Padres que hacen "gaslighting" a sus hijos: ¿cuáles son las consecuencias?
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
Cuando somos niños necesitamos de nuestros padres para construir un autoconcepto positivo, para considerar que somos valiosos, que podemos confiar en nuestro criterio y que somos dignos de amor. Sin embargo, es esto lo que se le niega al menor que crece en un entorno de manipulación. Dentro de las múltiples formas que pueden darse en el seno familiar, hoy queremos hablarte de los padres que hacen gaslighting a sus hijos.
Este término es común en el contexto de las relaciones de pareja. La luz de gas (o gaslighting) es una técnica de manipulación sutil y bien camuflada que lleva a quien la sufre a no confiar en sus propias percepciones, emociones o recuerdos.
Quien la ejerce, hace a la víctima dudar de sí misma, de sus intuiciones e instintos. A tal grado, que queda a merced de la otra persona.
¿Cómo hacen “gaslighting” los padres a sus hijos?
Esta forma de control y manipulación no siempre es fácil de percibir, pero cuando nos afecta durante la infancia es más complicado. Un niño naturalmente confía en sus padres y busca agradarlos; no se plantea que algo así pueda estar sucediendo.
Es posible que solo al llegar a la edad adulta te des cuenta de que lo sufriste de pequeño y de las secuelas que aún acarreas. Para reconocer si hubo gaslighting por parte de tus padres mientras crecías, o si lo estás ejerciendo con tus hijos, estos son algunos de los comportamientos en que has de fijarte.
Culpan a los hijos
La culpa es uno de los medios de manipulación más efectivos. Estos padres son expertos en generar este sentimiento en sus hijos por todo tipo de razones, para así ejercer control sobre ellos.
Por lo general, les hacen responsables de asuntos que en realidad nada tienen que ver con ellos. Si la relación de pareja de los progenitores va mal, por ejemplo, pueden culpar al niño.
También es muy común que le responsabilicen de los sentimientos de los adultos. Por ejemplo: “estoy enfadada y estresada porque llevas toda la tarde molestando”.
Minimizan e invalidan sentimientos
Los padres que hacen gaslighting a sus hijos invalidan constantemente sus sentimientos. Ante cualquier emoción que expresen les tachan de exagerados, “pesados” o demasiado sensibles. Parece que nunca tienen derecho a sentirse como se sienten.
Niegan la realidad de lo que sus hijos sienten y viven
Además, niegan la realidad y la evidencia para deshacerse de su responsabilidad. Por ejemplo, si hay un claro favoritismo hacia un hijo y el otro lo percibe y reclama, se le dirá que está loco, que se lo imagina y que eso no es así en absoluto.
También es muy común que el progenitor manipulador juegue un rol de víctima: “todo el día me estás criticando y reprochando, según tú soy el peor padre del mundo”. Esto es, en realidad, un mecanismo de proyección que ayuda a desviar la atención de sus errores y poner el foco en el hijo.
Infravaloran y critican
Estos padres y madres critican constantemente todo lo que el hijo hace, dice o escoge. Lo que le gusta, sus talentos, sus aficiones e intereses son criticados e infravalorados. Se les tacha de inapropiados.
En lugar de alentar el desarrollo de la personalidad y la identidad del niño, la reprimen y la limitan.
Aíslan y controlan a sus hijos
Por otro lado, estos padres buscan controlar a su hijo y hacer que este se amolde a sus preferencias. Es común que les aíslen socialmente y limiten sus relaciones con otras personas.
Consecuencias que generan los padres que hacen “gaslighting”
Crecer envuelto en este tipo de dinámicas acarrea importantes consecuencias. Estas no solo afectan durante la niñez, sino que podemos seguir arrastrándolas en la edad adulta.
Algunas de las más comunes son las siguientes:
- Los niños crecen con baja autoestima, inseguridad y un pobre concepto de sí mismos.
- No confían en su criterio y se han desconectado de sus emociones e intuiciones. Por lo mismo, les cuesta saber qué desean y qué necesitan; se les dificulta tomar decisiones y mirar por su propio bien.
- Es común que se genere dependencia emocional y una tendencia a ser complacientes. Si no puedo fiarme de mis percepciones, instintos y opiniones, me aferro a otra persona que me controle y decida por mí. Este patrón puede repetirse más allá de los padres, con parejas y otras personas.
- Existe dificultad para expresar las emociones, ya que ese niño aprendió que lo que sentía no era válido y no iba a encontrar comprensión ni empatía. Esta incapacidad para gestionar los afectos puede derivar en condiciones psicosomáticas.
Superar las secuelas de los padres que hacen “gaslighting” a sus hijos
¿Te has sentido identificado con lo anterior? Si es así, es probable que crecieras con padres que hacían gaslighting. Incluso, es posible que lo sigan ejerciendo hacia ti en tu edad adulta. Tomar consciencia de lo que ocurrió y darnos cuenta de cómo fuimos manipulados es fundamental para empezar a sanar.
Es muy conveniente que en este proceso busques ayuda profesional y que tomes las riendas de tu transformación. No esperes que tus progenitores asuman lo ocurrido ni acepten su responsabilidad.
En tu rol de adulto, permítete volver a conectar contigo y a confiar en ti. Mejorará tu calidad de vida.
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