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Mi hijo rechaza los mimos y el afecto: ¿qué lo causa?

5 minutos
Todos los niños necesitan sentirse amados, pero el contacto físico no es siempre la forma en que desean recibir afecto. Descubre por qué tu hijo rechaza los mimos y cómo actuar al respecto.
Mi hijo rechaza los mimos y el afecto: ¿qué lo causa?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz

Escrito por Elena Sanz
Última actualización: 06 julio, 2023

El contacto físico es una necesidad tanto para los padres como para los niños durante la infancia. En ambos surge el deseo de compartir besos, abrazos y caricias; esto libera oxitocina y se siente muy bien. Sin embargo, cada infante es diferente y no todos buscan estas muestras de afecto al mismo nivel. Incluso, un mismo niño puede mostrarse arisco en ocasiones y amoroso en otras. Si estas reacciones te confunden y te preguntas por qué tu hijo rechaza los mimos, te lo contamos.

Es importante recalcar que, al tratar con niños pequeños, nunca existe «demasiado amor». Si tu hijo rechaza el afecto, no es por la cantidad de contacto físico que le ofreces, sino seguramente porque no estás escogiendo los momentos apropiados. Ten en cuenta que estás tratando con una personita, no con un títere, y es necesario ser sensibles y respetuosos a sus necesidades en cada momento.

Dicho esto, veamos algunas de las principales causas de que esto suceda.

¿Por qué mi hijo rechaza los mimos?

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Los niños son seres individuales y, como tales, sus deseos de mimos y caricias fluctúan.

No hay una única respuesta universal a esta cuestión. Cada situación es diferente y es posible que confluyan varias razones al tiempo. Aún así, estas son algunas de las más comunes:

Tiene un lenguaje del amor diferente

Todos, tanto adultos como niños, tenemos nuestro propio lenguaje del amor. Esto es, la forma en que nos gusta recibir el afecto y mostrarlo. El contacto físico es uno de ellos, pero no el único; por tanto, es posible que tu hijo se sienta más cómodo con otros modos de mostrar amor, como el tiempo de calidad o las palabras de afirmación.

Esto no significa que no pueda disfrutar también de los besos y los abrazos, ni que no los necesite. Simplemente, puede que este no sea su lenguaje del amor preferido o predominante.


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No ha aprendido a expresar y recibir afecto físicamente

Por otra parte, puede que no esté acostumbrado a dar y recibir muestras de afecto físicas. Esto probablemente se deba a que en el núcleo familiar este tipo de expresividad no es común. Cuando los padres no suelen besar, abrazar o acariciar a los niños, a estos puede llegar a resultarles raro o incómodo el contacto físico. Son los niños a los que denominamos «ariscos» y que, con frecuencia, son criados por padres con esa misma característica.

Estás siendo invasivo o invasiva

Incluso el niño más cariñoso y amoroso del mundo puede llegar a rechazar los mimos en ciertos momentos. No siempre tienen por qué estar receptivos a nuestras muestras de afecto. Los adultos hemos de aprender a respetar la autonomía que el niño tiene sobre su propio cuerpo y saber detectar cuándo quiere afecto y cuándo no.

En ocasiones, pecamos de invasivos, tratamos de abrazarlos o besarlos cuando a nosotros nos nace, sin tener en cuenta si ellos están en esa misma sintonía. Si esto ocurre, es posible que recibamos un rechazo y esto es totalmente natural.

Se encuentra en esa etapa de desarrollo

Es importante también considerar la etapa evolutiva en la que se encuentra el niño. A medida que crecen, van reclamando más autonomía e independencia y esto a veces se traduce en no estar tan receptivos a las muestras de afecto.

A partir de los 3 años, los niños comienzan a sentirse mayores y quieren hacerlo notar. Por esto, pueden disfrutar explorando más tiempo lejos de sus progenitores o comenzar a sentir vergüenza con ciertas muestras de amor en determinados contextos. Se van haciendo, quizá, menos espontáneos.

Esta puede ser una fase transitoria y, además, no suele ser lineal. Es decir, ese mismo niño puede rechazar una caricia y al rato siguiente buscar un abrazo fuerte de papá o de mamá.

Está mostrando disgusto o inconformidad

Por último, también debemos considerar que un niño que rechaza los mimos puede hacerlo como una forma de mostrar su disgusto. Si el pequeño se siente herido, ofendido o enfadado con sus progenitores por algo que han hecho o dicho, este puede ser su modo de expresarlo y hacérselo saber.

¿Cómo actuar si mi hijo rechaza los mimos y el afecto?

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No te tomes las muestras de rechazo de manera personal e intenta comprender qué le sucede a tu hijo.

Si tu hijo rechaza los mimos o las muestras de afecto, no te alarmes: es algo natural. A continuación, te ofrecemos algunas pautas para gestionar esta situación:

  • Conoce a tu hijo: tómate el tiempo para descubrir el modo en que prefiere ser amado. Puede que su lenguaje del amor coincida con el tuyo o que no lo haga, pero entenderlo te permitirá adaptarte a él.
  • Sé respetuoso y sensible a sus necesidades: aprende a respetar cuándo desea recibir contacto físico y cuándo no. Los niños, incluso aquellos preverbales, mandan señales claras mediante su lenguaje gestual.
  • No te lo tomes personal: recuerda que tu hijo no rechaza tus mimos para dañarte ni por mala educación. Entender que es una etapa de su desarrollo te ayudará a no sentirte ofendido al respecto.
  • Evita la manipulación emocional: es importante mostrarnos disponibles para cuando los niños sí quieran recibir afecto. No trates de manipularlo diciéndole que ahora eres tú quien no quiere abrazarle, o haciéndolo sentir culpable cuando rechace tu acercamiento.
  • Aprende a expresar afecto por otras vías: el contacto físico no es la única forma de demostrar amor. Estar presente, dedicar tiempo de calidad, elogiar, jugar con ellos, ofrecer apoyos son otras formas muy válidas y beneficiosas de hacerlo.

En suma, es natural que los niños rechacen los mimos en ocasiones. Si los padres aprenden a entenderlo, respetarlo y acompañar sus procesos y necesidades, esto no supondrá ningún problema. Aún así, recuerda que los niños siguen necesitando afecto y lo agradecerán y buscarán en muchas ocasiones, aunque no sea siempre.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Chapman, G., & Campbell, R. (2012). The 5 love languages of children. Moody Publishers.
  • Milán, M. (s. f.). De la lactancia a los lazos sociales: así funciona la oxitocina, la “hormona del abrazo” | Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación. Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de https://www.ucm.es/otri/noticias-de-la-lactancia-a-los-lazos-sociales-asi-funciona-la-oxitocina-la-hormona-del-abrazo

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