¿Qué indican los linfocitos altos en analítica?
La presencia de linfocitos altos en analítica es una condición conocida como «linfocitosis». En particular, suele presentarse cuando el sistema inmunitario responde frente a una infección o enfermedad. Los linfocitos son un subtipo de glóbulo blanco que, precisamente, ayudan al cuerpo a combatir antígenos.
En la mayoría de los casos, su aumento obedece a una infección vírica pasajera. No obstante, las causas pueden variar de acuerdo a la edad y a la presencia de trastornos de salud subyacentes. ¿Cuáles? En el siguiente espacio lo detallamos. ¡Sigue la lectura!
¿Qué son los linfocitos y cómo funcionan?
Los linfocitos son un tipo de leucocito o glóbulo blanco. Se encuentran en la sangre y forman parte del sistema inmunitario. Su función es identificar y atacar a los agentes infecciosos y a las toxinas que entran en el cuerpo. En concreto, crean anticuerpos y ayudan a generar una respuesta de otras células protectoras.
Para ser más exactos, estas células sanguíneas son producidas en la médula ósea. Algunas se desplazan hacia el torrente sanguíneo, pero gran parte se distribuye a través del sistema linfático. Este último agrupa tejidos y órganos como el bazo, las amígdalas y los ganglios linfáticos, que intervienen en los mecanismos de defensa.
Se estima que un 25 % de los linfocitos nuevos permanecen en la médula ósea y dan lugar a las células B. Entre tanto, el otro 75 % viaja al timo y se convierten en células T. En conjunto, ambos tipos ayudan a combatir las infecciones.
Sin embargo, mientras que los tipo B fabrican anticuerpos, los T eliminan células que son perjudiciales para el organismo, como aquellas infectadas con antígenos, las células cancerígenas y las células extrañas (como las de órganos que han sido trasplantados).
¿Qué significan los linfocitos altos en una analítica de sangre?
Como lo expone un artículo divulgado en National Center for Biotechnology Information, si la analítica de sangre exhibe niveles de más de 4000 linfocitos/microlitro en pacientes adultos, se habla de linfocitosis. En los niños, esto varía según la edad y puede estar entre 5000 y 9000 linfocitos/microlitro.
De todos modos, esta medida puede variar entre un laboratorio y otro. Es posible que se tengan en cuenta factores como la edad, el género, el historial familiar y hasta la altura del nivel del mar de la zona donde vive la persona.
Ahora bien, el porcentaje de estas células con respecto a otros glóbulos blancos también es importante. En personas sanas, la proporción normal de linfocitos en sangre puede variar entre un 20 % y un 40 %. La obtención de cifras superiores a 40 % también indica la presencia de linfocitosis.
A menudo, el médico sugerirá otras pruebas complementarias para determinar si las causas de esta linfocitosis son motivo de preocupación. A veces, es una variación temporal, producto de una afección reciente. Sin embargo, también puede representar una infección recurrente o una enfermedad crónica.
Tipos de linfocitosis
Hay que señalar que este proceso es la consecuencia y no la causa de una patología subyacente. Por ende, su detección se encuentra ligada al proceso patológico que la acompaña. Según su naturaleza, existen dos tipos diferentes de linfocitosis. Estos son los siguientes:
- Monoclonal. Se produce debido a una enfermedad proliferativa, en la que existe un defecto en la población de linfocitos. Nos referimos a algunos padecimientos relacionados son los tumores linfoides y la leucemia linfocítica crónica.
- Policlonal. Es causada por procesos inflamatorios o infecciosos. Algunas de las enfermedades asociadas abarcan la tos ferina, la hepatitis, la mononucleosis infecciosa y el SIDA.
De cualquier manera, es importante encontrar su causa y un tratamiento apropiado para restablecer sus valores. Para la mayoría de las personas, la linfocitosis desaparece a medida que mejora la afección subyacente.
¿Cuáles son las principales causas de los linfocitos altos?
De acuerdo con información compartida en la revista Hematology, los linfocitos altos son frecuentes luego de atravesar un proceso infeccioso.
De todos modos, en la mayoría de los casos es difícil establecer si este incremento obedece a un trastorno benigno o maligno, o si está vinculado al estrés o al consumo de ciertos fármacos. Las causas asociadas pueden ser las siguientes:
- Enfermedades de origen vírico: infecciones por citomegalovirus, hepatitis, VIH, mononucleosis, influenza y otras patologías relacionadas con virus. Una proporción alta de linfocitos, baja de neutrófilos y síntomas compatibles con un proceso infeccioso agudo orienta mucho hacia una infección vírica.
