Mamá primeriza: guía básica de supervivencia
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
La llegada de un bebé siempre está rodeada de muchas expectativas e incertidumbre, sin mencionar los cambios físicos de la futura madre. Si eres una mamá primeriza, es normal estés llena de dudas y miedo. Sin embargo, con el pasar de los días verás que es una etapa plena de aprendizajes y momentos maravillosos.
Sí, hay muchas cosas que aprender. Pero poco a poco irás viendo que no es tan difícil como parece. Además, si te lo propones, podrás disfrutar de cada experiencia durante y después del embarazo. Por eso, queremos ayudarte a resolver las dudas más comunes en los días previos al nacimiento de tu hijo.
Guía básica de supervivencia para una mamá primeriza
A medida que pasan las semanas, tu bebé va creciendo y, junto a él, tus nervios de mamá primeriza. La buena noticia es que el instinto maternal es algo natural y estos nueve meses ¡se pasan volando! Así que, despreocúpate un poco y disfruta tu embarazo. Y, como los niños no vienen con un manual de instrucciones, esta guía te ayudará a despejar algunas dudas. Empecemos.
¿Por qué la piel del bebé es de color blanquecina?
Cuando veas por primera vez a tu hijo, notarás que tiene la piel (especialmente las manos y los pies) de un color rojo amoratado. Esto se debe al esfuerzo que ha hecho para atravesar el canal del parto, sin embargo, desaparecerá en el transcurso de los días. Adicional a esto, verás que está cubierto de una sustancia blanquecina.
Esta, se conoce con el nombre de vérnix y, de acuerdo a una publicación de Stanford Children’s Health, es la capa de grasa que protege su cuerpo durante la gestación. Por otro lado, si te das cuenta que su piel está muy arrugada, recuerda que es normal, ya que estuvo sumergido en líquido amniótico durante 9 meses.
El estrabismo, ¿es normal?
Sí, es normal que los bebés sufran estrabismo durante los primeros meses de vida. Según una publicación de Harvard Medical School, esto se debe a la dificultad que tienen para enfocar los objetos y a que todavía no saben cómo mover los dos ojos al mismo tiempo.
Así, cuando persiguen con la mirada algo que les llamó la atención suelen moverlos bruscamente, llegando, en ocasiones, a cruzar ambos ojos. Si notas que esto ocurre con tu pequeño, ¡no te preocupes! La mayoría de ellos superan esta condición después de los 3 meses de edad.
¿Cuántas veces al día debo cambiar su pañal?
En primer lugar, durante las primeras semanas de vida, el bebé moja el pañal cada 3 o 4 horas. Este ritmo varía mucho de un bebé a otro. También, depende de la alimentación que se le esté proporcionando. Durante los primeros cinco días, como lo señala una publicación de About Kids Health, mientras se regula la lactancia, no se necesitarán tantos cambios de pañal.
Después del sexto día, lo normal es que tengas que cambiarlo de 6 a 8 veces. Cada vez que lo hagas, fíjate que su orina sea de un color claro, sin olor y en poca cantidad. Esto, es un indicador de que el pequeño está tomando la leche suficiente.
¿Cuándo debo bañarlo?
Sobre este tema, hay que tener en cuenta que la piel del bebé es muy sensible. Por eso, como lo recomienda una publicación de Kids Health, no hay ningún problema en bañarlo de 2 a 3 veces a la semana, ya sea solo con una esponja de baño o directamente en la tina. De cualquier forma, recuerda que el agua debe estar tibia, nunca caliente.
¿Cómo curarle el cordón umbilical?
Como mamá primeriza, es importante que sepas que el cordón umbilical se desprende de forma natural después de los 5 o 15 días. No intentes arrancarlo, aunque esté casi desprendido. El cordón umbilical debe mantenerse limpio para prevenir posibles infecciones. Por eso, evita taparlo con el pañal. De esta manera, no habrá posibilidades de que se ensucie con la orina o heces del bebé.
A continuación, te diremos paso a paso la manera correcta de limpiar el cordón umbilical:
- Lávate muy bien las manos.
