¿La fregona que huele a perro mojado?: cómo lavarla y secarla para que no apeste

Mantener la casa limpia es una tarea diaria, pero a veces el propio utensilio de limpieza puede convertirse en un problema. Una fregona que desprende olor a “perro mojado” no solo resulta desagradable, también puede esparcir bacterias y malos olores por toda la vivienda. La causa principal suele ser la humedad retenida en el mocho y los residuos que se acumulan tras cada uso.
Si no se lava y seca correctamente, la fregona se convierte en un foco de malos olores y microorganismos. Existen pasos sencillos para evitarlo y prolongar su vida útil. A continuación, te contamos cómo lavarla y secarla para que no apeste.
1. Enjuague a fondo después de cada uso
El primer hábito imprescindible es enjuagar la fregona con abundante agua limpia justo después de terminar el fregado. Este paso elimina restos de detergente, suciedad y partículas que, al quedarse en el mocho, fermentan y generan el característico olor desagradable.
Lo ideal es colocar la fregona bajo el grifo y presionar el recambio varias veces hasta que el agua salga clara. Si se deja con residuos, la humedad atrapada se convierte en el caldo de cultivo perfecto para bacterias y moho.
2. Lavado del recambio según el material
Además del enjuague, es recomendable lavar el recambio de la fregona de forma más profunda cada cierto tiempo. El método depende del material:
- Recambios de algodón o microfibra: se pueden introducir en la lavadora con un ciclo corto y agua caliente, utilizando un detergente suave.
- Recambios sintéticos o de tiras plásticas: conviene lavarlos a mano, sumergiéndolos en un balde con agua tibia y unas gotas de jabón neutro.
Este lavado elimina bacterias acumuladas y ayuda a mantener la frescura del mocho. Es importante evitar productos agresivos que deterioren las fibras, como mezclas de lejía con vinagre u otros limpiadores incompatibles.
3. Secado completo colgado y ventilado
El secado es el paso más crítico para evitar el olor a “perro mojado”. Nunca se debe dejar la fregona dentro del cubo con agua, ni guardarla en espacios cerrados.
Lo correcto es colgarla en un lugar ventilado, preferiblemente al aire libre o cerca de una ventana. El mocho debe quedar suspendido para que el aire circule entre las fibras y se evapore toda la humedad. Una fregona que se seca completamente no genera olores y se conserva en mejores condiciones.
Señales para saber cuándo reemplazar el recambio de la fregona
Aunque el lavado y secado adecuados prolongan la vida útil del mocho, llega un momento en que la higiene y la eficacia solo se garantizan con un recambio nuevo. Identificar esas señales evita que la fregona se convierta en un foco de malos olores y bacterias.
- Fibras desgastadas o deshilachadas: cuando el mocho pierde su forma y las tiras se rompen, ya no limpia de manera uniforme.
- Menor capacidad de absorción: si notas que retiene poca agua y deja charcos, es hora de cambiarlo.
- Manchas persistentes: cuando el recambio conserva marcas oscuras o amarillentas que no desaparecen con el lavado.
- Olor permanente: si el mal olor regresa incluso después de enjuagar y secar correctamente, el material está saturado.
Atender estas señales permite mantener la limpieza del hogar en condiciones óptimas.
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Dedicar unos minutos a lavar y secar la fregona correctamente no solo elimina el olor desagradable, también garantiza que el suelo quede realmente limpio y libre de bacterias. Este sencillo hábito convierte la rutina de limpieza en una tarea más efectiva y saludable para toda la familia.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.