- Enfermedades de origen bacteriano: por ejemplo, la sífilis, la tuberculosis o la tos ferina. En este contexto, la linfocitosis es mucho menos frecuente que en las infecciones virales. La presencia de bacterias suele elevar otro tipo de leucocitos conocidos como neutrófilos.
- Leucemia linfocítica aguda o leucemia linfocítica crónica: más allá de su velocidad de progresión, este tipo de cáncer puede aumentar la presencia de linfocitos en sangre. En muchas ocasiones se llega al diagnóstico de forma accidental al hacer una analítica de rutina que evidencia valores extremadamente elevados de linfocitos.
- Linfoma. Se trata de un tipo de tumor maligno hematológico que se diferencia de los anteriores en que suele originarse directamente en los tejidos con abundantes linfocitos (como los ganglios linfáticos) y lesiones sólidas. Se divide clásicamente en linfoma de Hodgkin y no Hodgkin.
- Consumo de esteroides o quimioterapia. De hecho, estos pueden producir problemas diagnósticos al simular una infección cuando realmente no la hay.
- Desnutrición.
- Trastornos hereditarios, como el síndrome de Wiskott-Aldrich y el síndrome de DiGeorge.
Respecto a sus síntomas, la linfocitosis en sí no genera ninguna manifestación clínica evidente. Sin embargo, las personas pueden presentar manifestaciones clínicas de la enfermedad que origina la alteración. En este sentido, los pacientes con infecciones pueden experimentar lo siguiente:
- Fiebre moderada o alta.
- Cansancio exagerado.
- Debilidad y mareos.
- Vómitos.
- Tos.
- Dolor en alguna parte del cuerpo.
- Sangrados anormales.
- Pérdida de peso.
Factores de riesgo para tener los linfocitos altos
La linfocitosis es más común de lo que se cree. Se da especialmente en personas que han presentado las siguientes condiciones de salud:
- Infección viral reciente.
- Enfermedad médica grave.
- Operación de extirpación del bazo.
- Reacción a un nuevo medicamento.
- Ciertos tipos de cáncer, como leucemia o linfoma.
- Afección médica que causa inflamación.
¿Cuáles son las medidas terapéuticas contra la linfocitosis?
Se debe pensar en los linfocitos altos como un método que tiene el cuerpo para indicar que algo no va bien. Una evaluación médica profesional permitirá que se establezca su causa y se inicie el tratamiento adecuado según el caso y el estadio de la enfermedad.
En términos generales, los linfocitos regresan a sus valores normales cuando se resuelve la patología causante. Sin embargo, los valores pueden permanecer mayor tiempo alterados en el caso de las enfermedades crónicas como el SIDA, la hepatitis o los linfomas. En este sentido, los tratamientos son variados.
Ante infecciones víricas se puede recetar el uso de antirretrovirales (en casos como el SIDA) y otros fármacos que combaten a estos patógenos. Por su parte, los antibióticos son el camino sugerido para los procesos infecciosos generados por bacterias.
Los linfomas y otras formas de cáncer tienen un tratamiento más complejo. Incluso, este puede incidir en los resultados de la analítica de sangre. Algunas terapias ampliamente utilizadas abarcan lo siguiente:
- Quimioterapia.
- Medicamentos de terapia dirigida.
- Trasplante de células madre.
- Radioterapia.
- Cirugía.
Si se trata de otras patologías, como las autoinmunitarias, el médico optará por otras opciones terapéuticas. En cualquier caso, a nivel general es necesario modificar los hábitos de vida.
Algunas medidas como una buena alimentación, una correcta hidratación y la práctica de ejercicio físico ayudan a mejorar la calidad de vida. También es importante evitar malos hábitos como el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias tóxicas.
Lavarse las manos de forma regular, evitar el contacto con personas enfermas y asegurar una buena desinfección de los espacios favorece la prevención de procesos infecciosos que alteran estos valores.
¿Qué hay que recordar sobre los linfocitos altos en una analítica?
El incremento de los niveles de linfocitos que se evidencia en una analítica de sangre puede ser indicio de procesos infecciosos recientes. Sin embargo, si los valores se mantienen con el tiempo, es necesario hacer un estudio más completo para determinar si hay otras enfermedades más complejas que explican esta alteración.
En la mayoría de los casos, los niveles se estabilizan al recuperarse de la infección subyacente. Pese a esto, el pronóstico varía según la gravedad de la enfermedad de base. Así pues, es importante visitar al médico y solicitar las pruebas y los tratamientos pertinentes.
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