- Impregna una gasa estéril en una solución antiséptica. Es importante que consultes primero con el pediatra sobre cuál usar.
- Limpia con suavidad alrededor del cordón.
- Levanta la pinza que sujeta al cordón para acceder a todas las partes y no dejar ningún pliegue sin limpiar.
- Repite el proceso 2 veces al día.
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Algunos consejos para mamá primeriza
A ser madre se aprende siéndolo. Mucha información la recibirás a través de revistas de maternidad y en general por internet, procurando información clara y precisa. También participando en grupos de madres, pues sus experiencias resultan valiosas y te permitirán indagar sobre la salud de los bebés y cómo actuar en cada caso.
Una madre primeriza valora mucho los consejos, especialmente si son dados con amor y respeto.
La intuición o instinto materno ayuda a la mamá primeriza a hacer lo mejor por su hijo, más allá de algunas opiniones. A fin de cuentas, es la madre la que más tiempo pasa con el bebé, ha aprendido a conocerlo y cada día se sentirá más segura.
Esta sensación viene de la mano del apoyo recibido y percibido de parte de la pareja, de parientes cercanos o de otras mujeres. Es de destacar que el apoyo del padre resulta primordial para la mamá y el bebé.
Entre otros muchos consejos, te recomendamos:
Hacer actividad física
El ejercicio en el puerperio es muy importante para que tu cuerpo, la piel, tus órganos y músculos se recuperen de las exigencias del embarazo y el parto. La energía y las hormonas que se liberan con la actividad repercutirán positivamente en tu entorno, en ti y en el bebé.
No descuidar la hidratación y la dieta
Acompaña la actividad física con alimentación sana e hidratación. Lo necesitas para la lactancia, para evitar el estreñimiento y en general para alcanzar una salud óptima.
Dejarte ayudar
Permite la ayuda, confía y descansa. Cuidar a un bebé es exigente y demandante, por eso necesitas un cuerpo despierto y con energía. Son muchas las decisiones y las acciones que has de ejecutar sobre una marcha pautada por las necesidades del niño. Si dejas que te ayuden, tendrás más tiempo para ti, para organizar las ideas, tus cosas y las de tu hijo.
Apoyar e involucrar a tu pareja
En la misma idea de aceptar de buen grado la ayuda que te brinden familiares y amigos, incorpora a tu pareja a la atención del bebé. Parece obvio, pero a veces se impone el prejuicio de que la tarea de la crianza básica es propia y exclusiva de las madres o de las mujeres de la familia. No es así; la pareja debe participar de todo el proceso.
Además, es de la mayor importancia que sea apoyo emocional y físico, tanto espiritual como material. Dar de comer, cambiar pañales, asistir al baño, estimular, velar sueño y cuidado en la enfermedad, son aspectos cruciales de los que tu pareja no puede desentenderse.
Dar el pecho, sí, pero siempre que se pueda y sin presión
Son indudables los múltiples beneficios de la lactancia materna, pero esto no puede suponer una presión que derive en ansiedad, temores y angustias. La alimentación del bebé exige que todo fluya en equilibrio y armonía.
Ahora bien, si tu bebé toma del pecho se facilitarán muchas cosas; no obstante, de no ser posible, con la orientación del médico, opta naturalmente por la alimentación con fórmulas. El apego es una construcción integral, y se construye, como el amor, a partir de un sinfín de factores. No pasa ni depende en exclusiva de la lactancia materna.
Construir un ritmo cotidiano
Crear una rutina es la mejor manera de organizar las actividades que derivan del cuidado del bebé. Seguro surgirán imponderables, asuntos que no estaban en la lista o el guión, pero el grueso de las tareas estará planificado y el margen de error o de imprevisto se reducirá hasta hacerse manejable.
Para finalizar, sabemos lo importante que es este proceso para ti y todas las expectativas que se tienen al ser mamá primeriza. Por eso, quisimos hacer esta guía básica con las preguntas más comunes que surgen en esta etapa. Sin embargo, no olvides que tu instinto maternal te ayudará a hacer las cosas bien. Cree en ti y disfruta tu nueva vida.
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