Pagarle a los niños por hacer los quehaceres: ¿está correcto?

Quieres que tus hijos colaboren en casa y consideras que darles una paga a cambio es una buena estrategia. Si es así, te contamos algunos aspectos que deberías tener en cuenta antes de tomar esta decisión.
Pagarle a los niños por hacer los quehaceres: ¿está correcto?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 06 julio, 2023

Prácticamente todos los padres y madres están de acuerdo en la importancia de que los niños comiencen a colaborar en el hogar desde pequeños. Sin embargo, llegados a cierta edad, es común asignarles a los hijos una paga semanal o mensual. Algunos progenitores consideran que este pago no debe hacerse a cambio de nada y encuentran en los quehaceres domésticos un buen intercambio. Pero, ¿es positivo pagarle a los niños por estas tareas?

Podemos decir que hay varios modos de enfocar esta cuestión y cada familia escoge la que le parece más acertada. Hay padres que otorgan una paga de forma incondicional, otros que la supeditan al trabajo realizado por los niños, y otros que optan por un modelo híbrido, que generalmente es el que ofrece mejores resultados. Te contamos por qué.

Todos formamos parte de la familia

Pagarle a los niños por todas las tareas que realicen en el hogar no es la mejor elección. Y esto es porque resulta primordial que desarrollen el sentido de pertenencia. Todos forman parte de la familia y la colaboración de cada miembro es indispensable para que el día a día en el hogar sea grato y agradable.

Si nadie pone la lavadora, el uniforme de fútbol no estará listo. Si nadie cocina, no habrá nada que cenar y si ninguna persona limpia los platos no habrá dónde comer. Así, la colaboración en el hogar no debe recibir un pago, ya que se trata de un asunto de cooperación y convivencia.

Ahora bien, para que estos principios arraiguen y los niños se sientan comprometidos a colaborar, han de percibir que realmente se les tiene en cuenta como miembros de valor en la familia. Esto es, que deben sentir que el hogar también es suyo, que tienen voz y voto y que sus opiniones son escuchadas y tenidas en cuenta.

Si tienen obligaciones como los adultos, también han de tener derechos. De lo contrario, estaríamos cayendo en una crianza autoritaria que puede despertar resentimientos y rebeldía.

Hijos colaboran en el hogar.
Los niños pueden colaborar en las tareas del hogar, pero si poseen obligaciones, también tendrán que percibir derechos.

Pagarle a los niños por los quehaceres afecta a la motivación intrínseca

Por otro lado, cuando se obtiene una recompensa externa por cumplir con una labor, se afecta la motivación intrínseca. Podemos decir que este tipo de motivación viene del propio deseo de superarse o aprender, de sentirse útil o productivo o de disfrutar de la actividad.

Si ofrecemos un pago económico a los niños por hacer las tareas domésticas, o incluso por cumplir con sus deberes escolares, estamos restando poder a esos motivadores internos. Algo que, además, hará que en futuras ocasiones no quieran cumplir o colaborar si no es a cambio de algo. Y esta no es una buena enseñanza para una educación en valores.

¿Por qué es importante la paga?

Sin embargo, pese a la importancia de enseñar colaboración, solidaridad y deseos de superarse, el hecho de que los niños tengan una paga también es positivo. Y es que esta es la forma de iniciarles en la educación financiera. De hecho, algunos estudios han encontrado que los niños que reciben este tipo de educación son más competentes en el futuro para manejar sus finanzas.

Así, al pagarles a los niños les damos la posibilidad de aprender sobre el valor del dinero, el ahorro, la planificación o la caridad. Pueden gestionar sus gastos, comprarse aquellas cosas que deseen con su propio dinero y ser más independientes.

En general, a los menores se les suele comenzar a ofrecer una paga hacia los 7 años de edad, momento en el que ya saben realizar cálculos sencillos. Ahora bien, si no es conveniente pagarles por realizar los quehaceres, ¿qué podemos hacer?



¿Cómo podemos proceder?

Como hemos comentado, hay padres que optan por ofrecer una paga incondicional. Esto es que a los niños se les asigna un dinero simplemente por formar parte de la familia. Esto es lícito, teniendo en cuenta que ellos cumplen con sus obligaciones escolares y colaboran en el hogar.

Sin embargo, este modo de proceder es menos efectivo a la hora de desarrollar una mentalidad de esfuerzo o de trabajo, por lo que algunos padres consideran que la paga debe ganarse de forma proporcional a un trabajo realizado.

En este caso, podemos ofrecerles dinero a los niños por realizar tareas extra, es decir, aquellas que no entran dentro de sus asignaciones habituales. Por ejemplo, si las tareas de tu hijo en el hogar consisten en hacer la cama cada mañana, ordenar su habitación y poner el lavavajillas, no has de ofrecerle ninguna paga a cambio. Sin embargo, puedes proponerle realizar otros quehaceres a cambio de dinero.

Puedes colocar un precio a cada tarea en función de la dificultad, la implicación que conlleve o el tiempo que requiera. Pero has de tener en cuenta que son actividades optativas que tu hijo puede escoger o no.

Siempre que el niño quiera un dinero extra, puedes ofrecerle alguno de estos proyectos. E incluso puedes permitir que sea él mismo quien piense en tareas que puede realizar para obtener la recompensa económica.

Enseñar a los niños el valor del dinero.
Habla con tus hijos para sentar las bases económicas de lo que pueden ganar. Se establecen tareas y pagos acordes a cada una de estas actividades extras.

Pagarle a los niños por los quehaceres es una decisión de cada familia

En suma, la elección del modelo dependerá de cada familia y será válido, tanto si ofrecen una paga incondicional como si recompensan económicamente cada tarea que haga el niño. De hecho, muchos progenitores encuentran más útil que todo el dinero sea condicionado, ya que así pueden retirarlo en consecuencia a un mal comportamiento del niño.

Sin embargo, el objetivo de la paga es enseñarles a tus hijos a gestionar sus finanzas y no utilizarla como un modo de corregir su comportamiento. Por ello, el modelo híbrido es el más adecuado; enseña empatía y cooperación en el hogar, al tiempo que permite aprender el valor del trabajo y de la responsabilidad.


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