Los mejores consejos y ejercicios para enseñar a tus hijos a nadar
Revisado y aprobado por el médico Carlos Fabián Avila
Nadar es uno de los deportes más saludables y completos que existen. A través de la natación, se ejercita casi toda la musculatura del cuerpo, además de ser una actividad lúdica muy recomendable. Compartir momentos familiares en la piscina es una experiencia que se recuerda de por vida. Saber cómo enseñar a tus hijos a nadar es el primer paso para disfrutar todos juntos.
Hay ciertos trucos sencillos y seguros para que los niños disfruten de la natación mientras van aprendiendo cuestiones técnicas de esta disciplina. Por medio de juegos, práctica y mucha información sobre las precauciones que se deben tomar, es posible aprender esta enriquecedora actividad deportiva.
Enseñar a tus hijos a nadar sin miedo
El primer obstáculo que puedes encontrar a la hora de enseñar a tus hijos a nadar es el miedo. Para ello, es conveniente que empiece cuanto antes a familiarizarse con el agua, como explica un artículo publicado por la revista Inter Sedes de la Universidad de Costa Rica.
La mejor forma es normalizar la situación, que los primeros contactos con el agua sean en compañía de los padres. De esta manera, sentirá confianza y empezará a relajarse y disfrutarlo.
Un método para que el niño sienta seguridad es que practique con muy poca agua. Es decir, en una piscina donde pueda hacer pie y no sentir la sensación de que se hunde.
También es importante que la temperatura del agua esté templada, ya que su piel es más sensible y la idea es que se sienta cómodo y que el frío no le cause rechazo. De este modo, y en compañía de los padres, estará listo para empezar.
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Ejercicios de respiración en la bañera
Incluso siendo bebés, los expertos recomiendan que los niños vayan teniendo contacto con el medio acuático. De hecho, un estudio que publicó Nutrición Hospitalaria en 2016 afirma que la natación puede beneficiar el desarrollo neuronal de los bebés, así como su movilidad funcional y hasta la socialización.
La bañera de casa es el lugar ideal para las primeras lecciones sobre respiración. Jugar a inspirar por la nariz y soltar el aire bajo el agua haciendo burbujas es un buen método de respiración para nadar.
Además, la bañera puede ser el primer lugar para sumergir la cabeza bajo el agua y que experimente esa sensación. En este sentido, un juego muy interesante puede ser sumergir algún juguete que deba encontrar buceando.
Aprender jugando es siempre la mejor manera para iniciar a los niños en algo nuevo, tal y como reza la campaña de Unicef Learning Through Play. Bajo ningún motivo debemos forzar u obligar al niño a que bucee o se sumerja.
Su aprendizaje ha de ser un proceso natural y gradual; el niño marcará sus tiempos y sus progresos. Hay niños más despreocupados o valientes y otros que tienen una personalidad más recelosa. En ambos casos, pueden ser grandes nadadores si sabemos respetar y motivar su aprendizaje.
Poco a poco en la piscina
Los primeros contactos con la piscina para enseñar a tus hijos a nadar pueden ser sentándose en el borde y metiendo las piernas en el agua. De este modo, el niño se acostumbrará a la temperatura del agua y empezará a chapotear o patalear con sus piernas en el agua.
Pasado un tiempo, puedes animarlo a entrar contigo y, sujetándolo en todo momento, acompañarlo a un lugar donde pueda hacer pie y empezar a caminar dentro del agua.
Algunas personas recomiendan minimizar el uso de flotadores, ya que suelen crear una dependencia que es muy difícil de eliminar más adelante. Además, proporcionan una falsa sensación de flotabilidad y molestan a la hora de nadar. No obstante, no hay evidencia científica al respecto, por lo que se trata más de una cuestión de estilos de enseñanza.
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Los primeros ejercicios de desplazamientos
Según una publicación de la Federación Inglesa de Natación, las primeras acciones que se deben aprender en el agua son flotar, orientarse, coordinar movimientos y luego sí, propulsarse.
Todos estos primeros desplazamientos se deben plantear en forma de juego, dependiendo de la edad y la habilidad de cada niño. El infante debe entender la actividad como algo divertido y, en ese sentido, jamás debemos exigirle más de la cuenta o enfadarnos si no consigue un ejercicio.
A continuación, algunas actividades para niños pequeños:
- Desplazamiento entre los progenitores: en una distancia corta, que con el tiempo aumentará, colocamos al niño en posición horizontal y, con suavidad, lo propulsamos desde donde estamos hasta la otra persona. Por instinto, el niño empezará a dar sus primeras brazadas.
- En busca del premio: con la ayuda de un churro —flotador con forma alargada—, el niño se debe sujetar de nuevo en posición horizontal. Entonces, trataremos de que alcance un juguete. Podemos empezar lanzando el juguete bien cerca y, de forma gradual, ir alejándolo.
- El avión: el niño se sujeta al cuello del adulto por la espalda, quien luego extiende los brazos imitando a un avión y lo arrastra por sobre el agua.
Enseñar a tus hijos a nadar con paciencia y dedicación
Con estos consejos y ejercicios, podrás enseñar a nadar a tus hijos para que disfruten de esta actividad tan divertida y saludable. Ten presente, sin embargo, que no aprenderá de un día para el otro y que habrá momentos de avances y otros de estancamiento. Ayúdalo a no frustrarse y a ser constante.
Por otro lado, también es recomendable considerar la opción de contratar un instructor profesional. Estos expertos tienen muchas herramientas, tanto materiales como pedagógicas, para llevar este aprendizaje a buen puerto. De lo que no quedan dudas es que tu hijo disfrutará de saber nadar en el futuro.
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