Cómo limpiar el radiador y eliminar la suciedad escondida en minutos

¿Tu radiador necesita un poco de cuidado? Si has notado que tiene una capa de polvo que incluso se siente pegajosa al tacto, es momento de limpiarlo. Y es que más allá del aspecto sucio, un radiador que no está limpio no funcionará en óptimas condiciones. Además, cuando lo enciendes, todo ese polvo acumulado empieza a circular por el aire que respiras.
Hay un método sencillo, casero y con productos básicos que te ayudará a dejar tu radiador muy limpio. Te adelantamos que solo vas a necesitar un poquito de amoníaco, agua y herramientas como trapos y esponja.
Paso a paso para eliminar la suciedad de tu radiador
Comienza por buscar tus implementos de limpieza:
- Agua caliente
- 1 chorrito de amoníaco
- Trapos
- Esponja y cepillo alargado
Una vez tengas a mano todo lo necesario, sigue estos pasos:
- Mezcla el agua caliente con el amoníaco. Utiliza un chorrito de este producto por cada litro de agua. El agua caliente ayudará a desprender la grasa del radiador y el amoníaco es un potente limpiador.
- Moja la esponja en la mezcla, escúrrela un poco y pasa por toda la superficie del radiador. Si hay manchas resistentes, deja actuar unos segundos y frota con suavidad.
- Usa el cepillo para limpiar entre las ranuras y la parte trasera del aparato. Si no tienes cepillo, ata la esponja a un palo con la ayuda de una goma elástica.
- Pasa la esponja por la pared que hay detrás del radiador. Ahí también encontrarás mucha suciedad.
- Con ayuda de un trapo humedecido solo con agua, limpia por todas las zonas para eliminar restos de amoníaco.
- Finaliza el proceso secando todo el radiador con un trapo seco y limpio. Asegúrate de hacerlo para evitar marcas de humedad, pasa por ranuras y juntas para quitar el agua que pudo quedar atrapada.
Precauciones para una limpieza exitosa
Como el amoníaco tiene un olor intenso, abre las ventanas o coloca un ventilador cerca. También puedes poner unas toallas o trapos alrededor del radiador para contener el agua que gotee mientras limpias. Muy importante: nunca limpies un radiador encendido. Puedes quemarte y el agua se evaporará demasiado rápido.
Si sigues el método de limpieza que te hemos explicado con regularidad, por ejemplo cada 2 o 3 meses, eliminar la suciedad de tu radiador será más sencillo.
Cuando termines, tu aparato estará brillante, sin rastro de polvo y funcionando muy bien. Notarás que calienta mejor y, sobre todo, respirarás más tranquilo sabiendo que el aire de tu casa está más limpio.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.