¿Por qué no es bueno dejar llorar al bebé sin atenderlo?
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
No existe un sonido más desgarrador para una madre o un padre que el llanto de su bebé. En estas situaciones, el instinto pide acudir a su lado para calmar su hambre, su dolor o su angustia. Sin embargo, se han extendido ciertas creencias que hacen dudar a los progenitores; por ejemplo, la afirmación de que se ha de dejar llorar al bebé para que no se malacostumbre ni se vuelva dependiente.
Este tipo de aseveraciones y consejos pueden provenir de la propia familia, del entorno cercano e, incluso, de ciertos profesionales. Así, los padres se encuentran en una encrucijada: temen estar malcriando a su hijo por atenderlo, pero dejarlo llorar es algo que les resulta doloroso y antinatural. Si te has visto en esta situación, permite que te contemos más al respecto.
¿Por qué no es bueno dejar llorar al bebé?
Existen diversas explicaciones que dan cuenta de lo perjudicial que es dejar llorar a tu bebé sin atenderlo, pero antes de esto puedes recurrir al sentido común. ¿Cómo te sentirías si estás en peligro y tus familiares en lugar de socorrerte te ignoran?, ¿qué pensarías si le expresas tu angustia a tu pareja y esta te da la espalda?
Estas son actitudes que nunca adoptarías con un adulto al que amas. Entonces ¿por qué aplicarlas con un infante que carece totalmente de recursos para valerse por sí mismo? Más allá de esto, te contamos cuáles son los motivos por los que es necesario atender a tu bebé cuando lo reclama.
Se elevan los niveles de estrés
El llanto es el único modo de comunicación del que dispone un bebé. Si tiene alguna necesidad, ya sea física o emocional, necesita transmitírsela a sus adultos de referencia y esto solo puede hacerlo llorando.
Si estos ignoran su llamado, el niño comienza a sentirse en peligro: es un ser totalmente dependiente de sus padres y si ellos no lo atienden, no puede sobrevivir. Así, se desencadena un estado de alerta que eleva los niveles de estrés. Y, si bien el estrés a corto plazo no resulta perjudicial, cuando se prolonga, puede tener serias consecuencias para la salud y el desarrollo.
Se establece un apego inseguro
El apego es el vínculo que se forma entre el bebé y sus cuidadores principales en función de cómo estos atienden las necesidades infantiles y responden a sus demandas. Para establecer un apego seguro es necesario que la respuesta adulta sea consistente; es decir, que el bebé pueda confiar en que sus padres acudirán cuando los necesite.
Al dejar llorar al bebé, se falta a esta premisa y, por tanto, se genera un apego inseguro. Así, el niño puede llegar a la conclusión de que nadie va a atenderlo cuando esté en problemas (desarrollando un estilo evitativo) o de que el hecho de recibir ayuda o no es imprevisible (generando un apego ansioso). En cualquier caso, estos aprendizajes tempranos moldearán su visión de sí mismo y su actitud ante los demás y ante la vida de una manera negativa.
Pueden crearse posteriores alteraciones del sueño
La práctica de dejar llorar al bebé sin atenderlo suele utilizarse cuando se aplican ciertos entrenamientos del sueño. Con ellos, efectivamente, se logra que el infante no llore reclamando atención cuando se despierta por la noche. No obstante, en realidad lo hace porque ha asumido que nadie acudirá a su llamado.
Ahora bien, muchas personas de las que fueron entrenadas de esta manera presentan insomnio y otras dificultades relacionadas con el sueño, incluso de adultos. Puede existir un miedo a la oscuridad, una imposibilidad para dormir a solas o serios problemas para conciliar el sueño.
Dificulta la regulación emocional
Una de las funciones de los padres respecto al cuidado de sus hijos es la de regulación emocional. Ten en cuenta que un bebé no dispone de las capacidades ni las herramientas para gestionar por sí mismo sus estados emocionales desagradables. Así, son sus padres los que ofrecen sostén, afecto y consuelo, y le ayudan a regularse.
A partir de este ejemplo y de esta buena práctica, el niño irá progresivamente aprendiendo a lidiar con sus emociones de una forma saludable. Cuando dejas llorar al bebé, se le niega este efecto regulador y se le deja a solas con unas sensaciones que no sabe manejar y que le irán desbordando cada vez más.
A raíz de esto, pueden aparecer dificultades posteriores con la autorregulación emocional. Ansiedad, depresión o baja autoestima son solo algunos de los efectos que se pueden derivar de esta práctica.
Dejar llorar al bebé es ignorar sus necesidades
Ante todo, debes recordar que tu bebé no quiere manipularte, molestarte o aprovecharse de ti; si llora es porque tiene una necesidad física o emocional que solo tú puedes cubrir. Ahora bien, hay ciertos llantos intencionales que el niño utiliza para comunicarse y relacionarse con los adultos; por ejemplo, cuando llora porque no le dejas coger el teléfono móvil.
En este caso, sabes cuál es el origen y sabes que no responde a una necesidad (hambre, dolor, miedo…) Sin embargo, incluso en estos casos has de atenderlo; y atenderlo no significa ceder a sus peticiones, sino acompañarlo y ayudarle a regular el malestar. En definitiva, se trata de tener empatía.
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