Los errores que todos cometen al lavar toallas y cómo evitarlos

Puede que parezca una tarea de lo más simple, pero muchas veces sin saberlo se cometen errores al lavar las toallas. Ya sea colocarles demasiado suavizante o no lavarlas con frecuencia, estas equivocaciones pueden arruinar sus fibras y no desinfectarlas de forma correcta, causando que tengan mal olor.
Para mantenerlas suaves y limpias por más tiempo, solo necesitas hacer pequeños cambios en la rutina de lavado. Te contamos cuáles son los errores más comunes y qué hacer en su lugar.
Usar agua fría para lavar
Es cierto que puedes lavar las toallas con agua fría y, de hecho, es una gran alternativa para ahorrar energía. Sin embargo, muchos lo consideran un error, porque a esta temperatura no se eliminan por completo las bacterias ni los residuos.
En su lugar, conviene lavarlas con agua tibia o caliente, según las indicaciones de la etiqueta. Un lavado a 60 °C es suficiente para higienizarlas sin dañar su tejido. Si quieres ahorrar energía, puedes alternar un lavado con agua fría y otro con agua caliente.
Lavarlas con mucho suavizante
El suavizante ayuda a mantener las telas esponjosas y con un buen aroma, pero si lo usas por demás en las toallas puede tener el efecto contrario. En lugar de mejorar su textura, puede crear una capa que las compacte y acumule suciedad, generando mal olor. Además, podrían lograr perder su poder de absorción.
Entonces, te recomendamos evitar usar suavizante en cada lavado. Mejor opta por colocar media taza de vinagre blanco en el compartimiento de la lavadora, que ayudará a suavizar las fibras y eliminar los residuos sin apelmazarlas.
No lavarlas con suficiente frecuencia
Aunque no se vean sucias, las toallas acumulan células muertas, bacterias, residuos de jabón y sudor. Por eso, extender demasiado el tiempo entre lavados puede hacer que los microorganismos se reproduzcan, generen mal olor y afecten la salud de tu piel cuando las utilizas.
Lo más aconsejable es lavar las toallas al menos dos veces por semana. Si vives en un lugar húmedo o compartes el baño con otras personas, puede que necesites hacerlo con más frecuencia.
Un consejo: después de cada uso, cuélgalas bien extendidas, para que se sequen y no acumulen humedad entre lavados.
No secarlas por completo
A veces, en general por apuro, solemos guardar las toallas cuando aún no están del todo secas. Aunque puede parecer inofensivo, la humedad que permanece entre las fibras puede ocasionar malos olores y favorece la proliferación de moho o bacterias.
Antes de guardarlas, revisa que estén completamente secas. Si utilizas una secadora, elige un ciclo completo y no sobrecargues el tambor, de modo que pueda llegar a toda la carga. En el caso del secado al aire libre, elige un espacio bien ventilado y con sol directo.
Sobrecargar la lavadora
Es común querer aprovechar un lavado colocando muchas toallas juntas dentro. Puede parecer que ahorras tiempo y energía, pero la realidad es que impides que la lavadora realice una limpieza correcta. Como resultado, no se lavan bien ni se eliminan por completo los restos de jabón.
Dependiendo del tamaño de tu lavadora, lava un número razonable de toallas. Como referencia, llénala hasta ¾ de su capacidad total. Esto permitirá que tengan espacio suficiente para moverse y enjuagarse.
Si evitas estos errores al lavar las toallas, ayudarás a que se mantengan como nuevas por más tiempo. De todos modos, las fibras se deterioran con el tiempo. Si notas que se han vuelto ásperas a pesar de limpiarlas con distintos productos, es momento de un cambio; en general, esto ocurre cada 1 o 2 años. Cuidarlas bien es importante, pero saber cuándo reemplazarlas también marca la diferencia.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.