Metoclopramida: qué es y para qué se utiliza

La metoclopramida es un fármaco antiemético, pero también puede utilizarse para aumentar la velocidad de vaciado del estómago o favorecer el tránsito intestinal.
Metoclopramida: qué es y para qué se utiliza
Alejandro Duarte

Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 09 julio, 2023

La metoclopramida es un fármaco antiemético utilizado para prevenir o tratar las náuseas y vómitos. Se utiliza especialmente para los vómitos causados por la quimioterapia y radioterapia utilizadas en el tratamiento contra el cáncer.

Está comercializado también bajo la marca Primperan, ampliamente conocida. Existen presentaciones en forma de comprimidos, solución oral e inyectables, según la necesidad o las preferencias en cada caso. No debe utilizarse sin prescripción médica.

¿Cómo actúa la metoclopramida en nuestro organismo?

En nuestro organismo, este fármaco es capaz de unirse a algunos receptores de serotonina (5-HT3) y de dopamina (D2), bloqueándolos. Es lo que se llama una acción antagónica e impide que estos neurotransmisores ejerzan su efecto.

Dosis de la metoclopramida
En general, las tabletas y soluciones se administran bajo una dosis de 5 a 10 mg.

Sin embargo, en otros receptores de serotonina (5-HT4), la metoclopramida ejerce una acción agonista. Esto quiere decir que estimula al receptor y es capaz de desencadenar una acción similar a la llevada a cabo por la serotonina cuando se une de forma natural. Este segundo caso es muy útil en caso de déficit de dicha sustancia.

La metoclopramida actúa sobre estos receptores porque, entre otros, son los responsables del control de los vómitos y las náuseas en nuestro cerebro.

Como hemos dicho, la metoclopramida es eficaz, sobre todo, para controlar los vómitos en los pacientes que están sometidos a quimioterapia o radioterapia. Sin embargo, también puede utilizarse para el tratamiento de las náuseas y los vómitos asociados a episodios agudos de migraña.

Al mismo tiempo, la metoclopramida también ejerce una acción procinética en nuestro organismo. Esto quiere decir que favorece el tránsito intestinal y aumenta la velocidad de vaciado del estómago. También mejora la función de los esfínteres.

Por otro lado, se ha descrito cierta acción ansiolítica y antipsicótica, aunque la relevancia terapéutica de estos efectos no se ha demostrado. Tampoco es capaz de reducir la sedación ni la ansiedad de rebote.



¿Qué hay que tener en cuenta al administrarlo?

La metoclopramida es un fármaco de administración oral que es capaz de absorberse con cierta rapidez. Sus concentraciones máximas en sangre las podemos detectar entre la media hora y las dos horas tras la administración.

Otra característica propia de este medicamento es que es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica que protege al cerebro y la placenta, por lo que hay que tener precaución en caso de embarazo. Además, este fármaco no está indicado en niños menores de un año.

No debe utilizarse metoclopramida en pacientes con diagnóstico de epilepsia, ya que pueden agravarse las crisis, ni con enfermedad de Parkinson. En dosis altas, puede provocar trastornos neurológicos.

En caso de trastornos renales y hepáticos, es necesario que el médico realice un ajuste de la dosis. Esto se debe a que, en pacientes con estos trastornos, se puede elevar el tiempo de permanencia del medicamento en la sangre y se pueden ver potenciados sus efectos. Por eso, se disminuye la dosis habitual.



Reacciones adversas de metoclopramida

Como cualquier medicamento, la metoclopramida puede provocar ciertos efectos adversos. No obstante, estos no suelen ser excesivamente graves. Entre los más comunes destacamos:

  • Cefaleas.
  • Depresión.
  • Somnolencia.
  • Hipotensión.
  • Diarrea derivada de su acción procinética.
  • Astenia: debilidad o fatiga generalizada.
  • Acatisia: sensación de no poder estarse quieto (síntomas parkinsonianos).
Mujer con dolor de cabeza por ansiedad.

Interacciones con otros fármacos

Como con la mayoría de los fármacos, antes de su administración, hay que tener en cuenta si el paciente está en tratamiento con algún otro medicamento. L a metoclopramida puede interaccionar con otros fármacos y producir efectos indeseables. Por eso, no debe utilizarse sin prescripción médica.

Algunas de las principales interacciones de metoclopramida con otros fármacos son las siguientes:

  • No debe utilizarse junto con levodopa (tratamiento del Parkinson) u otros fármacos agonistas dopaminérgicos, ya que actúan sobre los mismos receptores.
  • Al utilizarse junto a fármacos ansiolíticos, antidepresivos o sedantes, se puede potenciar el efecto depresor del sistema nervioso central. Se ha de consultar con el médico para evitar una potenciación de los efectos y así evitar complicaciones.
  • Los neurolépticos y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina también aumentan los efectos de la metoclopramida. Pueden producir efectos extrapiramidales, como temblores, rigidez muscular o lentitud de movimiento.
  • Hay que tener cuidado al administrar la metoclopramida con fármacos de estrecho margen terapéutico, como la digoxina o la ciclosporina. Son fármacos para los que tenemos que controlar sus niveles sanguíneos, porque la diferencia entre la dosis terapéutica y la dosis tóxica es pequeña.

Metoclopramida, un aliado para prevenir náuseas y vómitos

La metoclopramida es un fármaco antiemético, utilizado principalmente para la prevención y el tratamiento de náuseas y vómitos asociados a quimioterapia. También puede utilizarse con otros objetivos, como aumentar la velocidad de vaciado del estómago o favorecer el tránsito intestinal.

No debe utilizarse sin prescripción médica. Para su administración, deben seguirse las indicaciones del especialista, especialmente cuando el paciente se encuentre en tratamiento con otros fármacos.


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