Sillas metálicas oxidadas: 6 pasos para restaurarlas

Es común que el óxido se apodere de las sillas metálicas con el paso de los años, especialmente si han estado expuestas al clima. Sin embargo, este tipo de daño no significa que debas reemplazarlas. Con una restauración cuidadosa y bien planificada, es posible recuperar su apariencia y funcionalidad. A continuación, te explicamos cómo hacerlo paso a paso.
1. Prepara el espacio y realiza una limpieza inicial
Un buen resultado empieza con una buena preparación:
- Espacio y seguridad: trabaja al aire libre o en un área bien ventilada. Protege el suelo con cartones o una lona. Usa siempre guantes de trabajo, gafas de seguridad y una mascarilla contra el polvo durante el lijado.
- Limpieza inicial: lava a fondo toda la silla con agua y jabón para eliminar la suciedad. Esto te permitirá ver con claridad las zonas afectadas por el óxido. Deja que se seque por completo.
Una vez que el espacio esté listo y la silla limpia y seca, es momento de comenzar con el proceso de restauración. A continuación, te explicamos cada paso en detalle para que el resultado sea duradero y profesional.
2. Elimina el óxido
Este, sin duda, es el paso que más tiempo requiere, pero también el más decisivo. Si el óxido es superficial, bastará con un cepillo de alambre manual para retirar las escamas. Si el óxido es más profundo, necesitarás usar una lija gruesa o, si prefieres agilizar el trabajo, puedes acoplar un cepillo de alambre a un taladro. La idea es lijar y cepillar todas las zonas afectadas hasta que no quede rastro de óxido y veas el metal desnudo y brillante.
3. Suaviza la superficie
Después del lijado grueso es normal que la superficie de la silla quede marcada con arañazos visibles. Para lograr un acabado uniforme, utiliza una lija de grano fino y pásala por toda la estructura, no solo por las zonas que lijaste antes. El objetivo de este paso es alisar los arañazos y conseguir una superficie uniforme y ligeramente porosa, lo que facilitará la correcta adherencia de la capa siguiente.
4. Limpia el polvo y neutralizar
Después del lijado, es fundamental eliminar por completo el polvo metálico acumulado. Pasa un paño húmedo por toda la superficie, prestando especial atención a las zonas reparadas. Así se eliminan posibles restos invisibles de óxido, evitando que reaparezcan bajo la pintura.
Tip extra: para reforzar la limpieza, una vez que la silla esté seca, aplica vinagre blanco sobre el metal expuesto y déjalo actuar durante una hora antes de retirarlo.
5. Aplica una capa de imprimación
Este paso es clave para que el resultado sea duradero. Usa una imprimación antioxidante —una base que protege el metal del óxido y mejora la adherencia de la pintura— antes de pintar. Elige el formato en spray para cubrir bien todos los rincones. Aunque no es pintura, esta capa sella el metal y evita que la humedad lo deteriore. Aplica una capa fina y uniforme y respeta los tiempos de secado que indica el fabricante.
6. Pinta con el color final
Elige una pintura para metal de exterior, diseñada para resistir la lluvia y el sol. Al igual que con la imprimación, el spray facilita un acabado liso y uniforme. Es mejor aplicar varias capas finas en lugar de una gruesa. Pulveriza a unos 20-30 centímetros de distancia con movimientos continuos y deja secar completamente entre capa y capa según las indicaciones del producto.
Para conservar el resultado, conviene proteger las sillas del clima extremo, guardándolas bajo techo durante el invierno si es posible. Al inicio de cada temporada, es recomendable inspeccionarlas y retocar cualquier rasguño con imprimación y pintura para evitar que el óxido reaparezca. Restaurar muebles metálicos no solo mejora su aspecto, sino que prolonga su vida útil. Con paciencia y atención en cada paso, especialmente en la preparación, es posible obtener un acabado resistente y duradero que acompañe por mucho tiempo.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.