecen verdes y firmes durante días.
Este método es ideal cuando quieres mantener la textura jugosa de las hojas. Para mejores resultados, cambia el agua cada dos días y, si lo deseas, cubre la parte superior con una bolsa de plástico agujereada.
No las metas en el refrigeradora después de cocinarlas
Un consejo importante es no guardar en la nevera la alcachofa ya cocinada. Después de la cocción puede generar un hongo verdigrís llamado bremia, que es perjudicial para la salud. Lo ideal es consumirla en el momento o, si sobra, envasarla en conserva casera en aceite o vinagre.
Por otro lado, si lo que quieres es conservarlos durante más tiempo, puedes congelar los corazones. Antes se deben blanquear en agua hirviendo con sal y unas gotas de vinagre durante cuatro minutos. Una vez escurridos y fríos, se meten en bolsas para congelar y puede durar meses sin perder su sabor.
Si siempre terminas tirando las alcachofas porque se te echan a perder, con estos trucos no volverá a ocurrir. Mantenerlas frescas no tiene por qué ser complicado, solo debes elegir el método que prefieras. Al final, son sencillos pasos que previenen el desperdicio y garantizan que siempre disfrutes de este vegetal en su punto óptimo cuando lo lleves a la mesa.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.